sábado, 2 de febrero de 2013

Advierten sobre el peligro de la crisis social en Europa

Mientras los líderes europeos celebran lo que consideran un renacimiento de la moneda única, algunos expertos advierten sobre la amenaza de un grave conflicto social en el Viejo Continente.

Una tasa de desempleo del 11,8% en la Eurozona, según los últimos datos correspondientes a noviembre pasado, indican que el porcentaje de desocupados se incrementó 1,2% con relación al mismo mes de 2011.
En números absolutos, ese aumento de las personas sin trabajo en el período mencionado ha sido de dos millones, de los cuales medio millón corresponden a jóvenes por debajo de los 25 años.
Cabe destacar, en este sentido, que Grecia y España concentran  las mayores tasas de desocupación, con el 26,8% y el 26%, respectivamente.
Lo que es más grave aún es que casi el 25% de los desempleados en ambos países son jóvenes, lo que configura un problema de largo plazo y, en especial, un peligro de disgregación social y tumultos políticos crecientes.
No por casualidad, los máximos dirigentes europeos, con Jean-Claude Juncker, el presidente del Eurogrupo a la cabeza, plantearon en el curso de enero que España debe hacer los máximos esfuerzos para buscar vías de solución al desempleo juvenil.
En el mismo sentido se pronunció el titular de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, aunque también se mostró optimista sobre la situación general al afirmar que  "la amenaza contra el euro ha sido superada".
Una visión compartida por el presidente francés, Francois Hollande, quien poco antes de Navidad dijo que "la crisis del euro ya ha quedado atrás", lo mismo que el primer ministro italiano, Mario Monti, para quien "la fase más aguda de la crisis parece haber terminado".
"Tomó forma en un principio de crisis financiera, pero la segunda fase será de una crisis económica y social mucho más difícil de resolver",
Sin embargo, algunos expertos financieros no tienen la misma idea, como es el caso del economista Matthew Lynn quien, en una columna de la revista especializada Marketwatch, estima que "la verdadera crisis de la Eurozona apenas está empezando".
Lo cierto es que los datos industriales del último trimestre en Alemania, al igual que las cifras de producción y empleo en Gran Bretaña y Portugal, sin hablar de España y Grecia, muestran una Europa sumida en una recesión que este año se proyecta en un retroceso del 0,3% del PBI de la Eurozona.
Aunque los datos de noviembre pasado indican que en esta zona se registró un superávit comercial de 14.000 millones de euros, cuando esto se compara con un producto anual de 10 billones de dólares, no hay demasiado lugar para el optimismo.
Menos en un marco internacional donde Estados Unidos y Japón llevan adelante una política monetaria ultra-flexible que busca incentivar sus exportaciones a través de la depreciación de sus monedas, el dólar y el yen.
El brusco fortalecimiento del euro frente a esas dos divisas en los últimos dos meses ha colocado a la moneda única en sus máximos de más de un año frente a ambas.
Esto potencia, tendencialmente, los problemas de competitividad de los bienes y servicios europeos en un contexto mundial signado por la desaceleración del intercambio comercial y una creciente "guerra de divisas" entre los principales países del planeta.
El incremento del desempleo en Estados Unidos en enero de 2013, que llevó a 7,9% la tasa de personas que buscan trabajo, junto con la caída del PBI en un 0,1% en el cuarto trimestre, decidieron a la Reserva Federal a reafirmar su política monetaria laxa.
Mientras Tokio y Washington fomentan el crédito para dinamizar la inversión y el consumo interno y la depreciación de sus monedas para exportar más, el Banco Central Europeo (BCE) se ratifica en sus objetivos prioritarios de
estabilidad monetaria e inflacionaria.
De esta manera, todo indicaría que la Eurozona verá reforzadas sus tendencias recesivas que, acicateadas aún más por la austeridad económica, elevará el desempleo y la reducción de salarios reales, potenciando los conflictos sociales.
Desde este punto de vista, la crisis del euro lejos de estar cerrada podría, en realidad, estar por delante, y con unas características políticas más virulentas que las de 2010-12.
Fuente: Télam

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