En unos días más volverá a estar en la calle la revista de crítica y
política cultural Crisis, cuya última resurrección alcanzó los veintiún
números y se caracterizó por un cuidado repertorio de temáticas tanto
escritas como visuales, centradas en la actualidad social y política del
país, y dirigida por un colectivo editorial donde a los escritores y
periodistas se suman plásticos, arquitectos, diseñadores, etcétera.
Acá el manifiesto: Crisis se recarga:
Desde 2010, la tercera época de la revista Crisis conquistó un
lugar inédito dentro del panorama de publicaciones gráficas en
Argentina. Con una marcada irreverencia en relación al periodismo
convencional, y a distancia de los discursos académicos cada vez más
estandarizados, la revista supo sostener una línea editorial autónoma en
términos políticos, eludiendo la máquina bipolar dominante
(oficialista-opositora).
A lo largo de sus 21 números, Crisis inventó una forma de
cuestionar la realidad, entreteniendo a su manera, y congregando a un
conjunto de actores heterogéneos dispuestos a razonar, arriesgar y
polemizar. Con las limitaciones e imprevistos de un proceso colectivo de
discusión que por momentos resultó desbordado por dinámicas turbulentas
y casi siempre estuvo circunscripto por la escasez de recursos, la
revista afirmó una temporalidad propia. Así, casi sin quererlo, gracias
también a un planteo gráfico de excelencia y una cuidada selección de
imágenes, se logró contaminar la agenda de diferentes medios escritos y
audiovisuales, siendo consultada por referentes del más variado espectro
social.
Hoy, ante la inminencia de un nuevo ciclo político, que emergerá del
proceso eleccionario en curso, elegimos tomar aire para relanzar nuestra
apuesta. Es preciso evitar el desgaste enunciativo y la rutina
discursiva, para mantener el poder de incomodar. En términos económicos,
necesitamos construir bases sólidas de sustentación que nos provean
viabilidad a mediano plazo.
Así las cosas, Crisis volverá a los kioscos en octubre de 2015.
Los lectores asiduos u ocasionales, admiradores o críticos, quedan
invitados a participar de esta suerte de recarga, aportando sugerencias
al correo redacción@revistacrisis.com.ar
Si una certeza hemos conquistado a lo largo de esta primera etapa de
experimentación, se refiere a la pertinencia contemporánea de ciertas
publicaciones impresas. Sin conservadurismos ni nostalgias, bien
dispuestos ante las posibilidades lingüísticas y afectivas de un mundo
irreversiblemente digital, creemos en la potencia recobrada de los
compuestos que reúnen letra, papel y figura. En la actual batalla por
las temporalidades, el desafío es alzar la mente colectiva por encima de
esta gran sopa electrónica de uniforme inmediatez, en busca de un
anacronismo lúcido y explosivo.
Buena parte de los temas propuestos por Crisis conservan su
vigencia: la aparición de un nuevo tipo de conflicto social ligado a la
expansión territorial de negocios con altísima rentabilidad empresaria,
las múltiples inflexiones del consenso de los commodities, las
peripecias de la industrialización nacional y las tribulaciones del
modelo de desarrollo impulsado por el ciclo kirchnerista en las
profundas aguas del stop and go, la corrosión estructural de
las fuerzas de seguridad –anticipada antes de su explosión mediática-;
una curiosidad singular por los debates internacionales de la teoría
política y la economía, los sutiles movimientos donde cultura y capital
se imbrican, y los nuevos significados del consumo masivo, la
religiosidad, los polifacéticos fenómenos migratorios, las innovaciones
urbanas; el mundo del cine y la publicidad mirados desde adentro, la
crítica a los modos de intervención de la literatura en la imaginación
pública, los informes sobre lugares recónditos del planeta a través de
cronistas especializados u ocasionales, entre otras indagaciones.
Nos toca ahora recalibrar la agenda que vendrá. Más aún cuando una nueva
derecha asoma, pujante y provocadora; mientras la violencia social
desborda los marcos institucionales y represivos; y el Estado nunca
terminó de volver, o tal vez recién esté llegando. ¿Qué movimientos
magmáticos pueden ya percibirse en la conflictividad social del
presente? ¿Qué formas de producción se muestran en la vanguardia y
cuáles en la retaguardia? ¿Qué nuevos consumos alimentarán las imágenes
de felicidad en los tiempos que se acercan? ¿Qué pensadores nos
inquietarán, qué libros valdrá la pena leer, que programas o películas
habrá que ver, cuáles recorridos urbanos…?
La nueva etapa de la revista Crisis nace plena de preguntas.
Con un nuevo diseño, más secciones, un tono menos pretencioso, idéntica
periodicidad bimensual y una tirada más ambiciosa: ¡volveremos!
Fuente: Télam
sábado, 19 de septiembre de 2015
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