Ayer, después de haber limpiado las
calles, los burkineses han celebrado el Tabaski, la fiesta musulmana
ligada al sacrificio del carnero. Aquí todas las fiestas son compartidas
por todo el mundo más allá de la afiliación religiosa. La situación se
ha normalizado rápidamente y esta mañana el primer Consejo de Ministros
post golpe ha fijado las elecciones para el 22 de noviembre.
Ahora es necesario hacer un resumen de
lo que ha sucedido esta semana, también para comprender los escenarios
futuros no solo en Burkina Faso, sino también en toda África Occidental.
El fin de régimen
Lo que es cierto es que hemos visto el
último suspiro de un régimen que duró 28 años. Con el “bajada al llano”
de Dienderé, la mente militar y la armada de Blaise Compaoré, con su
derrota, con la disolución del Regimiento de Seguridad Presidencial,
podemos decir que la época caracterizada por el miedo, la represión de
la oposición, el asesinato como práctica política, finalmente será
historia y tema de las cárceles de la nación. Es cierto que sigue queda
el CDP (Congreso para la Democracia y el Progreso) partido creado por el
ex presidente y brazo político de sus crímenes, pero ahora está claro
que se mantendrá como testimonio de algún viejo nostálgico.
Sankarà vive
Otra cosa cierta y que refuerza la
anterior, es que estas personas han demostrado una vez más su
determinación de dar vuelta la página. Hemos utilizado un montón de
palabras para tratar de describirlo, pero esto no es suficiente. El
orgullo aquí se ve en los ojos de un niño, en los lentos movimientos de
una mujer, en la ruda sonrisa de un campesino.
Y entonces en necesario conocer la
historia de Thomas Sankarà para comprender cómo ha podido nacer, crecer y
vivir durante tantos años en el corazón de los burkineses esta gran
“inteligencia colectiva”.
El levantamiento popular del mes de
octubre de 2014 y la resistencia al golpe de Estado han demostrado que
un pueblo unido gana. Y esta unidad no es solo una idea, sino una
acción, y sobre todo un sentimiento universal, un sentimiento humanista,
un sentimiento que pone la vida humana antes que nada. El ejemplo de
Burkina Faso es el heraldo de una nueva sensibilidad joven que ya ha
nacido y que busca hacerse espacio reclamando el derecho a vivir en un
mundo más justo. Y la práctica no violenta adoptada es el sello de esta
revolución cultural, incluso antes de la política.
¿Qué cambiará?
El 22 de noviembre habrá elecciones y,
salvo sorpresa, ganará el MPP (Movimiento Popular para el Progreso). El
nuevo presidente será Roch Marc Christian Kaboré. Este partido nació
hace un par de años y está formado por disidentes del antiguo régimen
que habían comprendido el perfil autoritario de Blaise Compaoré. Kaboré
está estrechamente vinculado a los poderes fuertes local e
internacional, y ha sido presidente del banco más grande del país
durante años. Es fácil predecir que la situación política, económica y
financiera no va a cambiar mucho, pero eso no quita la importancia
histórica de este acontecimiento. En primer lugar, porque en todo caso
está definitivamente ligado al derecho constitucional de la alternancia
democrática después de dos mandatos. Y debido a que la sociedad civil ha
desarrollado la madurez necesaria para controlar lo que hacen los
políticos. Estamos lejos de la configuración de una verdadera democracia
real, pero la experiencia de Burkina Faso también ha demostrado que el
camino hacia la verdadera democracia no solo se hace por las leyes que
obligan a los representantes del pueblo (diputados) a mantener sus
promesas. Las bases de la democracia real están en la sociedad civil, en
el deseo de estar interesado en la “Res Publica”, en el deseo de
interesarse por los otros más allá de la ubicación personal en la
sociedad.
África, mi amor
Entre 2015 y 2016 los ciudadanos de al
menos una docena de países africanos irán a las urnas para elegir a sus
líderes políticos, con las elecciones presidenciales y generales. En
algunos casos, el voto será turbulento, mientras que en otros no habrá
repercusiones particulares.
En todos los casos, la experiencia de
Burkina Faso estará allí para mostrar el camino, y los políticos, los
grandes poderes que los apoyan, la comunidad internacional, no podrán
ignorarlo. Una generación de jóvenes se ha elevado para demostrar que
otra África es posible y esta idea, esta imagen, ya está corriendo
rápido por las redes. Hoy la gente celebra por su país liberado de un
denso pasado, pero más aún por la esperanza del futuro de todo un
continente.
Fuente: Pressenza
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