lunes, 25 de enero de 2010

Mongolia se suma a la abolición de la pena de muerte.


Aunque la derogación de la pena capital aún no es ley, el país asiático anunció una “moratoria oficial” de todas las ejecuciones. Según Amnistía Internacional, Asia es el continente que más practica este castigo: sólo en 2008 casi 2,000 personas fueron asesinadas por el Estado.
Amnistía Internacional acoge con satisfacción el anuncio del gobierno de Mongolia, en el que declara oficialmente una moratoria de las ejecuciones en el país.
La organización cree que el presidente Tsakhia Elbegdorj ha tomado una medida audaz por la protección de los derechos humanos en Mongolia y considera que este importante acontecimiento es un paso clave hacia la abolición total de la pena de muerte.
“El gobierno de Mongolia ha demostrado su firme compromiso con los derechos humanos al introducir la noratoria de las ejecuciones. Amnistía Internacional insta a otros países de la región a que sigan su ejemplo”, ha declarado Roseann Rife, directora adjunta del Programa de Asia y Oceanía de Amnistía Internacional.
En Asia se sigue ejecutando a más personas que en todo el resto del mundo. Amnistía Internacional calcula que en 2008 fueron ejecutadas al menos 1,838 personas en 11 países de este continente.
En China, Mongolia, Vietnam y Corea del Norte, las ejecuciones y las actuaciones en las que se impone la pena de muerte están rodeadas de secreto y carecen de transparencia.
“Mongolia debe modificar con rapidez su ley sobre secretos de Estado para poner fin a la falta de transparencia en la aplicación de la pena de muerte. La transparencia es un elemento esencial de una sociedad abierta y libre, pero también es un paso importante hacia la abolición”, añadió Roseann Rife.
En 2009 el presidente de Mongolia conmutó la pena de muerte a por lo menos tres personas. En Mongolia las ejecuciones se llevan a cabo en secreto y no se dispone de estadísticas oficiales sobre las condenas impuestas o las ejecuciones realizadas.
Según los informes, las condiciones penitenciarias en que viven los condenados a muerte son precarias. Además, no se notifica la ejecución por adelantado a las familias, y los cuerpos de los ejecutados no son devueltos a la familia.
Más de dos tercios de los países del mundo ya han abolido la pena de muerte en la ley o en la práctica. En 2008, 106 países votaron a favor de la resolución de la Asamblea General de la ONU en la que se pide una moratoria de las ejecuciones.
“Estamos deseando ver el apoyo de Mongolia a la resolución de la Asamblea General de 2010 e instamos a otras naciones de la región a que hagan lo mismo”, afirmó Roseann Rife.
En 2010 la situación de los derechos humanos en Mongolia será también sometida al examen periódico universal del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

El mundo entero debe abolir la pena de muerte.
La Asamblea General de la ONU estudiará en 2010 una tercera resolución en la que se pedirá una moratoria de las ejecuciones.
Mongolia votó en contra de las resoluciones de la Asamblea General adoptadas en 2007 y 2009, al igual que China, la India, Indonesia, Corea del Norte, Malasia, Singapur, Tailandia y Japón.
En 2008, 106 países votaron a favor de la resolución, 46 en contra y 34 se abstuvieron.
Amnistía internacional cree que la pena de muerte es el máximo castigo cruel, inhumano y degradante y se opone a ella en todos los casos.
La pena de muerte es discriminatoria y a menudo se utiliza de forma desproporcionada contra las personas económicamente desfavorecidas, las minorías y los miembros de comunidades raciales, étnicas o religiosas, y es el peor acto de violencia estatal por excelencia.
No hay pruebas de que sea más eficaz para reducir la delincuencia que otras penas duras.
Fuente: Corresponsal de paz.

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