jueves, 3 de septiembre de 2015

Carta de los Nóbel por la Paz para un Mundo No-violento



CARTA PARA UN MUNDO NO-VIOLENTO
La violencia es una enfermedad que se puede prevenir.

Ningún Estado o individuo puede estar seguro en un mundo inseguro. Los valores de la no violencia, en los intentos, en los pensamientos y en las prácticas, han pasado de ser una alternativa a ser una necesidad.
Estamos convencidos que el respeto de los principios de la no violencia introducirá un orden mundial mas civilizado y pacifico, en el que sistemas mas justos y eficaces de gobernar, respetuosos de la dignidad humana y de la sacralidad de la vida puedan ser una realidad.
Nuestras culturas, nuestras historias y nuestras vidas individuales están interrelacionadas y nuestras acciones son interdependientes.
Hoy como nunca antes, creemos que sea una verdad que nos espera: el nuestro es un destino común, un destino que será determinado por nuestras intenciones, decisiones y acciones de hoy.
Estamos firmemente convencidos que crear una cultura de la paz y de la no violencia, aun siendo un proceso largo y difícil, es un objetivo noble y necesario. Afirmar los principios enunciados en esta Carta es un primer paso, de vital importancia, para garantizar la supervivencia y el desarrollo de la humanidad y lograr un mundo sin violencia.
Nosotros, Premios Nóbel de la Paz y Organizaciones Nóbel por la Paz,
Reafirmando nuestro empeño con la Declaración Universal de los Derechos Humanos; preocupados de la necesidad de poner fin a la difusión de la violencia en todos los niveles de la sociedad y, sobre todo, a las amenazas que apuntan a nivel global contra la humanidad;
Reafirmando que la libertad de pensamiento y de expresión está a la raíz de la democracia y de la creatividad;
Recordando que la violencia se manifiesta de muchas formas, como conflicto armado, ocupación militar, pobreza, explotación económica, destrucción del ambiente y prejuicios basados en preferencias de raza, religión, genero u orientación sexual;
Reconociendo que el culto a la violencia, así como se expresa a través de la cultura popular, acostumbra a la aceptación de la misma como condición normal y admisible;
Convencidos que la violencia causa el mayor daño a aquellos que son mas débiles y vulnerables;
Reparando en que la paz no es solamente la ausencia de violencia sino la presencia de la justicia;
Considerando que un inadecuado reconocimiento, de parte de los Estados, de las diversidades étnicas, culturales y religiosas está en la raíz de mucha de la violencia que existe en el mundo;
Reconociendo la urgencia de desarrollar un planteo alternativo a la seguridad nacional basada en un sistema en el que ningún país, o grupo de países, deba contar con las armar nucleares para la propia seguridad;
Conscientes de que los métodos no violentos para la resolución de conflictos tienen mayor éxito cuando son adoptados en la fase más precoz posible;
Reconociendo el derecho natural de los oprimidos a resistir pacíficamente a la opresión;
Afirmando que aquellos que tienen investiduras de poder tienen la mayor responsabilidad de poner fin a la violencia, donde sea que se manifieste y de prevenirla cada vez que sea posible;
Convencidos que los principios de la no violencia deben triunfar en todos los niveles de la sociedad, así como en la relaciones entre los Estados y las personas;
Llamamos a la comunidad internacional a favorecer el desarrollo de los siguientes principios:
Primero: En un mundo interdependiente, la prevención y el cese de los conflictos armados entre Estados y dentro de los Estados requiere una acción colectiva de parte de la comunidad internacional que, a su vez, requiere reforzar reformas al sistema ONU y a las organizaciones de cooperación regional, con el fin de autorizar a las mismas y consentir a ellos el promover un sistema de seguridad mundial, antes que una seguridad nacional de singulares Países compitiendo entre si por la supremacía.
Segundo: Para lograr un mundo sin violencia, los Estados deben respetar siempre el estado de derecho y honrar sus acuerdos jurídicos y aplicar sanciones a los infractores.
Tercero: Es esencial encaminarse sin mas retardos hacia la eliminación de las armas nucleares y de otras armas de destrucción masiva. Los Estados que detentan tales armas deben dar pasos concretos hacia el desarme y adoptar un sistema de defensa que no se base en la disuasión nuclear. Al mismo tiempo los Estados deben empeñarse en consolidar un régimen de no proliferación nuclear, reforzando también verificaciones multilaterales, protegiendo el material nuclear y llevando adelante el desarme.
Cuarto: Para reducir la violencia en la sociedad, la producción y la venta de armas pequeñas y ligeras debe reducirse y ser rigurosamente controlada a nivel internacional, estatal, regional y local.
Además, debe existir una total y universal aplicación de los acuerdos internacionales en materia de desarme, como por ejemplo el Tratado para la Prohibición de Minas de 1997, y el sostén de nuevos esfuerzos dirigidos a eliminar el impacto de las armas indiscriminadas y activadas por las víctimas, como por ejemplo las municiones cluster.
Quinto: Expresamos fuerte condena al terrorismo, porque la violencia genera violencia y porque ningún acto de terror contra las poblaciones civiles de ningún país puede ser perpetrado en nombre de ninguna causa. La lucha contra el terrorismo no puede, sin embargo, justificar la violación de los derechos humanos, del derecho humanitario internacional, de las normas de la sociedad civil y de la democracia.
Sexto: Poner fin a la violencia domestica y en las familias exige el respeto incondicional de la igualdad, de la libertad, de la dignidad y de los derechos de las mujeres, de los hombres y de los niños, de parte de todos los individuos e instituciones del estado, de la religión y de la sociedad civil. Tales tutelas deben incorporarse a las leyes y a las convenciones locales e internacionales.
Séptimo: Cada individuo y Estado comparten la responsabilidad de prevenir la violencia contra los niños y los jóvenes, quienes representan nuestro futuro común y nuestro bien mas precioso, y promover oportunidades de instrucción, el acceso a la asistencia sanitaria primaria, la seguridad personal, la tutela social y un clima favorecedor que refuerce la no violencia como estilo de vida y no como sueño utópico. La educación en la paz y la no violencia debe ser parte de los programas escolares.
Octavo: Prevenir los conflictos derivados del agotamiento de los recursos naturales y, en particular, de las fuentes de agua y de energía exige que los Estados desarrollen un rol activo e instituyan sistemas jurídicos y modelos dedicados a la protección del ambiente y a la contención de su consumo en base a la disponibilidad de los recursos y a las reales necesidades del hombre.
Noveno: Llamamos a las Naciones Unidas y a sus Estados miembros para que tomen en consideración medios y métodos para promover un reconocimiento significativo de las diversidades étnicas, culturales y religiosas en los estados nacionales multi-étnicos. El principio moral de un mundo no violento es: trata a los demás como quisieras que los otros te traten a ti.
Décimo: Los principales instrumentos políticos necesarios para poder ser un mundo no violento son el dialogo basado en la dignidad, la negociación y el compromiso, conducidos en el respeto del equilibrio entre las partes involucradas, pero teniendo también presente los aspectos de la sociedad humana en su totalidad y del ambiente en que vive.
Decimoprimero: Todos los Estados deben destinar recursos suficientes a la integridad de la distribución de los recursos económicos y resolver grandes inequidades que crean un terreno fértil para la violencia.
La disparidad de condiciones de vida lleva inevitablemente a la falta de oportunidades, y en muchos casos a la pérdida de esperanza.
Decimosegundo: La sociedad civil en todas sus articulaciones, incluidos los defensores de los derechos humanos, los pacifistas y los activistas ambientales, debe ser reconocida como esencial para la construcción de un mundo no violento, así como todos los gobiernos deben servir a sus propios ciudadanos y no al contrario.
Deben crearse las condiciones para permitir y alentar la participación de la sociedad civil en los procesos políticos a nivel mundial y local lo que implica la autorización y la tutela de los defensores de los derechos humanos, de los activistas de la paz y de la protección del ambiente, a quienes sus actividades a menudo los ponen en riesgo.
Decimotercero: Implementando los principios de esta Carta, nos dirigimos a todos para que se trabaje juntos por un mundo justo y no violento, en el que cada uno tenga el derecho a no ser asesinado y a su vez el deber de no asesinar a nadie.
Para contrastar todas las formas de violencia, alentamos la investigación científica en el campo de la interacción humana y del dialogo, e invitamos a las comunidades académicas, científicas y religiosas a ayudarnos en la transición hacia una sociedad no violenta y pacifista.
Después de la aprobación del primer boceto el 19 de noviembre de 2006, en el curso del VII Summit Mundial de los Premios Nobel de la Paz, la Carta para un Mundo No Violento ha sido firmada por los siguientes Premios Nobel, por representantes de las Organizaciones premiadas con el Nobel de la Paz y por personalidades reconocidas a nivel internacional por su trabajo activo a favor de la paz.
Firman la Carta para un Mundo No Violento:
Nobel Signers:
• Mairead Corrigan Maguire
• His Holiness the Dalai Lama
• Mikhail Gorbachev
• Lech Walesa
• Frederik Willem De Klerk
• Archbishop Desmond Mpilo Tutu
• Jody Williams
• Shirin Ebadi
• Mohamed ElBaradei
• John Hume
• Carlos Filipe Ximenes Belo
• Betty Williams
• Muhammad Yunus
• Adolfo Perez Esquivel
• Wangari Maathai
• International Physicians for the Prevention of Nuclear War
• Red Cross
• International Atomic Energy Agency
• American Friends Service Committee
• International Peace Bureau

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