Estudiantes secundarios y universitarios marcharon por las calles para
recordar la desaparición y asesinato de los 6 adolescentes que
reclamaban por el boleto estudiantil gratuito, un hecho ocurrido en la
última dictadura cívico militar.
Estudiantes secundarios y universitarios marcharon por las calles de La
Plata para recordar la desaparición y asesinato de los 6 adolescentes
que reclamaban por el boleto estudiantil gratuito en el hecho conocido
como la “Noche de los Lápices”, ocurrida durante la última dictadura
cívico militar.
Pablo Jalús, titular de la Coordinadora de Estudiantes Secundarios
(CUES) y militante de la agrupación juvenil La Cámpora, explicó a Télam
que “este es un día para recordar a los compañeros con todas sus luchas y
un proyecto de país mejor”.
“Siempre desde la Unión de Estudiantes Secundarios recordamos el país
por el que ellos lucharon. No era sólo un boleto lo que reclamaban, como
se intenta decir, sino que era un proyecto de país”, dijo y agregó que
“nosotros queremos seguir adelante con esa lucha, llevándola a los
colegios y a las unviersidades y a toda la Argentina”.
Sostuvo que el desafío que tienen los jóvenes por delante “es la
formación de centros de estudiantes en los colegios, una herramienta
fundamental para organizar a la juventud” y celebró que “ahora tenemos
una ley que nos ampara y nos permite la creación de los centros y con
ello el fortalecimiento de la democracia dentro de las escuelas”.
Además, Jalús se refirió al proyecto de ley de promoción de juventudes
anunciado ayer por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y
precisó que “a lo largo de los 12 años de kirchnerismo, la juventud ha
sido un actor fundamental del proyecto”.
“Desde la creación del voto joven, la Ley de Centros de Estudiantes, el
Progresar hasta el Boleto Educativo, hay miles de proyectos destinados a
la juventud. Somos tenidos en cuenta no sólo como actores del presente,
sino de cara al futuro de la Argentina”, analizó.
El joven consideró que “esperamos que estas conquistas continúen.
Tenemos mucha confianza en que si gana el Frente para la Victoria así
será y que seguiremos ampliando derechos. Si no, seremos los primeros en
estar ahí para defender lo logrado y militar por más”.
Participaron de la movilización cientos de militantes de la Juventud
Peronista, La Cámpora, la Unión de Estudiantes Secundarios, Nuevo
Encuentro, Unidos y Organizados, y Movimiento Evita, entre otros.
De la marcha, que comenzó en la calle 7 y 45, y culminó en la puerta del
Ministerio de Infraestructura, en 7 y 58, con un festival y con música
de Los Gardelitos, también participó la sobreviviente Emilce Moler,
quien dijo a esta agencia “cada vez hay más banderas de agrupaciones
políticas en estas marchas”.
“Yo recuerdo que en las primeras marchas solamente éramos organismos de
derechos humanos con grandes banderas de ‘memoria, verdad y justicia’
porque estábamos en plena impunidad”, profundizó y destacó que “desde
2003, con una política de estado, este gobierno tomó esas luchas e hizo
agenda a las políticas de derechos humanos”.
Remarcó que “los principales genocidas están encarcelados y eso permite
el resurgir de la política y que los chicos vuelvan a creer en ésta. Es
muy reconfortante y mitiga los dolores” y manifestó que “la política y
la militancia son para ayudar al otro, a los más necesitados”.
Celebró la reglamentación del boleto estudiantil al considerarla “una
ley histórica y reparadora” y afirmó que “no puedo ser objetiva, para mí
está cargada de luchas, de simbolismos; pero en este contexto es casi
lógico y ayuda a todas las otras políticas de inclusión educativa que se
vienen haciendo”.
La noche del 16 de septiembre de 1976 se inició un operativo conjunto de
efectivos policiales y del Batallón 601 de Ejército para capturar a 9
jóvenes que tenían entre 16 y 18 años, y en su mayoría eran integrantes
de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), quienes reclamaban por el
boleto estudiantil secundario gratis.
Claudio De Acha, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone, Francisco
López Muntaner, Daniel Racero y Horacio Ungaro fueron arrancados de sus
domicilios esa noche; en tanto el 17 los represores apresaron a Emilce
Moler y Patricia Miranda.
Cuatro días después fue detenido Pablo Díaz, quien formaba parte de las
Juventud Guevarista, un grupo vinculado al Partido Revolucionario de los
Trabajadores (PRT).
Todos fueron conducidos al centro clandestino de detención conocido como
Arana, donde se los torturó durante semanas, y luego se los trasladó al
Pozo de Banfield.
Moler, Díaz y Miranda recuperaron la libertad tras permanecer varios
años entre cautivos y detenidos, en tanto los seis restantes permanecen
desaparecidos.
Fuente: Télam
miércoles, 16 de septiembre de 2015
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