domingo, 19 de febrero de 2012

Y AHORA, NEURORRELIGIÓN.


por Ernesto H. De Casas

El artículo (de La vanguardia 30/1/012) se titula ‘El despertar de la Neurorreligión’, nada menos.
Se refiere a esta disciplina en auge, la Neurociencia, aplicada a detectar lo que registra el cerebro durante actividades religiosas como orar, rezar y demás; pero también, al meditar, que no es algo necesariamente religioso, con lo cual hay un debate en la terminología.

Pressenza, Madrid. Porque el cerebro se ‘enciende’ en zonas inhabituales con estas actividades, digamos, ‘espirituales’, no restringido a lo religioso, lo que es de mucho interés constatar. La articulista (María-Paz López) dice “…los científicos investigan que ocurre ahí dentro (del cerebro) en momentos de honda espiritualidad", dedicando no pocos esfuerzo y después publican sus observaciones, con todo del debate que eso conlleva.
El caso es que en los EEUU usan el término ‘Neuroteología’ para este campo, algo que en Europa no reciben con acuerdo.
Como se ve en libros de expertos, como ‘Dioses, creencias y neuronas’, del biólogo R.M. Nogués, que es de divulgación, y no ve atinada dicha denominación, porque quiere decir, etimológicamente, el estudio de dios, y sus derivados, así neuroteología seria como - y si acaso -, el cerebro capta a Dios… en cambio el campo neurológico de la ciencia sí puede ver la respuesta cerebral con la actividad religiosa, que es, una actividad humana, a lo que se aplica este campo del saber.
Otro estudioso, F. Mora habla de ‘neurocultura’, quien es fisiólogo y ha presentado en el 2007 el libro ‘Neurocultura, una cultura basada en el cerebro’, donde sostiene que “todas las culturas son un producto del funcionamiento cerebral y de sus códigos”. Y, sin duda, que desde que el cerebro fue aumentando de tamaño en los homínidos, éstos (nosotros) han (hemos) podido hacer más cosas que deambular buscando alimentos; es más, los especialistas afirman que cualquier actividad humana tiene su concomitancia en una conexión neuronal, en un nuevo enlace, en una actividad de alguna zona cerebral determinada. Y eso es lo que quiere captar la neurociencia.
Pero a la pregunta central de ¿Qué pasa en el cerebro cuando se medita o reza? especialistas como el Dr. A. Newberg, autor de Principios de la Neuroteología, de reciente publicación en EEUU, explica, durante esa tarea, se activa una amplia red de estructuras cerebrales implicadas, como el lóbulo frontal, el sistema límbico, los lóbulos parietales, con sus especificidades. Con una muy interesante aseveración: “Dependiendo de la experiencia concreta, esas áreas pueden encenderse o apagarse”. Conclusiones a las que llega el autor escaneando el cerebro de monjas rezando o monjes budistas meditando, durante años de investigaciones. Donde también encuentran que hay sustancias químicas que explican muchas cosas, como la dopamina y la serotonina.
En fin que el tema se hace muy específico; lo importante a destacar aquí es que el cerebro hace su parte sin que se crea o no en dioses, sino por hacer ciertas prácticas y que seguramente la intensidad de éstas da a quienes las hacen unos registros muy atrayentes, distintos a las actividades cotidianas, por ejemplo.
Así que hay sentimientos e ideas encontradas en estas denominaciones pero, como dicen, la ciencia ha entrado en la era de la post religión (el menos en Occidente) y puede investigar sin las ataduras de otros tiempos (menos mal). Hay observadores que ven que estos son indicadores de actividades espirituales, algo más amplio que lo meramente religioso. Y allí coincido puesto que es una manifestación más de la nueva espiritualidad que se expresa en esta época, ahora en el campo científico. Acuerdan que el místico experimenta bienestar paz, alegría, fervor, con la falta de palabras para expresar lo vivido y después se da lugar a cambios de conducta, algo de sumo interés, y que seguramente a lo que querrá tener acceso mucha gente que simplemente necesite de experiencias inspiradoras en sus vidas (más en esta época convulsa) y descubre, que no ha de buscar mas lejos de si mismo, mientras… los neuroinvestigadores lo constatan.

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