por Amy Goodman
Aaron Swartz sólo quería cambiar el mundo. Y era eso lo que hacía,
hasta que se quitó la vida a los 26 años de edad este 11 de enero. Aaron
era un activista por la justicia social, dotado de una profunda
comprensión del funcionamiento de las computadoras e Internet y de cómo
estos elementos podían dar poder a personas de todo el mundo mediante la
libertad para conectarse. Humilde e insaciablemente curioso, Aaron
logró mucho en su corta vida. Fue uno de los líderes de la lucha para
derrotar a la Ley de Cese a la Piratería en Internet, más conocida como
“SOPA”, una ley federal que habría cambiado para siempre el uso de
Internet, ya que otorgaba amplios poderes de censura on line a las
compañías. Aaron se convirtió en blanco de encarnizados fiscales
federales que lo acusaron de graves delitos electrónicos, lo cual, según
su padre, su abogado y otras personas, contribuyó a su suicidio.
A los 14 años de edad, Aaron colaboró en el desarrollo del sistema
RSS, “Really Simple Syndication”, que cambió la manera en que la gente
accede a los contenidos en Internet al permitir que las personas se
suscriban a distintas fuentes de información y reciban las
actualizaciones directamente en sus equipos. RSS permite que los
podcasts lleguen a millones de personas. Aaron ayudó también a
desarrollar “Creative Commons”, en español “Bienes Comunes Creativos”,
una alternativa a la propiedad intelectual que alienta a autores y
editores a compartir contenidos. Fundó además la compañía Infogami, que
luego se fusionó con Reddit, un sistema que permite a los usuarios
evaluar y promover en forma colectiva contenidos compartidos y es
actualmente uno de los sitios web más utilizados del mundo. Estudió en
la Universidad de Standford y en 2010 se convirtió en miembro del Centro
para la Ética Edmond J. Safra de la Universidad de Harvard.
Sus problemas legales comenzaron mientras estaba en Harvard. Aaron
utilizaba Internet en el cercano Instituto Tecnológico de Massachusetts
(MIT, por sus siglas en inglés) para acceder a un repositorio de
artículos académicos digitalizados administrados por una organización
sin fines de lucro llamada JSTOR, que aparentemente notó que un único
usuario bajaba grandes cantidades de documentos y se puso en contacto
con el MIT para investigar.
Finalmente, Aaron fue arrestado en las afueras del MIT, con una
computadora portátil y algunos discos duros que supuestamente contenían
aproximadamente cuatro millones de artículos electrónicos. JSTOR decidió
no presentar cargos y Aaron devolvió todos los artículos. Eso no le
importó a Carmen Ortiz, fiscal federal de Estados Unidos en Boston,
nombrada en el año 2009 por el Presidente Barack Obama. Ortiz, junto al
Fiscal Federal Adjunto Stephen P. Heymann, puso sobre los hombros de
Aaron trece cargos por delitos graves, amparándose en la Ley de Fraude y
Abuso Computarizado (CFAA), una ley problemática y demasiado amplia
destinada a personas que roban secretos de computadoras del gobierno o
de instituciones financieras.
La familia de Aaron emitió un comunicado en el que afirma: “La muerte
de Aaron no es solamente una tragedia personal. Es el producto de un
sistema judicial donde reinan las intimidaciones y los excesos
procesales. Las decisiones que tomaron los funcionarios de la fiscalía
de Massachusetts y del MIT contribuyeron a su muerte. La fiscalía
procuraba un conjunto de cargos excepcionalmente severos que podrían
implicar más de 30 años de prisión en castigo por un presunto delito del
que no había víctimas. Por su parte, el MIT, a diferencia de JSTOR, se
negó a defender a Aaron y a los más preciados principios de su propia
comunidad”.
Taren Stinebrickner-Kauffman, la compañera de Aaron, me contó sobre
su activismo: “Aaron era la persona más dedicada a luchar contra la
injusticia social de todas las personas que he conocido en mi vida, y lo
amaba por eso. Yo siempre le decía: ‘¿Por qué no hacemos esto? Te va a
hacer feliz’. Y él me decía: ‘No quiero ser feliz. Sólo quiero cambiar
el mundo’. La libertad de acceso a la información era una de las causas
en las que creía, pero no era la única. Durante los dos años que duró su
suplicio, lideró la lucha contra SOPA, el proyecto de ley de censura en
Internet que nadie creía que podría ser derrotado cuando se presentó
por primera vez y que Aaron y millones de otras personas, juntos,
lograron derrotar. Y él hizo todo eso mientras cargaba con el peso de
estos cargos falsos y abusivos.”
Aaron participó en la fundación de la organización Demand Progress,
que tiene como misión: “obtener cambios progresistas en las políticas
para la gente común por medio de la organización y la presión ejercida
desde las bases”. El grupo llama a efectuar cambios a la Ley de Fraude y
Abuso Computarizado, entre los que figuran apoyar un proyecto de ley
presentado recientemente por la Representante Zoe Lofgren, demócrata por
California, llamado “Ley Aaron”. El Director Ejecutivo de Demand
Progress, David Segal, escribió: “Tal como está redactada actualmente,
la ‘Ley Aaron’ por sí sola no habría salvado a Aaron, todavía queda
trabajo por hacer para garantizar que los cargos por actividades
electrónicas que no dejan víctimas dejen de ser considerados delitos
graves, sin embargo es un punto de partida firme que podemos aprobar
ahora y es una ley que él quería cambiar. Y por eso seguiremos
presionando”.
En el funeral de Aaron, importantes personalidades de la historia de
Internet elogiaron al joven, entre ellos, Larry Lessig, de la Facultad
de Derecho de Harvard, quien lo describió como “un alma increíble”, y
Sir Tim Berners-Lee, creador de la World Wide Web, que como respuesta
inicial a la triste noticia publicó en Twitter: “Aaron ha muerto.
Errantes del mundo, hemos perdido a un viejo sabio. Hackers del bien,
somos uno menos. Padres, hemos perdido un hijo. Lloremos”.
De adolescente, Aaron escribió en su blog: “No voy a perder el tiempo
en cosas que no producirán impacto… Quiero hacer del mundo un lugar
mejor”. Y lo hizo.
Fuente: Pressenza
domingo, 20 de enero de 2013
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