por Nelsy Lizarazo
Pressenza-IPA se ha desplazado a Río de Janeiro desde el día Viernes 15 y
ha tenido la oportunidad de “tomar el pulso” a las dos cumbres (Cumbre
oficial y Cúpula dos Povos) que, desde la partida, evidencian de
múltiples maneras el avances de dos tendencias en clara contradicción y
se pone en evidencia que no hay un único futuro que queremos. Aquí,
primeras impresiones.
Pressenza, desde Río de Janeiro, Brasil. Desde los primeros días de la semana, delegaciones de todos los
continentes comenzaron a llegar a Río. Unas, las delegaciones oficiales
responsables de la negociación del documento que tendrán que firmar los
presidentes al término de la Cumbre Oficial y que de modo no casual pero
sin duda pretencioso se llama “El Futuro que queremos”, lema de la
propia Cumbre Oficial. Otras, las delegaciones de organizaciones
sociales de muy diverso tipo, buscando incidir en los contenidos del
documento en negociación por una parte y por otra, organizando sus
actividades, muestras y carpas en la Cupula dos Povos.
Una, la Cupula dos Povos, se lleva adelante en un espacio amplio, con
carpas, mesas y sillas de plástico, dificultades organizativas y mucha
presencia policial y militar. Dos mil jóvenes acampan en la Universidad
Federal de Río y una cifra no confirmada de representantes de pueblos
indígenas, acampa en una zona muy alejada de la Cupula, allí dialogan,
debaten, hacen asambleas y levantan propuestas para el documento final
de esta cumbre.
La otra, la Cumbre oficial, se lleva adelante en un espacio amplio,
con pabellones, sonido, traducción simultánea, espacio de comidas y, por
si fuera poco, al frente de la zona oficial de la Cumbre, un amplio
espacio adicional, para eventos y reuniones paralelas. El desplazamiento
de un lugar a otro, toma alrededor de dos horas o de ciento cincuenta
reales en taxi, si el tráfico ayuda.
Esas distancias evidentes, incluida la geográficas ponen en
evidencia, sin duda, las distancias más profundas, las disputas de
sentido, las búsquedas y posiciones distintas. Ponen en evidencia que no
hay un único futuro que queremos.
Curiosa, pero no casualmente, sino tal vez como un signo de avance
posible, las delegaciones oficiales no han conseguido hasta el día de
hoy ponerse de acuerdo más que en un 30% de los contenidos del documento
oficial. El concepto central de todo el documento, la llamada “economía
verde” no tiene consenso.
En ese escenario, organizaciones de la sociedad civil han
desarrollado durante los tres días de negociación y en el mismo lugar de
la Cumbre Oficial, solo que en una carpa, sesiones de trabajo por
grupos temáticos, para acordar posiciones en torno al documento e
intentar, a través de delegaciones oficiales especialmente de los países
del llamado Grupo de los 77 (al interior del cual también hay
contradicciones), llevar sus posturas a las mesas de negociación.
Durante los días sábado, domingo y lunes, estas organizaciones llevan
adelante los denominados “Diálogos de la Sociedad Civil”.
Por otra parte, en la zona de la Cupula dos Povos, pero en espacios
cerrados, con aire acondicionado y adecuados para la ocasión denominados
“Globos”, se mueven los ministros relacionados directamente con la
temática central en debate, o las empresas públicas brasileñas hacen
conferencias, entregan materiales y posiciones oficiales buscando, o al
menos eso es lo que parece, parecerse... aunque suene redundante. A
partir del domingo 17 se inician las pre-asambleas en la Cupula y la
construcción de la Declaración Final.
El día 20 será la movilización de las organizaciones de la Cupula. El
mismo día que inicia la Cumbre Oficial, formalmente. El día 22, si hay
acuerdo, los presidentes firmarán el documento Zero. Ese mismos día, las
organizaciones sociales harán pública la Declaración. Mientras tanto,
el número de participantes crece y las tensiones también.
domingo, 17 de junio de 2012
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