Los “niños soldados” representan una de las aberraciones de la
guerra de los últimos tiempos. Solo el esfuerzo de unos pocos aporta la
esperanza en resolver el caso de miles de niños en Sierra Leona. Este
reportaje explica la situación de estos niños en la actualidad, basado
en declaraciones hechas a EFE Reportajes del sacerdote Chema Caballero,
creador de una de las instituciones que más ha ayudado a los niños de
Sierra Leona, y del periodista Gervasio Sánchez fotógrafo de guerra,
testigo de primera línea de los acontecimientos y autor de “Salvar a los
niños soldados”
Apagada por el estruendo de la información de Occidente, los
conflictos africanos han pasado desapercibidos para el gran público. El
mundo entero se ha enterado del conflicto de los Balcanes, pero poco se
ha dicho de lo ocurrido en Ruanda y Burundi, o en Sierra Leona, en que
mercenarios profesionales implementaron el uso de niños para la guerra, y
niñas para la prostitución y satisfacción de perversiones. ¿Qué
información es importante? ¿Qué es lo realmente relevante para la
cultura Occidental? Son preguntas que hay que hacerse al ver como se ha
olvidado, un trance que ha rayado en la tragedia universal.
A pesar de ello, algunos protagonistas de esta historia han
conseguido superar lo que sería un futuro horrendo, gracias a la
intervención de personas como Chema Caballero, misionero javeriano, que
acometió la empresa de instalar un centro de reinserción social para
niños soldados cerca de Freetown, en lo que fue un antiguo hotel y que
acabó por dar nombre a la misión de “Saint Michael”. Los progresos de
esta empresa de gran dificultad, que requería no pocas dosis de
paciencia y delicadeza, han sido registrados por el periodista de guerra
Gervasio Sánchez, en su libro “Salvar a los niños soldados”,
documentando la ayuda a más de 3 mil niños.
Los problemas de corrupción en países del llamados del Tercer
Mundo, son en general endémicos. Casi siempre comienza por las lisonjas
de grandes empresas interesadas en la riqueza del país y acaba
degenerando en pugnas abiertas por el control del bien. Cualquiera que
piense que el progreso se defiende solo cae en un grave error,
generalmente los problemas de la corrupción se agudizan hasta destruir
el tejido social y llevar a los propios pueblos al colapso del hambre,
la miseria, el analfabetismo, etcétera. El caso de Sierra Leona no es
una excepción a este problema, muy por el contrario las luchas por el
control de los yacimientos de diamantes y el petróleo, han convertido a
un país potencialmente próspero en un centro del horror y de la miseria.
SIERRA LEONA
El conflicto comenzó en Enero de 1999, la guerrilla lanzó una gran
ofensiva contra la ciudad de Freetown, murieron 7000 personas, y un
millar sufrieron amputaciones horribles. Esto produjo 1 millón de
personas desplazadas. El ataque formaba parte de un rebrote conflictivo
de un problema que había nacido hacía ocho años. Hubo escaso interés
por Sierra Leona y en el caso de Estados Unidos en el momento en que
comenzaron las matanzas, la opinión pública mundial estaba centrada
exclusivamente en el caso de los devaneos amorosos de Bill Clinton y la
famosa becaria.
En el 2002 se firma la paz en Sierra Leona, y ese año salen todos
los niños de las manos rebeldes hacia la vida civil, algunos se quedaron
para luchar al lado de sus comandantes, de hecho parte de esos niños
están en Costa de Marfil o en Liberia. Al final se contabilizaron 6845
niños soldados, que fueron secuestrados, sometidos a un brutal
entrenamiento y lavado de cerebro, con la utilización de drogas y
alcohol, y obligados a matar a miembros de su propia familia como
muestra de valentía y lealtad al grupo. ¿Sabe un niño de ocho años lo
que es el bien o el mal? ¿La comunidad internacional se habría ocupado
de ellos con diligencia si hubiesen sido blancos?
LA INFORMACIÓN
“En el caso del problema de Sierra Leona, el tratamiento de la
prensa fue superficial. Se vivió un momento crítico, en cuanto a la
cobertura de los conflictos armados. Existen guerras mediáticas, y
guerras olvidadas. A las mediáticas se les da cobertura de cuando en
cuando, y a las olvidadas nunca. De cualquier manera a lo que no se le
da casi nunca cobertura, es a las posguerras. Las posguerras son tan
duras y brutales como las guerras, los males que deja la guerra son
brutales. Las guerras dejan una serie de problemas endémicos que no
tienen salida”. Aseguró Gervasio Sánchez periodista de guerra.
Las guerras actuales tienen causas claras y definidas, ninguna
obedece a conflictos étnicos, religiosos o como dicen algunos diarios,
“guerra entre negros”. En realidad son dirigidas por las industrias
armamentísticas, e intereses económicos bien definidos. Lo triste es que
existen conflictos que están al borde de la explosión, como lo es el
caso de Nigeria, un país con 120 millones de habitantes con una gran
cantidad de problemas a pesar de sus riquezas, y que podría estallar
socialmente en cualquier momento.
Existen muchos reportajes inventados sobre niños soldados, hechos
con retazos o basados en declaraciones de algunos de ellos sacadas de
contexto, y sin ningún tipo de análisis. Ese tipo de reportajes se
pueden hacer solo con dos días de presencia en el lugar. Sin embargo, la
verdad es que los chicos tienen otras cosas en la mente cuando ven a un
periodista. Es muy difícil que un niño soldado cuente la verdadera
historia de lo que ha hecho o contado a un periodista o a cualquier
extraño.
Las declaraciones obtenidas por Gervasio Sánchez se consiguieron
en un clima de confianza propiciado por Chema Caballero, en general los
niños cuentan una historia que se acaba de inventar, cuentan atrocidades
que no cometieron, diciendo que habían comido carne humana porque
competían con sus compañeros bajo el síndrome de “Rambo”, a ver quién
había hecho lo peor. Pero, finalmente y bajo un clima de confianza
aparece la verdad, aunque es realmente muy difícil que esto se ventile;
sobre todo las niñas que han sido obligadas a prostituirse. Hay incluso
algunas que no han sido capaces de hablar de lo ocurrido jamás. Resulta
imposible poder contar una historia verdadera sobre lo que ocurre en
Sierra Leona, en un período de dos semanas como hacen muchos reporteros.
“SAINT MICHAEL” LO MEJOR DEL SER HUMANO
Es importante recalcar el caso del Padre Chema Caballero, un
individuo que ha desarrollado un trabajo de “cura” y reinserción en la
sociedad de los niños soldados. A través del proyecto de Chema
Caballero, se ha conseguido sensibilizar a la sociedad de Sierra Leona,
conseguir que acepten que el perdón de estos niños forma parte de una
apuesta a futuro, y sobre todo que comprendan que ellos son víctimas de
un mal mayor. Los niños son secuestrados con muy poca edad, a los ocho
años más o menos, y entran en un programa de lavado de cerebro que acaba
por convertirlos en una máquina de matar.
El programa acaba siendo un modelo de integración social, si se
compara con países latinoamericanos como El Salvador y Guatemala, donde
los procesos de paz han sido modélicos pero no se han tomado medidas
respecto a los jóvenes, lo que ha generado que existan bandas callejeras
que se dedican a la delincuencia y a la destrucción porque no existe un
proceso que los integre a la sociedad.
En el proyecto que lleva adelante el hermano Chema Caballero, se ha
conseguido documentar ante la presencia de Gervasio Sánchez,
situaciones como la vuelta al hogar materno de algunos ex niños
soldados, siendo perdonados por sus familiares, toda vez que una de las
partes del “adiestramiento” para matar, consistía en regresar al hogar y
aniquilar a uno de los familiares directos, el padre o la madre. El
periodista también documentó la petición de mano, por parte de un ex
niño soldado a una chica que había sido esclava sexual o el nacimiento
de una niña a la que le pusieron el nombre de una misionera secuestrada
por el propio chico, a pesar de que había contribuido a la
rehabilitación de uno de ellos.
Cerca de Freetown en Sierra Leona, el hotel donde Chema Caballero
tiene su lugar, fue receptor durante cierto tiempo de medios de
comunicación en busca de noticias, pero tuvo que echarlos, en especial a
los de la CNN, porque no respetaban el proceso en el que estaban
implicados los niños. Llegó incluso a encontrar a uno de los periodistas
de la cadena estadounidense, preguntándole a una niña ex esclava
sexual, cuantas veces había sido violada y con cuantos hombres se había
acostado, cuando la niña estaba en pleno proceso de rehabilitación.
Precisamente por ese tipo de actos sin escrúpulos, y de falta de
respeto a los niños, los apartó de la prensa. Para el religioso, los
niños son muy vulnerables al protagonismo que da la prensa, y contaban
cualquier cosa, incluso inducidos, solo por aparecer en cámara, y
permitió al periodista Gervasio Sánchez acercarse, porque el días que
fue a buscar información, lo encontró enseñándoles a cantar rumbas a la
orilla de la playa. Para Chema, no solo es importante la historia de la
crueldad, sino contar que después, a pesar de las dificultades, han
salido adelante, muchachos que han encontrado trabajo, y chicas que han
dejado la prostitución.
Hay casos de niñas que no han dejado de prostituirse, o de chicos
que no se han adaptado, e incluso de algunos muchachos que han mentido y
engañado a los instructores, haciéndoles creer que fueron niños
soldados y era mentira, es decir, todo un paisaje humano de gente que
avanza y va hacia adelante desde la niñez, y de muchachos que han sido
integrados en sus núcleos familiares, y que incluso por haber aprendido
un oficio pasan a ocupar un puesto relevante en su grupo.
El procedimiento que emplean después de entrar en contacto con
cierta disciplina familiar, es el de enseñarles un oficio y luego
ayudarles a encontrar un empleo y alquilar una habitación para
independizarse. La visión de un Occidental como Chema Caballero, pasa
por el trabajo directo, aceptando las formas culturales, rituales de
iniciación, el Vudú, y todas las corrientes culturales y religiosas de
los miembros de las diversas comunidades. La rehabilitación pasa por
rechazar la guerra, ya que muchos siguen intentando captar a los chicos
para que vuelvan a pelear.
LAS NIÑAS LO TIENEN MÁS DIFÍCIL
En el caso particular de las niñas resulta más compleja la ayuda,
algunas de las chicas que pasaron por Saint Michael, y que luego fueron
reinsertadas en sus familias, cayeron en la prostitución. El trabajo de
rehabilitación empieza cuando deciden contar realmente lo que les pasó y
como llegaron a ser niños soldados, pero en el caso de las niñas, muy
pocas veces han llegado a abrirse lo suficiente como para explicar la
historia de humillaciones y vejaciones que padecieron. Esto trae como
consecuencia una cierta contención, que hace que sea muy difícil su
reintegración social. Se cree que un altísimo porcentaje de niñas debe
haber muerto en la selva por el efecto de abusos y maltratos, y
seguramente por haberse negado, ya que la vida de estos niños no valía
nada en mano de sus captores.
Por eso muchas caen en la prostitución, ya que existe un gran
número de soldados en Sierra Leona, explicarle a una chica que ir al
colegio y aprender un oficio es mejor que los cien dólares que ganan en
una noche, es algo muy difícil. Lo positivo de la sociedad
sierraleonesa, es que no existe el concepto de orfandad, al contrario,
los niños que pierden a un padre biológico son asumidos por los demás
hombres de la misma edad del clan. En la actualidad hay muchos orfanatos
en Sierra Leona, y muchos están vacíos, porque los niños están acogidos
en sus familias.
La parte más difícil ha sido la del perdón, los familiares los
llevan al bosque para hacer rituales de purificación, y mientras les
lavan el sacrilegio de la muerte, ya que al manchar el suelo con sangre
ajena, ofenden la Madre Tierra, vuelven a ser aceptados en las familias
donde inconscientemente han hecho daño, y aunque no en todos los casos
han tenido esa suerte, casi todas las familias han comprendido que el
perdón es el mejor camino para el futuro de Sierra Leona.
Fuente: Pressenza
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