lunes, 14 de septiembre de 2015

Yann Arthus-Bertrand: “Es cosa tuya sentirte humano, es cosa tuya amar un poco más a los otros”

Yann Arthus-Bertrand : “Es ridículo lo que usted plantea”
Tras el éxito de Home en el 2009, Yann Arthus-Bertrand presenta su nueva película, Human. Reporterre vio la película –emocionante- y se reunió con el infatigable ecologista en helicóptero. Nuestras preguntas le parecieron raras. Raro.
Por Marie Astier para Reporterre

Muy pronto 70 años, el infatigable ecologista en helicóptero no cede. En 2009, su película Home nos alertaba sobre el estado del planeta, incitándonos a protegerlo. Fue vista por 600 millones de personas. Con Human,Yann Arthus-Bertrand se pregunta por qué “seguimos sin poder vivir juntos”.
El resultado es una selección de testimonios, todos sobre el mismo fondo oscuro, que nos hablan del amor, de la guerra, de la pobreza, de la felicidad, todo entrecortado con imágenes vistas desde el cielo. Las mismas 40 preguntas se le hicieron a más de 2 mil personas en 60 países.
El estreno fue el 12 de septiembre, y tendrá sucesivas proyecciones: delante de la Asamblea de las Naciones Unidas y en la Muestra de Venecia. Una salida en los cines y también en Google. France 2 (la televisión pública francesa, N.d.T.) la programará el mes siguiente, puesto que a partir del 22 de septiembre, municipalidades, oenegés y asociaciones podrán organizar gratuitamente proyecciones.
En Reporterre nos dijimos que el evento de la nueva película era una ocasión propicia para encontrar a Yann Arthus-Bertrand y de intentar comprender por qué este personaje consensual eriza los pelos de tantos ecologistas convencidos. Entrevista sin agenda programada.
Reporterre – ¿Por qué hacer un film sobre lo humano cuando a fin de año estaremos hablando del clima con la Conferencia de París?
Yann Arthus-Bertrand – Yo asistí a unas cuantas COP (Es decir, las conferencias de negociación sobre el clima de la ONU, ndlr), yo filmo la deforestación, el hielo que se derrite, yo hice películas, programas de televisión para aportar soluciones, etcétera. Yo creo que llegamos al final de todo eso. Ahora, lo que necesitamos es más amor, más de vivir juntos, menos de cinismo y escepticismo. Al fin de cuentas a eso lleva la ecología. Es una manera distinta de mirar el corazón de la gente, simplemente eso.
Su película, gracias a la fuerza de los testimonios es muy emocionante. Pero, más allá de la emoción, ¿cuál es el mensaje?
El mensaje es que sos vos el que va a cambiar el mundo, nadie más. Es cosa tuya sentirte humano, es cosa tuya amar un poco más a los otros. Hay que parar de pedir siempre a los demás de hacer eso que no tenemos ganas de hacer. Es lo que decía Gandhi “Sé vos mismo el cambio que te gustaría ver en el mundo”.
Hoy, pienso que el mundo ecologista es un mundo de combate. Y no es de esa manera que yo veo la ecología. Yo la veo mucho más amorosa y llena de bondad. Estamos en un mundo un poco paranoico donde todo el mundo busca pelearse los unos contra los otros, cuando deberíamos querernos un poco más. Ayer escuchaba la radio sobre los diputados verdes y eso me horrorizaba, yo no me siento más de acuerdo con todo eso.
Hablemos de vuestro compromiso ecologista. ¿Qué piensa usted de la energía nuclear?
Ha quedado desfasado todo eso, con la cantidad de pesticidas que le meten todos los días en los campos… Lo nuclear entre los ecologistas se ha convertido en una ideología, yo no tengo una opinión sobre ese tema. Yo no estoy ni a favor de lo nuclear y tampoco soy tan antinuclear como en otra época.

¿Y a propósito del proyecto del aeropuerto de Notre-Dame-des-Landes ?
¿Qué querés que te diga? No hace falta otro aeropuerto. Pero al mismo tiempo, ¿vale la pena tirarles ladrillos por la cabeza a los policías? ¿Es qué eso vale la vida de alguien? No, yo no lo creo.
Usted trabajó para Roland Garrós. En este momento están queriendo destruir una parte de los jardines de los invernaderos de Auteuil para agrandar las canchas. ¿Qué piensa al respecto?
No tengo ninguna opinión sobre esto. No conozco del tema. Yo he visto los invernaderos que piensan demoler y son invernaderos de los años 70 muy feos. Creo que hubiera mucho más inteligente agrandar las canchas del lado del periférico. Pero hay cosas mucho más importantes para defender en este momento desde la ecología que los invernaderos de Auteuil. El diésel en París, por ejemplo. Hay una especie de ideología ecologista y nos quedamos sobre viejos combates sin ser capaces de hacer lo que debemos hacer. Eso me desespera. El cambio climático está en marcha y no somos capaces de reaccionar.
Hay una linda movilización sobre el clima, por lo menos… ¡Lea Reporterre!
La movilización no es la acción. Yo me acuerdo en el momento de Copenhague, hubo una manifestación contra el cambio climático, deberíamos ser unos doscientos. Algunas semanas después eran millones de personas por las jubilaciones. No logramos movilizar, estamos en una negación colectiva. Necesitamos una revolución y no será política, no será científica, no será económica tampoco, será espiritual. Será a través de la ética y la moral. El día que tengamos un cambio en el comportamiento personal, eso cambiará el mundo.
Como ecologista, ¿a usted no le ocasiona ningún problema haber trabajado para el París-Dakar o para Total?
Para empezar, en la época que yo hacía el París-Dakar nadie hablaba de ecología o del cambio climático. Había mucho dinero y eso iba a poblados que vivían exclusivamente de la carrera. Hoy, se ha convertido en una especie de máquina mediática, pero al mismo tiempo, no era todo malo ahí dentro.
¿Y Total?
¿Qué es lo que yo hice para Total, dígame?
Foto para su informe de actividad.
Es verdad. Yo quería absolutamente hacer la Tierra vista desde el cielo en Borneo y yo volé con su helicóptero, solo eso. Usted sabe, hay que terminar con esta historia de un lado los buenos y del otro los malos. Cuando la gente usa el coche y ponen gasolina adentro, nadie se pregunta de dónde viene la gasolina. ¿Es que viene de Arabia Saudí, de Irak, de Nigeria? Hay un costado muy hipócrita mientras vivimos con el petróleo a diario. Sin, el mundo se detiene. Entonces, ¿cuál es la solución, el decrecimiento? Sí, de acuerdo, yo quiero vivir mejor con menos.
¿El decrecimiento supone abandonar nuestro modelo económico capitalista?
Yo no tengo la solución, yo no sé. ¡Hoy todo el mundo tiene una idea para todo! En mi película, lo que dice el Presidente Mujica es el ejemplo mismo de lo que debemos hacer (el expresidente uruguayo explica en el largometraje que nuestra sociedad de crecimiento y de consumo no nos traerá la felicidad, ndlr). Es el único político presente en mi película, además. Es el único que tenía una mirada interesante. Terminemos de poner siempre la falta sobre los otros, sobre Total, sobre los lobbys, sobre lo nuclear. Terminemos con eso.
(Él se irrita) Me gustaría que habláramos de mi película, por favor.

Justamente. ¿No es contradictorio de predicar el decrecimiento, pero de financiar su película gracias a la Fundación Bettencourt, fundada por una de las familias más ricas de Francia?
Para nada, al contrario. Es formidable que la familia más rica de Francia financie una película que predica el decrecimiento. De todas maneras las películas son financiadas por banqueros. Por lo tanto es sorprendente, yo pensaba que me iban a atacar mucho por esto y usted es la primera persona que lo dice. La hija Bettencourt es alguien muy sencilla que tiene ganas de hacer cosas. Cuando el presenté el proyecto yo estaba un poco inquieto y de hecho, ellos me felicitaron, me abrazaron, ellos estaban contentos.
Pero aceptando esta plata usted participa del sistema que usted denuncia. ¿No le parece que podría haber encontrado financiamientos alternativos, por ejemplo?
No lo entiendo. ¡Yo no iba a juntar donaciones para hacer esta película! Es la manera que yo tengo de trabajar. El cine cuesta mucho dinero y me hacía falta mucho para hacer esta película, es todo. Hay que respetar a la gente que te da el dinero para hacer una película, que uno quiere sin ninguna coacción, es valiente.
¿Usted hizo compensación de carbono por la realziación de Human?
Sí, por supuesto. La compensación carbono es una herramienta formidable. Siempre es atacada por los ecologistas y yo no lo entiendo para nada. Pudimos hacer miles de hornos a biogás en India, me parece que está muy bien. Si todas las personas que toman el avión compensaran el carbono el mundo cambiaría, eso haría muchísimo dinero para luchar contra la deforestación de los países del tercer Mundo.
¿Pero la compensación carbono no termina siendo un pago en vez de un cambio del modo de vida?
Pero mientras no cambiamos nuestros modos de vida, ¿no es mejor pagarlo ? Es ridículo lo que usted plantea.
¿Qué espera que haga la gente después de ver su película, saliendo de la sala?
Cada uno hace lo que quiere con esta película. Hace un rato una periodista del Pélerin me dijo que después de ver la película llamó a sus hijas para reconciliarse. El chico de France Inter me dijo: “Es curioso, porque mirando la película me pregunté qué había hecho de bueno en mi vida”. Si esta película lleva a esas reflexiones, es formidable. Libération me había dedicado un cuarto de la contratapa tratándome de estúpido y es algo que me había puesto furioso, pero que ahora lo acepto.
¿Entonces, su película no tiene un mensaje político?
Eso lo sabés vos. Si le encontrás uno, lo hay. Si no se lo ves, no lo hay.

Entrevista realizada por Marie Astier
Fotos : © Eric Coquelin/Reporterre
Traducción : Mariano Quiroga
Fuetne: Pressenza

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