Además del duro cuestionamiento a las
propuestas surgidas desde el encuentro de Naciones Unidas, las
principales críticas durante la marcha apuntaron hacia las corporaciones
multinacionales.
Fue durante el Día de Movilización Global que
coincidió con el inicio de la Cumbre de Naciones Unidas sobre el
Desarrollo Sostenible Río + 20.
Los jefes de Estado y altos
representantes nacionales llegaron a Brasil para adoptar la declaración
llamada “El Futuro que queremos”.
La declaración acordada por 193
países sólo recoge el reconocimiento de la delicada situación ambiental
del planeta. Contempla vagas promesas de "movilizar fondos" para la
aplicación de las llamadas "políticas sustentables" y no contempla
objetivos precisos para los países.
Como esperaban las
organizaciones sociales reunidas en la Cumbre de los Pueblos, el texto
instala definitivamente a la llamada "economía verde" como concepto
articulador de políticas "en el contexto del desarrollo sustentable y la
erradicación de la pobreza".
Cabe señalar que la "economía verde" es rechazada por esas organizaciones como propuesta para enfrentar la crisis climática.
En
el texto oficial, los países se comprometen a trabajar "para promover
el crecimiento económico sostenido e incluyente, el desarrollo social y
la protección del medio ambiente".
Las negociaciones descartaron
la posibilidad de dar mayor autonomía al Programa de las Naciones Unidas
para el Medio Ambiente. Sólo se instó a fortalecer su rol como
autoridad para fijar la "agenda ambiental global".
Además de la
marcha, las organizaciones sociales presentes en Río preparan un
documento final del encuentro global. Ese texto será entregado a las
autoridades en Río + 20.
La Cumbre de los Pueblos continuará
durante toda esta semana en forma paralela a la reunión de Río + 20 en
Río de Janeiro.(PÚLSAR)
miércoles, 20 de junio de 2012
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