por Karol Assunção
Así como las varias juventudes de Brasil, los/las jóvenes gitanos/as también tienen derechos. El problema es que pocos son los que saben y tienen acceso a ellos. Bárbara Angely Piemont, de 17 años, es la única representante de la comunidad gitana presente en la 2ª Conferencia Nacional de Juventud.
La joven, de etnia Colom, actualmente vive en Peruíbe (SP), en una casa con su familia. Acompañada de su madre, Maura Ney Piemont, Bárbara destaca la dificultad de ser la única representante del pueblo gitano en el evento que discute políticas públicas para las juventudes de Brasil. A pesar de eso, afirma que acompaña las discusiones de políticas públicas y espera después transmitir los debates a otros jóvenes.
"Aquí está resultando un poco difícil porque estoy sola, entonces una queda medio descolocada, pero todo está saliendo bien, estoy intentando articularme bien, estoy conociendo bastante para llevar, quién sabe, a la comunidad más cercana lo que aprendí, llevarles un poquito de educación”, explica.
Dificultad también observada por la madre de la joven. En un ámbito más general, Maura Piemont relata los problemas del pueblo gitano, como la falta de acceso a la educación y a la documentación. Además, denuncia la situación de la salud en los campamentos gitanos, donde hay registros, principalmente, de hepatitis y enfermedad de chagas.
En relación con la Conferencia, la madre de Bárbara lamenta la poca presencia de los pueblos gitanos en el evento y espera ayudar a su hija a dar más visibilidad a la cultura y a las comunidades gitanas. "Quién sabe si en una 3ª Conferencia no haya más gitanos aquí. Es lo que esperamos. Vamos a salir de aquí y vamos a hacer un trabajo de concientización con la comunidad, que tiene que mostrar un poco más su cara a Brasil, tiene que aparecer, tiene que salir de la invisibilidad. Ya ha llegado realmente la hora”, concluye.
Traducción: Daniel Barrantes
Fuente: Adital
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