“¡Debemos entrar en acción, no tenemos tiempo que perder! Dentro de seis meses hay elecciones y de otro modo nos olvidarán de nuevo,” dice la activista Salwa Saad Bugaighis. Ella lucha por los derechos de las mujeres en la nueva Libia y espera que Holanda le pueda ayudar en su cometido.
Tres ministerios, cuatro organizaciones de investigación y más de treinta organizaciones de ayuda presentan el Plan de Acción Nacional que deberá dar vida en la práctica la resolución de la ONU sobre los derechos de las mujeres. El ministro holandés de Relaciones Exteriores, Uri Rosenthal, aspira a que dentro de los próximos cuatro años el proyecto sea implementado en zonas de conflicto como Burundi, Colombia, el sur de Sudán y Congo, con el fin de poner a mujeres en posiciones de influencia.
Paz en Liberia
Que las mujeres desempeñan un papel importante en conflictos lo demostró la organización de mujeres ‘Women of Liberia Mass Action for Peace’. Con sus tradicionales vestimentas blancas consiguieron llevar a las partes en conflicto a que comenzaran una negociación de paz. Las mujeres pueden conseguir cambios, dicen los responsables del Plan de Acción.
No de blanco sino con un vestido africano de llamativo verde, Mary Boyol, del Sur de Sudán respalda la afirmación. Mary creció en la guerra y perdió a su padre y a su hermano. Como activista y cantante luchó por la igualdad de derechos para las mujeres en su naciente país. “Yo quiero que las mujeres sean tratadas igual y que obtengan trabajo de las autoridades. Las mujeres son pacificadoras, pero en mi país han sufrido enormemente con la violencia. Tienen miedo y han perdido la seguridad en sí mismas. Eso yo quiero que cambie.”
El Plan de Acción Holandés llega justo a tiempo para Boyol. Con un presupuesto de casi 40 millones de euros se financiarán proyectos que responden exactamente a lo planeado por Boyol: conseguir que las mujeres participen en la toma de decisiones a todo nivel.
Hombre
Una presencia que llama la atención entre las mujeres activistas es la de Fabien Nsengimana de Burundi. Un hombre. “Mi presencia aquí es la prueba de que también los hombres pueden identificarse con la causa de los derechos de las mujeres. En mi país todavía tiene que pasar mucho en el campo de la igualdad de derechos. Las mujeres tienen una fuerza especial que es difícil de explicar. Pueden ser de gran valor en la solución de situaciones difíciles. Es importante que las mujeres y los hombres se complementen.”
Detrás de su idea está también el entrenamiento que impulsó con su organización de ayuda Cordaid. 315 personas fueron preparadas para un papel directivo en la sociedad. La gran mayoría mujeres. Se escogió expresamente aceptar también a hombres. “Las mujeres no pueden conseguir avanzar sin hombres”, dice sonriente Nsengimana.
Riesgo
Los cambios no se producen fácilmente. La ayuda exterior es más que bienvenida. Todos piden ayuda para la creación de un programa de entrenamiento para mujeres. Las treinta organizaciones no gubernamentales, ONG, están ansiosas de ofrecer su colaboración. Allí se esconde también un riesgo, advierte el ministro Rosenthal.
“Las ONG son todas vehículos. No son más que instrumentos. No pueden nunca ser un propósito en sí mismas. Al fin y al cabo se trata de las mujeres en el mundo a las que se ayuda, y entre ellas hay miles de millones que no han escuchado nunca la palabra ONG. Ellas luchan para salir adelante y, finalmente, llegar a ocupar posiciones de poder.”
Libia orgullosa
Con un chal en su cuello de los colores de la nueva Libia, Bugaighis escucha a las otras activistas. Entiende que no es tarea fácil. “Se trata de un cambio completo de mentalidad. Yo estuve desde el comienzo de la revolución en el Consejo Nacional de Transición. Ahora que Gadafi no está, resurge la vieja mentalidad en los hombres. Las mujeres no se tienen que meter en política, dicen”. El espíritu combativo sigue adelante. “Pero yo quiero ser una libia orgullosa y quiero gozar de mis derechos.”
Fuente: Radio Nederland.
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