lunes, 11 de junio de 2012

Ridley Scott retomó en “Prometeo” profundas dudas y temores existenciales.

por Paulo Pécora 
 
El cineasta británico Ridley Scott retomó y profundizó en “Prometeo”, su último filme de ciencia ficción en 3D que se estrena este jueves, algunas de las preguntas y temores existenciales que ya había explorado en "Alien" y "Blade Runner", como el origen de la humanidad y las consecuencias devastadoras de un avance científico descontrolado.

Considerado por muchos como un “reinventor” del género de ciencia ficción, Scott ofrece aquí un vistoso e inquietante espectáculo de efectos digitales -especialmente holografías y animaciones- para situar al espectador en 2094 e invitarlo a viajar a otra galaxia, en la búsqueda de una respuesta a la pregunta fundamental del ser humano: el origen y el sentido de su existencia.
Scott se vale del mito de Prometeo (nombre de la nave espacial en la que viajan los protagonistas) para hablar sobre el inicio de la vida humana y su creador, pero también para alertar sobre el peligro que corremos de abrir la caja de Pandora -pensada por Zeus para castigar a Prometeo y a los hombres- si llevamos a un extremo nuestra ambición de conocimiento.
Para aludir a la pesadilla que los protagonistas sufren por llevar su sed de saber más allá de un límite humano, despertando fuerzas que no pueden controlar, podría mencionarse otro mito, el de Ícaro, que se acercó tanto al sol que el pegamento de sus alas se derritió y cayó al vacío, mostrando que hay veces que puede ser peligroso aproximarse tanto a una verdad.
Esto es lo que parece decir Scott en su nuevo largometraje, en el que además vuelve a poner a un androide como eje de una reflexión que ya había abordado en “Blade Runner” y que aquí replica la relación creador-criatura, poniendo al hombre en el lugar del creador y al robot antropomórfico, que no puede sentir ni tiene alma, como el ser despechado que se rebela contra su padre.
“Le pusimos a la película `Prometeo` porque la metáfora central del filme es acerca del titán griego que desafía a los dioses una vez que le otorga a los humanos el regalo del fuego, razón por la cual es castigado horriblemente”, explicó Scott en una entrevista difundida por la oficina de prensa de la película.
“Cuando hablás acerca del mito en el cual está basado el título, estás lidiando con relaciones de la humanidad con los dioses -los seres que nos crearon- y lo que sucede cuando los desafiamos”, agregó.
La película comienza muchísimos miles de años atrás, en un planeta de geografías extrañas que parece ser la Tierra, donde un ser semejante a un humano -aunque de proporciones gigantescas- toma un líquido que lo destruye por dentro hasta licuarlo y transformarlo en una sustancia que se escurre y esparce por las cascadas y los ríos, hasta contagiar con su virus a toda forma viviente.
Con una elipsis de miles de años, Scott traslada la acción hacia un futuro cercano, en una zona de Escocia donde un grupo de científicos descubre una cueva con pinturas rupestres que evocan inexplicablemente, al igual que muchas otras culturas milenarias ya desaparecidas y sin ningún contacto entre sí, a una misma constelación ubicada en una galaxia muy lejana del planeta Tierra.
En otro salto hacia el futuro, la película continúa en la víspera de la Navidad de 2094 en el interior de la nave de una corporación privada, en la que viajan un androide que imita al Peter O`Toole de “Lawrence de Arabia”, un grupo de científicos, la capataz de la empresa, el capitán y un par de tripulantes que despiertan en el espacio tras hibernar más de cuatro años.
“Prometeo” es presentada como una predecesora de “Alien”, a pesar de las grandes similitudes que mantiene con ella a nivel estructura, con una expedición que llega a un planeta lejano en una misión de la cual muy pocos saben sus objetivos, se encuentra con un hallazgo científico inimaginable y, por ambición de saber, abre las puertas a una serie de sucesos terribles.
Al igual que en aquel filme de 1979 -que también se conoció como “Alien, el octavo pasajero”- Scott mezcla el terror y la ciencia ficción de manera inteligente y transita el mismo universo de encierro y oscuridad, situando a los personajes en espacios opresivos como la nave y una especie de ciudad-catacumba desierta, creada por otros seres hace miles de años.
El cineasta logra generar un clima de misterio cargado de intriga, sorpresas y eventos inesperados, pero elude lo más posible mostrar al xenomorfo de cabeza ovoide, dientes afilados y sangre ácida de sus filmes anteriores, para concentrarse más en esos seres primigenios que habrían creado a la humanidad y que ahora -por motivos desconocidos- estarían buscando exterminarla.
“¿Quién era? ¿De dónde provenía? ¿Cuál era su misión? ¿Qué tipo de tecnología tendría esta especie? Me pareció que esas preguntas podían servir como punto de partida para ideas incluso más vastas”, afirmó Scott sobre esos seres científicamente avanzados, de aspecto antropomórfico y proporciones gigantescas, que habrían “fabricado” a los hombres.
Con Noomi Rapace, Michael Fassbender y Charlize Theron en papeles protagónicos, “Prometeo” cuenta con los diseños del artista suizo H.R. Giger, creador de los ambientes tenebrosos y las criaturas terribles que pueblan los filmes de la saga, y de un avanzado concepto de biomecánica para diseñar los instrumentos y los trajes del mundo futuro.
Fuente: Télam.

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