En una escena que es ya habitual, manifestantes enmascarados levantaron
barricadas en la explanada y bloquearon los accesos a la mezquita con
muebles y todo tipo de objetos, encerrándose en su interior.
La nueva jornada de tensión coincide con la celebración del primer día de la fiesta judía de Sucot.
El enfrentamiento en la zona abierta de la explanada se produjo después del amanecer y duró poco más de una hora.
Un informe de la policía israelí destacó que los palestinos "arrojaron
piedras, fuegos de artificio y cócteles molotov" desde el interior,
precisando el texto que los objetos fueron repelidos por una suerte de
nueva "pantalla" desmontable llevada al lugar por los agentes
policiales.
Los disturbios de hoy parecen responder a las restricciones que la
Policía israelí introdujo a los musulmanes después de la jornada de
disturbios de ayer.
Según las nuevas disposiciones israelíes, sólo los varones musulmanes
mayores de 50 años podrán acceder los próximos siete días a la
explanada, y las mujeres de cualquier edad.
Luba Samri, portavoz de la policía, explicó que las restricciones se
producen "a raíz de los disturbios y no viceversa", y agregó que en todo
momento "la Policía ha tratado de instar al Wakf Islámico para que
instaurara el orden pero no ha sido posible", según informó la agencia
de noticias EFE.
Los disturbios, que vienen repitiéndose de forma intermitente en ese
lugar sagrado en las últimas dos semanas, y con mayor intensidad en los
barrios palestinos de Jerusalén este, que Israel ocupa desde 1967.
La fiesta del Sucot está relacionada directamente con la actividad en el
bíblico templo, al que los israelitas peregrinaban anualmente en esta y
otras dos ocasiones del año.
Por esta razón, se espera en los siete días de fiesta una afluencia
masiva de peregrinos judíos a la ciudad vieja de Jerusalén y, de forma
mucho más restringida, a la explanada de las mezquitas, donde se alzaba
el templo hace 2000 años.
Estas visitas son consideradas por los palestinos una provocación y un cambio del status quo en su lugar sagrado.
Israel asegura que no hay ningún cambio y que el statu quo alcanzado en
1967 sólo prohíbe el rezo de otras confesiones sobre la explanada, pero
permite las visitas de carácter turístico.
En los últimos años nacionalistas judíos aprovechan estas visitas para
subir al lugar que el judaísmo denomina Monte del Templo, lo que provoca
el repudio de los musulmanes y de los palestinos en general.
Fuente: Télam
lunes, 28 de septiembre de 2015
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