domingo, 24 de enero de 2010
Tiempo al tiempo y sabiduría.
Waldo Albarracín Sánchez
El ex-defensor del Pueblo de Bolivia, hace -en este articulo- una propuesta al nuevo gobierno boliviano, presidido por Evo Morales: "...no le pidan a Dios a la Pachamama o al Ekeko, riquezas, imiten al Rey Salomón y pídanles SABIDURÍA... para no perder la convicción democrática, la sensibilidad social y permitir el crecimiento de una Bolivia verdaderamente inclusiva".
Pressenza, La Paz. 22 de enero de 2010, una de las fechas más emblemáticas de las últimas décadas para Bolivia. Más allá del acto formal de la posesión presidencial, se trata de la inauguración del primer régimen de gobierno en el marco de la nueva Constitución Política del Estado que refunda el país, lo que otorga un nuevo perfil a las diferentes entidades estatales y algo también importante, permite la intervención esta vez protagónica de sectores históricamente marginados como los Pueblos Indígenas; asimismo tiene la virtud de otorgarle rango precisamente constitucional a los derechos humanos, elevándolos a la altura de los estándares de la normativa internacional.
Entonces, nos encontramos frente a un Estado delineado bajo una ingeniería jurídica y política cualitativamente distinta al anterior; por consiguiente, las aspiraciones y responsabilidades de gobernantes y sociedad civil también son más grandes.
Si bien la fundación de la República constituyó un hecho trascendental en lo concerniente al desplazamiento de la colonia española, sin embargo no dejó de ser un Estado excluyente donde las mayorías nacionales incluidas las mujeres recién pudieron consolidar su ciudadanía después de la revolución de 1952, es mas, hasta ahora aún evidenciamos la presencia de importantes bolsones de discriminación por diversas causas.
En el discurso político se mencionó en varias oportunidades que vivimos una coyuntura histórica donde el viejo Estado no termina de morir mientras el nuevo aún no termina de nacer. Justamente por ello adquiere relevancia el 22 de enero de 2010, en el entendido de que estamos inaugurando el nacimiento formal de la nueva Bolivia Plurinacional y simultáneamente sellamos la defunción del anterior.
Pero convengamos que no es suficiente nacer para vivir bien, depende mucho cómo desarrolles tu vida en adelante, de tus relaciones con los demás y fundamentalmente de saber traducir en hechos los significativos referentes altruistas expuestos en el nuevo texto constitucional. En ese sentido, es importante darle tiempo al tiempo y es más urgente no perder tiempo, porque las necesidades económico sociales de un pueblo siguen vigentes y tienen plazos perentorios, toda vez que los discursos y demás actos protocolares de estos días no lograrán evitar que diferentes sectores dejen de demandar un conjunto de reivindicaciones y por ende implementar las ya tradicionales medidas de presión en los próximos meses.
La expectativa internacional despertada por la inauguración de la nueva gestión presidencial, puesta en evidencia con la presencia de importante número de periodistas de diferentes países, debe ser respondida por todos nosotros con hechos y resultados concretos, pues no se trata de llamar la atención del mundo por ser exóticos, sino por la capacidad que tengamos para superar los aún elevados índices de pobreza en todos sus ámbitos.
Para consolidar este objetivo histórico que aspiramos todos los bolivianos y bolivianas, me permito sugerir a los conductores del Estado, que no le pidan a Dios a la Pachamama o al Ekeko, riquezas, imiten al Rey Salomón y pídanles SABIDURÍA, no saben cuanta falta les hará en adelante, más que todo para no perder la convicción democrática, la sensibilidad social, respetar los derechos humanos, incluso de los que no votaron por el MAS y permitir el crecimiento de una Bolivia verdaderamente inclusiva.
Asimismo, sabiduría para evitar la soberbia y la peligrosa tentación de copar todos los espacios de poder con su militancia, para ser tolerante con la oposición. Sabiduría para construir nuevas instancias jurisdiccionales, Ministerio Público y otras entidades estatales con gente proba, que garantice la independencia institucional y política y, contribuya a la construcción de un Estado verazmente democrático.
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