por Olivier Turquet
El primer volante que me llamó la atención en mi vida estaba firmado
por el “Grupo de Agitación Mental”. Inmediatamente me gustó este tema de
agitar la mente, la conciencia. Las conciencias parecen un poco quietas
en estos días, quietas en el sentido de dispuestas a aceptar cualquier
suciedad que se les presente. En el ambito que me interesa, el de contar
y comentar noticias desde un particular punto de vista, esto significa
una información en un único sentido, a veces extrañamente similar a la
propaganda cuya finalidad tampoco muy escondida es la de defender el
viejo único pensamiento “yo soy el dinero tu dios, no tendrás otros dioses fuera de mí”.
Por suerte, aquel pensamiento único va en caída vertical y cada vez
más personas entienden que aquello que nos entregan los medios de
comunicación tradicionales es cada vez más inconsistente.
Pero esta es sólo la primera parte de la historia: la segunda, mucho
más difícil, consiste en la creación de una nueva información, que
manifieste explícitamente su punto de vista, que haga aparecer la
novedad, la diversidad, la evolución humana.
Este trabajo no es fácil, porque llevamos detras todas las piezas del
viejo mundo que está colapsando y no desciframos aún con suficiente
claridad las del nuevo.
La idea de la agitación de la conciencia me parece útil en esta
situación; ¿qué significa? Significa que en las situaciones de
conflicto, que se presentan cada vez más a menudo, no se me ocurre una
solución más reconfortante sino proponer algo que agite la conciencia,
que ponga en duda las certezas que nosotros mismo hemos consolidado.
Tratemos de dar algunos ejemplos. Cuando la cuestión de Siria se
convertió en una noticia de caracter internacional (y esto sucede
generalmente cuando las cosas empiezan a ser irreparables) se diseminó
hasta la primera visión (cercana, si no idéntica a la propaganda) que
una versión particular de Siria de la “primavera árabe” se manifestaban
pacíficamente y que un cruel dictador estaba reprimiendo estos
simpaticos manifestantes. Obviamente desmascarar este punto de vista no
es muy difícil. Pero tampoco se puede resolver el problema declarando
que el crual dictador es un normal Jefe de Estado y que cualquier ataque
en Siria es el resultado de mercenarios y terroristas de Al Qaeda:
también esto suena a propaganda del otro lado.
Hemos tenido un gran debate, entre los mismos redactores de
Pressenza, sobre cual es el camino a seguir; discusión muy encendida,
porque la cuestión del destino de las personas, el tema de los
asesinatos, el tema de la libertad, son todos temas que están muy cerca
del corazón.
En este sentido, la búsqueda de otras soluciones posibles,
ha sido una de nuestras preocupaciones comunes: dar espacio a la
posición democrática y no violenta, el fenómeno de las asambleas de
reconciliación.
Pero, al mismo tiempo, creo que la idea de agitar la conciencia es
una idea valida; en este caso especifico he tratado de realizarla
publicando artículos y entrevistas donde puntos de vista muy diferentes
tenían la oportunidad de expresarse; he tratado de no dar espacio a la
propaganda, pero sé bien que también entrevisté gente que, tal vez de
buena fe, era muy cerca de la propaganda de una parte. Al hacerlo así,
espero haber agitado en forma suficiente la conciencia de nuestros
lectores; ciertamente no he presentado sus soluciones propuestas, sino
más bien los estímulo que les sirva para pensar. Creo que esta es una de
las tareas importantes que debemos perseguir en estos tiempos de crisis
y confusión: entregar a nuestros lectores los elementos para
reflexionar y decidir sin anteojeras.
Fuente: Pressenza
domingo, 20 de enero de 2013
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