jueves, 14 de junio de 2012

Grecia apuesta al cambio frente al descontento social y la crisis.

En un clima signado por el descontento ante los sucesivos ajustes, los griegos van a las urnas el próximo domingo para elegir entre la continuidad o la ruptura con las políticas de austeridad.

Con los bolsillos flacos, servicios que no funcionan, inédita merma de la industria turística, escasez de medicamentos y envueltos en un clima de creciente descontento social, los griegos concurrirán a las urnas el próximo domingo para decidir si aceptan o no el ajuste que les impone la Unión Europea.
Los semáforos en Atenas no funcionan, veinte hoteles cerraron en los últimos meses por la baja del número de huéspedes en una industria como la turística que en 2011 supuso el 16% del Producto Bruto Interno (PBI).
En las farmacias escasean alrededor de 160 tipos de medicamentos, incluidos antitumorales y antibióticos. En la capital, donde se concentra el 40% de la población griega, 13.000 personas viven en la calle, según la ONG Praksis.
Mientras tanto, la fuga de depósitos y empresas complica aún más el panorama actual y futuro de la economía griega. Se calcula que desde que 2009, cuando comenzó la crisis, millares de griegos vaciaron sus cuentas bancarias y retiraron unos 80.000 millones de euros.
Los ricos se llevaron buena parte de su dinero a Suiza o invirtieron en propiedades inmobiliarias en Londres y Nueva York, según revelaron el lunes las propias entidades financieras helenas.
Muchos miembros de la clase media guardan sus ahorros debajo del colchón o de una baldosa, y los más golpeados por la crisis directamente ya no tienen nada que guardar: lo poco que tenían hace ya tiempo que se lo comieron, según graficó el diario El Mundo.
La cruda realidad del ajuste cruza en forma transversal todo Grecia y condiciona, de modo inobjetable, el voto del próximo domingo.
El anticipo de la decepción popular se vió en las elecciones del pasado 6 de mayo, cuando el 70% del electorado votó contra los partidos proajuste -Nueva Democracia y PASOK-, pero ahora se añade el miedo inyectado por el mensaje intimidatorio procedente de Europa de "euro o caos".
Con un ajustado empate en las encuestas entre la derecha y la izquierda, los griegos sólo tienen ante sí dos opciones.
La izquierda radical Syriza, por un lado, defiende la anulación del programa de reformas impuesto por la troika formada por la Unión Europea (UE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio de los rescates.
En tanto, si gana el conservador Nueva Democracia (ND), nada garantiza la formación de un Gobierno estable, ni siquiera con el socialista Pasok.
Desde 2009 ambos perdieron 40 puntos, castigados por su gestión de la crisis, y necesitarán otros apoyos más que dudosos. "Esa opción supondría posponer lo inevitable, no duraría más que unos meses", afirma el analista Yanis Lulis.
El presidente griego, Karolos Papoulias, advirtió hace días de la posibilidad de que sus conciudadanos se vieran embargados por "un miedo que podría desencadenar en pánico" ante las elecciones generales del próximo domingo, que podrían marcar la salida del país heleno del euro.
Pero a la vez, incluso ND pide renegociar la aplicación de algunos puntos del memorando. También el Pasok propone una moratoria para el ajuste presupuestario (hasta 2015), aunque la opción de actuar de acuerdo a las necesidades griegas no entra en las previsiones de los acreedores internacionales.
Fuente: Télam.

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