martes, 22 de mayo de 2012

RELEVAN VOCES ARGENTINAS PARA LA BIBLIOTECA DE POESÍA SONORA.

por Jorge Boccanera 
 
La tarea de relevamiento de voces de poetas argentinas para entrar a formar parte de una biblioteca de poesía sonora en Italia, trajo a Buenos Aires a Roberto Pascuali, uno de los dos fundadores de "La Voce Regina", un archivo creado en 2006 por el bardo italiano junto a su colega Enzo Marinelli.
Rescatando los orígenes de una poesía sostenida en la oralidad, más que en la escritura, y rastreando esta experiencia hasta nuestros días, dos poetas italianos, Roberto Pasquali y Enzo Marinelli, crearon en 2006 al archivo de poesía sonora “La Voce Regina” (La Voz Reina).
Fue a partir de una colección privada de Marinelli que fue tomando cuerpo este proyecto que hoy cuenta con un amplio catálogo de material audiovisual que puede consultarse en la Biblioteca Salaborsa y en la Biblioteca de la Universidad de Bologna.
Pasquali, amplio conocedor de la producción poética latinoamericana, está casado con una pintora argentina, "así que cada año viajamos para visitar la familia; y aprovecho para buscar las voces reinas”.
“Este año tuve la suerte de encontrar y grabar a poetas importantes como Hugo Padeletti, Diana Bellessi, Arturo Carrera, Hugo Mujica, Rafael Oteriño, María del Carmen Colombo, Antonio Requeni y Juana Bignozzi. Gracias a Carrera conseguí un precioso audio de la voz de Alejandra Pizarnik, aparecido en 205 en CD en el que ella recita un poema de Carrera. Creo que es la única grabación existente de su voz”, dice.
“Más que en el marco musical -explica- la poesía sonora tiene su origen en la voz y sus aspectos lúdicos, aunque no se trata de un juego; la voz como instrumento del trabajo poético y no como instrumento de transmisión. Hay ejemplos en el poema homérico y los tantras donde la voz tenía un papel de simple comunicación porque no había la escritura”.
Poeta y traductor de poesía en lengua española, Pasquali sigue delineando el perfil de esta experiencia artística que deja de lado, dice: “Los límites del lenguaje escrito, para que la oralidad o la vocalidad se constituyan en el verdadero campo de una libre experimentación".
A través de la voz, continúa, "se puede realizar aquello que es imposible a nivel de signo escrito. Esta poesía sonora ha tenido un mayor desarrollo en Europa y América del Norte”.
“Hace mucho tiempo que me enamoré de la palabra poética”, adelanta cuando se le pregunta cómo surge el proyecto de “La Voz Reina”: “Un día, hablando con Minarelli, experto en la poesía oral y con un importante archivo de poesía sonora y experimental, nos decidimos a presentar un plan para seleccionar y digitalizar una parte del archivo, conservarlo y darlo a conocer”.
“De inmediato logramos el apoyo de la universidad y la municipalidad de Bologna; así dio sus primeros pasos el proyecto en el 2005, inaugurado un año después en la gran biblioteca pública de Sala Borsa, una joya arquitectónica y cultural”.
Un amplio registro de “La Voz Reina” -divulgado además a través de compilaciones sobre poetas que han incursionado en la poesía sonora- incluye desde los grandes poetas italianos a vanguardistas de inicios de los `20 -entre ellos, Filippo Tommaso Marinetti y Tristán Tazara- hasta los audios de Patti Smith, Lawrence Ferlinguetti, Allen Gisberg, Christian Ide Hintze y Caetano Veloso.
“Tenemos la voz de los futuristas italianos Marinetti y Canguillo, y además las del ruso Krucyonich, los alemanes Housmann y Schwitters; y Pound, Joyce, los Beats americanos y todos los poetas sonoros de la segunda mitad de siglo, entre los que destaca el uruguayo Clemente Padín como poeta sudamericano”.
La idea de abrir una lí­nea de poesí­a hispanoamericana tiene que ver con los viajes de Pasquali por América latina: “En los años 80, en Nicaragua, di clases en la universidad y tuve la suerte de conocer a los grandes poetas de allí: Ernesto Cardenal, Pablo Antonio Cuadra, José Coronel Urtecho, Carlos Martínez Rivas. A muchos los grabé y a mi regreso a Italia los traduje y difundí en revistas”.
Llama la atención que Pasquali incluya en sus registros a un poeta mexicano poco conocido, Germán List Arzubide, integrante en los años 20 del grupo Estridentista, que iniciara la vanguardia en México; poeta experimental y longevo que vivió entre 1898 y 1998.
“Viviendo en Nicaragua colaboré en la revista mexicana `Vía Libre`, allí pude leer a muchos nombres de la poesía azteca, entre ellos a Lizt Arzubide, a quien iba a conocer en ocasión de sus 90 años. Fue una gran experiencia hablar con un poeta que participó en la primera revolución del siglo XX, la mexicana, y conoció a personajes como Maiakowski, Esenstein, Buñuel y Tina Modotti.
Pasquali menciona como antecedentes de “La Voz Reina” en Hispanoamérica a los archivos de poesía en audio y video de Casa de las Américas de Cuba, la colección “Voz Viva” de la Universidad Autónoma de México y, más acá en el tiempo, el Museo de la Palabra de Montevideo, la Audiovideoteca de Buenos Aires y la Casa de Poesía Silva de Bogotá.
Para Pasquali, un punto máximo de la poesía sonora se dio en las décadas de los años 50 y 60: “Sobre todo, gracias al nuevo progreso tecnológico; aunque aclara que en las dos décadas que siguen van a aparecer quienes quieran llevar esta experiencia a otros límites.
La poesía sonora forma parte de una experiencia denominada “polipoesía”, y que Minarelli caracterizó en un manifiesto como la performance que tiene a la voz como evento más importante: “la experimentación oral se articula a intervenciones mínimas de música, imágenes, movimientos, objetos; todos los aspectos típicos de un show, pero en el que la voz ocupa el lugar principal”.
Desde ya “La Voz Reina” cuenta con voces de poetas argentinos como Borges, Girondo, Gelman, Storni, Tuñón, Pedroni, muchos -aclara Pasquali- cedidos por la Audiovideoteca de Buenos Aires.
“La idea inicial de este proyecto era la de dar a conocer la poesía hispanoamericana en Europa y hacer que los grandes nombres faciliten el acceso a las obras de autores menos conocidos pero con obras valiosas”, concluyó.
Fuente: Télam.

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