miércoles, 20 de enero de 2010
Intensa campaña solidaria de la organización Médicos Sin Fronteras en Haití.
por Carlos Segalis.
Médicos Sin Fronteras, organización humanitaria internacional de acción médica premiada con el Nóbel de la Paz en 1999, desarrolla un fuerte accionar de asistencia y ayuda voluntaria en la ciudad de Puerto Príncipe, recientemente devastada por un sismo. El desastre natural y humano en Haití despertó la solidaridad de numerosas organizaciones, ciudadanos y gobiernos del mundo.
Pressenza, Buenos Aires. El temblor de 7,3 en la escala de Richter que sacudió Haití generó una inmediata respuesta por parte de la comunidad internacional. Distintos organismos responsables por la ayuda humanitaria brindada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y delegaciones diplomáticas comenzaron a enviar alimentos y profesionales para tareas de socorro.
Sin embargo, las primeras organizaciones en participar en tareas de rescate fueron aquellas que, al momento de producirse el sismo, ya se encontraban trabajando en el país caribeño, el más postergado del continente americano: 80% de sus habitantes son pobres, dos terceras partes de su población carece de trabajo y exhibe una tasa de mortalidad infantil de 76 nacimientos cada mil.
Una de ellas fue Médicos Sin Fronteras (MSF), una organización humanitaria internacional de acción médica que asiste a poblaciones en situación precaria y a víctimas de catástrofes y de conflictos armados, sin discriminación por raza, religión o ideología política. “En las primeras 72 horas luego del terremoto ya se habían atendido más de dos mil personas”, explica Carolina Heidenhain, responsable de comunicación de sus oficinas en Buenos Aires.
La catástrofe afectó duramente las instalaciones de MSF en Haití. Los tres hospitales que la organización atendía en Puerto Príncipe quedaron parcialmente destruidos e incluso pacientes y miembros de sus equipos resultaron gravemente heridos. Frente a esta situación, sus equipos tuvieron que evacuar los hospitales e instalar tiendas en plena calle para poder asistir a los cientos de miles de afectados por el sismo.
“Los expertos dicen que están sobrepasados, que nunca habían visto tal cantidad de heridos y de esa gravedad –advierte Heidenhain. En un centro se realizaron 25 cirugías en un solo día. Y ya se corre el riesgo de infección en heridas no graves”.
Frente a esta crítica situación, MSF decidió movilizar hacia Haití unos 70 trabajadores internacionales en las primeras horas. Entre ellos varios nefrólogos para atender a los pacientes con síndrome de aplastamiento. “Nuestra experiencia en terremotos y tsunamis como los de Filipinas, Indonesia y Perú nos indica que es una especialidad esencial para manejar estas situaciones”, explica Heidenhain.
Asimismo, se enviaron 80 toneladas de material de manera inmediata, incluyendo un hospital de campaña con capacidad para 100 pacientes, que incluye dos quirófanos y siete tiendas de hospitalización.
Joan Tubau, director de operaciones de MSF, asegura que la ciudad está devastada: “El caos impera por todas partes. La desesperación es tan grande que la gente acude no sólo a nuestros hospitales sino también a nuestras oficinas”. Allí, en lo que eran las instalaciones administrativas de la organización, se ha improvisado sala de emergencias dónde se encuentran 350 personas.
“En un país donde amplios sectores de la población, especialmente en la capital, Puerto Príncipe, viven en precarias condiciones a causa de la pobreza, el abandono, la violencia urbana y la falta de acceso a la atención sanitaria, esto es la gota que colma el vaso”, asegura Tubau.
Finalmente, MSF ha iniciado una campaña de recaudación de fondos que serán destinados exclusivamente a esta emergencia y los proyectos que desarrolla en Haití. Al momento de comenzar el desastre, la organización contaba con tres hospitales: un centro de atención obstétrica de emergencia gratuita en las zonas más pobres de Puerto Príncipe, un centro de atención traumatológica y un centro de atención de salud primaria, en el que se atendían principalmente casos de violencia urbana.
“Contamos con trabajadores con una enorme vocación de servicio”, explican en la organización, premiada con el Nobel de la Paz en 1999. “No se trata sólo de médicos y enfermeros, sino también sanitaristas, logistas y administradores que cuentan con una vocación humanitaria muy grande. Si forman parte de nuestro equipo es por su deseo de ayudar a las comunidades alrededor del mundo”.
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