La Habana, 11 jun (PL). Audacia, talento, novedad y sensibilidad para
asimilar diferentes estilos y propuestas artísticas caracterizaron la XI
Bienal de La Habana, acontecimiento visual que hoy se despedirá del
público tras estampar su halo de buen arte y gusto estético.
Unos 180 artistas de 43 países llegaron a la capital cubana para exponer
sus obras en galerías, parques, instalaciones y otros espacios
abiertos, a tono con el imaginario social, tema que presidió la mayor
cita de su tipo en la isla con carácter bianual.
Mensajes de
paz, amor, tolerancia y armonía entre hombre y naturaleza, entre muchos
otros, pulularon por espacio de un mes en un encuentro que al decir del
pintor cubano Alexis Leyva (Kcho) ratificó el compromiso del arte, al
tiempo que resaltó la riqueza y los valores del llamado Tercer Mundo.
En tal sentido, destacaron las propuestas del surafricano Steven Cohen,
del marroquí Batoul Shimi y del palestino Rafat Asad, por solo citar
algunos nombres presentes en este diálogo interactivo, en el que también
primaron las sorpresas ante lo desconocido, el riesgo y la aventura
inherentes a los procesos creativos.
Mención aparte merece la
tecnología, herramienta que la bienal habanera, a diferencia de otros
grandes eventos de su tipo en el mundo, reservó un espacio muy especial
en el Centro Iberoamericano de la Cultura, donde 18 artistas y 15 obras
ofrecieron varias visiones sobre la robótica y la informática asociadas
al arte, a través de la muestra colectiva Open score.
Un
ambiente visual diferente ofrecieron novedosas propuestas como Los
carpinteros y su conga irreversible, el performance del cubano Manuel
Mendive, el Caballo de Troya, la Ciudad generosa, el Barco de la
tolerancia o el proyecto colectivo Detrás del muro, que abarcó siete
kilómetros del populoso malecón habanero, una de las 18 sedes
expositivas.
Obras como estas no solo llamaron la atención por
la ingeniosidad y el buen gusto de sus creadores, sino por devolverle el
encanto y la belleza a espacios citadinos muy concurridos en la mayoría
de los casos, o abandonados.
Otros proyectos como el
performance del artista austríaco Hermann Nitsch y los objetos
elaborados por la joven cubana Grethell Rasúa a partir de fluidos
corporales humanos como sangre, leche materna, semen y lágrimas
mostraron la dimensión poco conocida y trasgresora del arte
contemporáneo.
Sucesos como los antes mencionados serán
recordados por transeúntes, turistas y espectadores, porque detrás de
cada mirada acuciosa estuvo la vitalidad del arte y sus diferentes
formas de enfocar la realidad social, utopías, aspiraciones y la
creación humana.
Fuente: Prensa Latina.
lunes, 11 de junio de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario