por Amy Goodman
John Brennan y John Kiriakou trabajaron juntos hace años, pero sus
carreras tomaron rumbos drásticamente diferentes desde entonces. Brennan
está cada vez más cerca de convertirse en el nuevo director de la CIA,
mientras que Kiriakou está cada vez más cerca de la prisión. Los
destinos de ambos están vinculados a la llamada “guerra contra el
terrorismo”, que fue ampliamente condenada a nivel mundial durante el
gobierno de George W. Bush. El Presidente Barack Obama le dio un nuevo
nombre a la guerra contra el terrorismo y se refiere a ella —de manera
más inofensiva— como “operaciones de contingencia en el extranjero”,
pero, en lugar de alejarse de las prácticas reprochables de su
predecesor, ha ido más allá. El ascenso de Brennan y el procesamiento de
Kiriakou demuestran que los excesos recientes del Poder Ejecutivo de
Estados Unidos no son anormalidades transitorias, sino el
establecimiento de una nueva y aterradora normalidad, donde los ataques
con aviones no tripulados, la vigilancia sin órdenes judiciales, los
asesinatos y los arrestos por tiempo indefinido se llevan a cabo con
arrogancia e impunidad, protegidos por el secreto y más allá del alcance
de la ley.
John Kiriakou trabajó durante 14 años en la CIA como analista y
oficial de caso. En 2002 lideró el equipo que encontró a Abu Zubaydah,
supuestamente un alto miembro de Al Qaeda. Poco tiempo después, en 2007,
Kiriakou fue el primer funcionario en confirmar públicamente, en una
entrevista con Brian Ross de ABC News, que la CIA implementaba la
técnica del submarino. Kiriakou dijo en esa entrevista: “En ese momento
me parecía que la práctica del submarino era algo que debíamos hacer.
Pero ahora que pasó el tiempo y el 11 de septiembre está cada vez más
lejos cambié de parecer y creo que el submarino es probablemente algo
que no deberíamos estar practicando”. Kiriakou dijo que las llamadas
“técnicas avanzadas de interrogatorio” le parecían inmorales y que
rechazó ser capacitado para usarlas.
Desde aquella entrevista, se hizo público que Zubaydah fue
interrogado con la técnica del submarino al menos 83 veces y que esos
interrogatorios no proporcionaron ninguna información útil. Zubaydah aún
continúa encarcelado en la Bahía de Guantánamo, sin que se hayan
presentado cargos en su contra. Kiriakou pronto comenzará a cumplir su
propia sentencia de 30 meses de prisión, pero no por haber divulgado
información sobre la técnica del submarino. Se declaró culpable de
revelar el nombre de un ex interrogador de la CIA a un periodista, con
información que el interrogador mismo había publicado en un sitio web de
ingreso público.
Mientras tanto, se espera que John Brennan, actual asesor en asuntos de
antiterrorismo de Obama, reciba la confirmación del Senado para asumir
como nuevo director de la central de inteligencia.
Recientemente le pregunté a John Kiriakou qué pensaba de John Brennan:
“Conozco a John Brennan desde 1990. Trabajé directamente para él dos
veces. Creo que es una muy mala elección para liderar la CIA. Es hora de
que la CIA se distancie de la oscuridad del régimen posterior al 11 de
septiembre. Necesitamos a alguien que respete la Constitución y que no
quede atrapado en el legado de tortura que tiene la CIA. El hecho de que
el Presidente Obama haya elegido a John Brennan envía el mensaje
equivocado a todos los ciudadanos estadounidenses”.
El Presidente Obama ya había considerado a Brennan como posible
director de la CIA en 2008. Pero en ese entonces Brennan retiró su
candidatura tras recibir amplias críticas por el apoyo que dio a las
políticas de tortura de la era Bush en los distintos altos cargos de
inteligencia que ocupó durante su gobierno, por ejemplo, cuando fue
director del Centro Nacional Antiterrorista.
Qué diferencia hacen cuatro años. Con la muerte de Osama bin Laden en
su bolsillo, Obama parece inmune a críticas por sus acciones
antiterroristas. Se dice que John Brennan manejará la tristemente
célebre “lista de asesinatos selectivos” de personas que Obama cree que
tiene el derecho de asesinar en cualquier momento y lugar del planeta,
como parte de sus llamadas “operaciones de contingencia en el
extranjero”. Aquí se incluye el asesinato de ciudadanos estadounidenses,
aunque no se presente ningún cargo en su contra, ni se realicen juicios
o se cumpla con el debido proceso. Los ataques con aviones no
tripulados es una de las maneras en las que se llevan a cabo estos
asesinatos. El ciudadano estadounidense Anwar al-Awlaki fue asesinado en
Yemen en un ataque con un avión no tripulado. Dos semanas después, su
hijo de 16 años nacido en Denver, Abdulrahman, murió de la misma manera.
También le pregunté qué opinaba de Brennan al Coronel Lawrence
Wilkerson, jefe de asesores del Secretario de Estado Colin Powell desde
2002 a 2005. Me dijo: “Lo que sucede con los ataques con aviones no
tripulados en el mundo entero en este momento es, en mi opinión, tan
malo como muchas de las cosas que reprobamos ahora tan fácilmente, en
retrospectiva, del gobierno de George W. Bush. Estamos creando más
enemigos de los que matamos. Estamos haciendo cosas que violan el
derecho internacional. Estamos incluso asesinando ciudadanos
estadounidenses sin debido proceso y tenemos un fiscal general que dice
que el debido proceso no incluye necesariamente el proceso legal. Estas
palabras son realmente aterradoras”.
Mientras John Kiriakou está próximo a ir a prisión por revelar un
nombre, la Oficina de Periodismo de Investigación del Reino Unido (BIJ,
por sus siglas en inglés) presentó un proyecto llamado “Naming the Dead”
(”El nombre de los muertos”) con la esperanza de “identificar la mayor
cantidad posible de personas asesinadas en ataques encubiertos con
aviones no tripulados de Estados Unidos en Pakistán, ya sean civiles o
militares”. La BIJ informa que, aparentemente, “al menos 2629 personas
murieron hasta ahora en ataques con aviones no tripulados de la CIA en
Pakistán”. Se le debería preguntar a John Brennan acerca del destino de
cada una de ellas.
Fuente: democracy Now!/Pressenza
sábado, 9 de febrero de 2013
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