por Mariano Quiroga
Los cambios deben comunicarse. En este siglo de la comunicación la
información debe circular en todos los sentidos. Es así que los grandes
emporios del almacenaje virtual (Google, Yahoo, AOL, Facebook) se han
convertido en alguaciles de sus miembros, bah, de sus clientes.
Pressenza. Sin embargo, la velocidad de circulación de esa información hace
imposible el control en tiempo real, por eso las redes sociales se
convirtieron en dinamizadores de revueltas y levantamientos en todo el
globo.
Aparte de internet y toda la telefonía inalámbrica el grueso de la
información circula a través de las radios (cada vez menos) y de la
televisión (con cada vez más señales).
Hace bastante tiempo que las telefónicas dejaron de ser estatales en
gran parte del mundo, así que el dominio sobre las tarifas y los modos
de comunicación entre las personas han quedado en manos de grandes
multinacionales. Algo parecido sucedió con los canales de televisión,
que una vez privatizados han abierto los directorios a sus anunciantes,
cuando no han sido directamente las corporaciones las que han comprado o
creado sus medios de información.
Estos canales corporativos continúan contando con el aval de las
poblaciones que creen que siguen brindando un servicio de información y
entretenimiento, cuando la realidad muestra que se trata de publicidad
(enmascarada o no) en casi la totalidad de sus contenidos.
Toda posición que toma cada uno de estos medios corporizados es en
beneficio de sus propietarios y extendiendo su visión del mundo y su
ideología. A modo de ejemplo podemos ver la estigmatización de ciertos
sectores de la sociedad que son menoscabados y difamados hasta el
hartazgo correspondiéndose con una ideología particular y que puede
terminar determinando la mirada sobre ese sector de amplias franjas de
la población.
El negocio de la información/publicidad resultó tan rentable para las
corporaciones, no sólo en sí mismo si no en cuña con el resto de
negocios, que fueron instalando oligopolios a lo largo y ancho del
planeta, ejerciendo una posición dominante con mayor poder y alcance que
cualquier gobierno.
Es tema para otro artículo el por qué de ese vaciamiento de poder de
los gobiernos, siempre cáscaras de un sistema poco democrático que
conformaba a las mayorías dándoles la posibilidad de elegir al tendero
de la empresa pública al servicio de los poderosos.
Al sur del río Bravo
Lo interesante es que ese esquema globalizado se salió del molde en
América Latina. Y unos cuantos gobiernos enfrentaron el poder fáctico de
las corporaciones, acompañados por cambios importantes en la percepción
que los pueblos tienen sobre la manipulación mediática.
Es un signo de este tiempo la descalificación y la desconfianza de
toda esa cuadrilla de medios que de tan autoreferenciales han perdido
credibilidad. Al igual que las nuevas generaciones que ya no siguen
consignas o liderazgos si no vienen de la experiencia propia de la
lucha. Un mismo colectivo que reclama la educación pública, por ejemplo,
puede contar con múltiples miradas y puntos de vista en su seno, sin
ser un problema, al contrario, siendo una diversidad enriquecedora.
En ese contexto mayor se circunscriben las guerras mediáticas que se
han lanzado en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina o de forma más
tímida en Brasil.
Guerras de la información
La persistencia en la desestabilización y el desgaste que provocan a
las políticas públicas desviando los ejes de discusión e imponiendo sus
propias agendas, ha convertido al que fuera en el siglo pasado el cuarto
poder, en un poder paraestatal de un alcance y convocatoria enormes.
Las campañas destituyentes fogoneadas desde los titulares de los
principales diarios o desde la televisión, apelando a la utilización de
ídolos mediáticos que inoculan la ideología de sus jefes entre gestos de
complicidad con los espectadores, han hecho tambalear a todos los
gobiernos de la región.
11 de abril del 2002
El golpe de estado contra Hugo Chávez no comenzó tomando el Palacio
de Miraflores, sino ocupando el Canal 8 (el único público en ese
momento) y cortando su señal, para que no pudiera un contramensaje del
discurso enardecido que volteaba al presidente electo de Venezuela.
La gente apoyó la revolución bolivariana y al día siguiente el
ejército leal al derrocado presidente recuperó canal 8 y restituyó la
señal. Ese gesto que devolvía la comunicación entre los gobernantes y
sus electores devolvió la democracia al país caribeño, al tiempo que
dejaba un enorme aprendizaje de cómo se desarrollarían los complots
golpistas en el siglo XXI.
Diciembre del 2007
Evo Morales también estuvo a punto de ceder frente al ímpetu racista y
explotador de los estados de la medialuna, asociados a las
corporaciones mediáticas. Otra vez fue el pueblo organizado e inamovible
de las calles el que sostuvo al primer presidente indígena de la
historia boliviana.
Tiempo después se promulgó una ley que prohíbe los ataques racistas y
discriminadores en la comunicación pública, las andanadas de insultos y
descalificaciones de las que fuera objeto el primer mandatario y todas
las colectivas originarias en su conjunto fueron puestas fuera del
derecho. Todavía resta que el respeto y la dignidad se impongan en la
cabeza de los comunicadores sociales.
17 de julio de 2008
Cristina Fernández de Kirchner no consiguió tampoco eludir los
embates de los oligopolios que detentaron el poder durante los últimos
casi 60 años en la Argentina. Cuando ella fue presentada como candidata a
la presidencia de cara a las elecciones de 2007, su marido y entonces
presidente Néstor Kirchner recibió la orden de Héctor Magnetto, CEO del
Grupo Clarín (distribuyen más del 60 % de la televisión por cable en
Argentina y tienen más de 300 señales de televisión y radio, además de
ser los fabricantes del papel para diarios y tener los diarios de mayor
tirada del país), de no dejar que una mujer sea candidata. La
desobediencia de Néstor Kirchner fue una declaración de guerra que llevó
consigo la campaña más devastadora de la que se tenga memoria en la
Argentina, contra la reelegida primera mandataria.
En 2008, con todos los lugartenientes sojeros (como ha pasado esta
semana en Paraguay) como aliados del oligopolio Clarín se socavó la
democracia y se paralizó el país generando una situación golpista, que
llevó incluso al vicepresidente a traicionar al gobierno y postularse
como sucesor de una presidenta en caída libre en popularidad y
representatividad.
La ley de Medios, junto a la recuperación de la empresa estatal de
fabricación de papel y una sostenida campaña oficial de información a la
sociedad de los verdaderos responsables de lo que estaba ocurriendo en
el país, permitieron que la posición dominante de las corporaciones
pierda eficacia y se contrarrestó su poder, ratificando su cargo en el
2011 obteniendo el 54% de los votos.
El ex presidente brasileño Lula da Silva no ha cesado de informar a
sus compatriotas del poder de O Globo, el multimedios que monopoliza de
manera aplastante las comunicaciones y la información en Brasil. La
franqueza, frontalidad y coherencia del ex sindicalista le permitieron
resistir los embates constantes y no perder su alta popularidad.
30 de septiembre del 2010
Otro caso ejemplificador fue lo sucedido en Ecuador, ya que un
levantamiento de la policía terminó con intentos de asesinar al
presidente Rafael Correa que tuvo que ser protegido por soldados de
élite. La revuelta tuvo su inicio en una campaña mediática que hizo
creer a los sindicatos de policía que el gobierno les bajaría los
sueldos. El alzamiento fue aprovechado por las oligarquías para intentar
derrocar al presidente, incluso matándolo.
Las campañas mediáticas continuaron incluso al día siguiente de que
el incidente estaba resuelto, cuando se intentó culpar al presidente
Correa de haber dado la orden de disparar al interior de un hospital
hiriendo a muchas personas, invención afiebrada que le costó un pleito
por difamación al autor de semejante disparate y al dueño del periódico
en el que salió publicado para luego ser repetido por el resto de
cadenas afines.
El gobierno ecuatoriano también está queriendo implementar una nueva
ley de medios que permita restablecer un sistema comunicacional más
amplio y diverso que el actual (desde la asunción de Correa el estado
vuelve a contar con señal propia) donde prevalecen los intereses
privados.
22 de junio del 2012
Fernando Lugo es destituido de su cargo como presidente del Paraguay
por medio de una maniobra espuria de la clase política tradicional. La
mansedumbre del ex obispo ha permitido que los diputados del Partido
Colorado, de donde provenía el que fuera dictador durante 45 años
Alfredo Stroessner, y el Partido Liberal, al cual pertenece el
vicepresidente, que asumió el máximo cargo tras el juicio político,
Federico Franco lo quitaran de en medio 10 meses antes de las próximas
elecciones presidenciales.
Las acusaciones lindan la ridiculez y se fundamentan en las
editoriales de los medios de comunicación opositores, aprovechando los
enfrentamientos entre campesinos y la policía en Curuguaty, que se saldó
con 17 muertes. La disputa se originó tras la ocupación de 2 mil
hectáreas de tierra por parte de campesinos y el reclamo del ex senador
colorado Blas Riquelme quien se adjudica la propiedad, aportando papeles
que datan de la dictadura de Stroessner.
Los reclamos persisten, defendiendo el estado de derecho y
oponiéndose a esta maniobra antidemocrática que deja a Paraguay en una
situación de gravísima indefensión para su pueblo.
domingo, 24 de junio de 2012
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