por Mariano Quiroga
Hace unas semanas el diario ABC de España daba la primicia de la muerte de Hugo Chávez Frías. Y hoy, 24 de enero de 2013 el diario El País publica en portada una foto de Hugo Chávez entubado,
que rápidamente fue rectificada por el rotativo ya que no se trataba de
una foto del primer mandatario venezolano y ni siquiera era una foto
reciente, data de un vídeo de Youtube de 2008.
La animosidad de los españoles contra el presidente de Venezuela
tiene historia, ya en 2002 cuando se dio un golpe de estado que retiró
de Miraflores a Hugo Chávez por menos de 48 horas, los intereses de la
península ibérica tuvieron mucho que ver. Llegando incluso a ser acusado
José María Aznar, presidente del estado español en ese entonces, de
instigador y golpista.
Cuando durante la Cumbre Iberoamericana el monarca español Juan Carlos I perdió los papeles
y comenzó a reclamar el silencio del mandatario de Venezuela, éste
estaba denunciando la persecución e intrigas llevadas adelante contra
él, o sea contra la voluntad del pueblo venezolano, por políticos,
empresarios e incluso la corona española.
Pero los ibéricos no se oponen a Chávez sólo por intereses
ideológicos, sino que en el trasfondo hay una lucha de poder. Los medios
de comunicación se han convertido en las tribunas de doctrina del poder
corporativo global, distrayendo o distorsionando la realidad para
favorecer a los intereses monopolistas. Venezuela enfrentó ese poder y
continúa luchando contra el bloqueo informativo que existe en su país y
en el planeta. Algo que su majestad necesita que sea silenciado.
Otro bocón
Rafael Correa es otro bocón, otro candidato al silenciamiento real.
Los medios peninsulares difaman y tergiversan la realidad ecuatoriana,
del mismo modo que la argentina, la boliviana o la paraguaya, siempre
barriendo para su molino, defendiendo a las transnacionales y sus
pillajes y atacando todas las políticas de inclusión catalogándolas de
clientelismo populista.
No seré yo quien diga que todo es magnífico en América Latina, queda
mucho trabajo por hacer y muchas realidades por transformar, pero el
campo de batalla de esta revolución cultural que se intenta gestar en el
sur de América, fundamentalmente, se da en los medios de comunicación,
bastión infranqueable del neoliberalismo más genocida y del poder
corporativo que condiciona o estrangula gobiernos a su antojo.
Cuando Ana Pastor entrevistó el año pasado a Rafael Correa
intentó mostrarlo como un presidente que coarta la libertad de
expresión en su país, las respuestas del mandatario ecuatoriano
terminaron mostrando que el poder de estas empresas privadas es enorme y
que su interés no es la información sino el lucro, por lo tanto no
defienden la libertad de expresión, sino la libertad de sus dueños y
anunciantes a seguir chupándole la sangre a los pueblos de la región.
Varios meses después otra periodista de la televisión pública
española entrevistó al presidente de Ecuador, quién le preguntó dónde
estaba Ana Pastor. La respuesta fue escueta “ya no está”,
pero lo que debería haber dicho es que Ana Pastor fue echada de la
televisión pública por hacer preguntas incómodas a funcionarios del
gobierno. Entonces, la censura que supuestamente ocurría en las
repúblicas bananeras del Nuevo Continente, ocurría en una de las
potencias colonialistas europeas.
La banca es el mal
Pero el atrevimiento de estos excolonizados es tal, que pese a que
bancos privados de Ecuador han comprado deudas de ecuatorianos
desahuciados que han vuelto a su país, para cobrárselas en nombre de los
bancos españoles, el presidente Correa ha lanzado un proyecto de ley para que ningún ecuatoriano pueda ser perseguido en su país por deudas contraídas con bancos extranjeros.
Es importante decir al respecto que se trata de deudas ilegales, no
es que un ecuatoriano pide un crédito en España y se fuga con los
capitales a Ecuador, sino que las hipotecas firmadas por los inmigrantes
sudamericanos contienen cláusulas de interés variable, con lo cual a
partir de 2008 y el surgimiento de la fuerte crisis económica europea,
al volverse la región menos estable y menos fiable para las casas de
notación, el interés variable no paró de subir, convirtiendo a las
cuotas de las hipotecas en inabordables, con subidas del 50 % y hasta
del 70 %. Lo peor del caso es que si uno dejaba de pagar la hipoteca y
le daba la casa al banco, éste la aceptaba por menos de la mitad de su
valor, quedando la diferencia entre la cotización de cuando se firmó la
hipoteca y la valoración actual como deuda personal de los hipotecados.
Los bancos españoles no aceptaban como dación de pago el bien por el
cual habían acordado hacer el crédito hipotecario. Esto que parece un
dislate, es ley en España, los bancos tienen derecho a hacer esto y
mucho más: por ejemplo canjear una deuda hipotecaria que permite a los
bancos confiscar los sueldos del deudor a partir de los 900 euros a una
deuda de crédito personal que permite confiscar a partir de los 625
euros.
Todas las maniobras de los bancos se realizan en la opacidad del
desconocimiento general de la legalidad y de los derechos de los
usuarios, por eso la Plataforma de Afectados por la Hipoteca ha crecido
de modo exponencial.
Así que ahora que el defensor del pueblo ecuatoriano ha interpuesto una demanda contra el estado español
por los desahucios y las persecuciones a los ciudadanos de Ecuador, no
faltarán los que querrán callar a estos atrevidos sudacas. Lo que no se
tiene en cuenta es que en Madrid, el 20 por ciento de los desahucios se
cometieron contra ecuatorianos, que son la comunidad no europea más
importante del estado español, y que tras largos de años de esfuerzo y
de dedicación no quieren regresar a su país con una mano atrás y otra
delante, sino que muchos quieren que sus hijos nacidos en España crezcan
en su país y puedan continuar con sus vidas donde eligieron vivir.
Fuente: Pressenza
viernes, 25 de enero de 2013
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