sábado, 18 de febrero de 2012

DESANDANDO EL CAMINO HACIA LA INFANCIA.


por Mora Cordeu

Un barrio suburbano, Castelar a fines de los años 70, es el escenario elegido por el escritor Eduardo Sacheri para situar "Los dueños del mundo", una serie de relatos sobre su infancia a través de hechos reales y no tanto que muestran el peso de las primeras emociones y experiencias.

Buenos Aires, Argentina. "Yo sigo viviendo en el mismo barrio en que me crié, es el mismo mundo o parecido al que fue. El arraigo es el mismo, la geografía creo que ha cambiado en volverse más puertas adentro.
Nosotros vivíamos en la calle y las puertas estaban abiertas. Las calles eran una continuidad de los interiores", describe Sacheri.
El libro "tiene mucho de autobiográfico" reconoce el autor de la novela "La pegunta de sus ojos", que fue llevada al cine por Juan José Campanella, con el nombre de "El secreto de sus ojos" y obtuvo el Oscar a la mejor película extranjera (2010).
Una experiencia que no se puede obviar ante una escritura que tiene mucho de cinematográfica en el encadenamiento de imágenes que describen a la perfección las aventuras barriales de un grupo de amigos.
"Empezó como un juego con mis hijos, de contarles anécdotas de cuando yo era chico, y se fue transformando día a día en un ejercicio de introspección consciente, y más allá de algunas exageraciones se trata de la vida de mis amigos de la niñez. De eso quería escribir", confiesa.
Los recuerdos, precisa, abarcan hasta los 15 años: "Yo creo que cuanto más envejecés, más advertís de todas las cosas que tallaste y definiste de tu propia personalidad en esos años".
"Pelotas perdidas", "Colectivos", "La casa abandonada", "Bicicletas (I, II, III y IV), "Ferrocarriles", "Curso de ingreso", "Carnavales" o "El mejor gol de mi vida" son -entre otros- capítulos que reflejan ese universo singular pero donde muchos adultos pueden encontrar semejanzas con sus propias vivencias de la infancia.
En ningún momento, aclara el escritor -que escribió también la novela "Aráoz y la verdad-, hubo una búsqueda de estructura literaria, sino una manera de agrupar recuerdos.
"Son como ramas del mismo árbol sobre el que estuve dando vueltas mientras lo escribía", agrega.
Sin proponerse un lenguaje infantil, Sacheri utiliza un tono neutro que atrapa al lector: "Era un tema delicado, no quería caer en algo rabiosamente nostalgioso, ni didáctico tipo `le voy a contar a los chicos de hoy`, que tampoco era la idea".
"Me costo no caer en la cosa evocativa, a veces me parece que al hacerlo corremos el riesgo de enojarnos con el presente. Era solo contar mi niñez a sabiendas que no era ni más ni menos que la de cualquiera", explica el autor, entre otros, de los libros de relatos "Esperándolo a Tito y otros cuentos de fútbol" y "Lo raro empezó después".
"Mis hijos viven hoy la niñez de otra manera -asegura-, pero jamás caería en calificarla mejor o peor que la mía".
"Los chicos tienen nuevas estrategias. Yo no jugaba a la play station pero si con mis amigos hubiéramos tenido semejante portento, también hubiésemos pasado 14 horas encerrados -considera-. No éramos artistas del aire libre porque vivíamos en la calle, nos tocó y construimos nuestra identidad en base a esa realidad".
Sacheri dice que disfrutó tanto "la primera versión oral" con sus hijos, "como pasándole los borradores" a su hija que tiene 11 años y está muy cerca de la edad en que el escritor se ubica en el libro. Ella fue mi primera editora".
Dos o tres de los textos incluidos en el libro, publicado por Alfaguara, "tienen tres o cuatro años, pero fue como cuando tenés ganas pero no es el momento: estaban ahí esperando compañía hasta que salió este conjunto de relatos".
Ese rescate de "algo entrañable", se convirtió en "Los dueños del mundo", ese momento de la vida -como reza la contratapa- en que sentís que el mundo es todo tuyo".
Fuente: Télam.

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