lunes, 21 de mayo de 2012

ECUADOR: ALGUNAS TENSIONES ACTUALES EN EL PROCESO DE LA “REVOLUCIÓN CIUDADANA”.

por Nelsy Lizarazo

Hace 7 años, Correa asumía la presidencia del Ecuador, liderando un movimiento nuevo en el escenario político ecuatoriano, el Movimiento Alianza País y la bandera de la Revolución Ciudadana.
Vale observar algunas de las tensiones de este proceso a día de hoy, por sus posibles similitudes con otros procesos en la región, que dan muestra de tendencias similares.

Pressenza, Quito. Ecuador: algunas tensiones actuales en el proceso de la “revolución ciudadana”
Hace 7 años, Rafael Correa asumía la presidencia del Ecuador, liderando un movimiento nuevo en el escenario político ecuatoriano, el Movimiento Alianza País y la bandera de la Revolución Ciudadana. El movimiento PAIS recogía el proceso acumulado de inconformidad ciudadana que se fue gestando durante más de una década en la que el país vivió seis presidencias.
Esta, la séptima, cumplirá el próximo 2013 ocho años de mandato, sumando el período 2005-2008 y el nuevo mandato asumido después de la Asamblea Constituyente, que obligaba a elecciones presidenciales en las que Correa arrasó en las urnas, una vez más. Se lanzará a la reelección, esto es un hecho y seguramente también, salvo algún giro inesperado (siempre posible en esta época de incertidumbres), ganará.
Dado que Ecuador es uno de los países del continente cuyo proceso hemos seguido con interés, puede valer la pena acercar una “lupa” a algunas de las tensiones de este proceso a día de hoy, por sus posibles similitudes con otros procesos en la región, que dan muestra de tendencias similares.
− Procesos vs resultados
El Movimiento PAIS llega al gobierno recogiendo grandes banderas de los movimientos sociales en Ecuador, incluido por supuesto, el emblemático movimiento indígena ecuatoriano: la salida de la base norteamericana del puerto de Manta, el control y manejo de los recursos naturales y estratégicos, la plurinacionalidad y la interculturalidad, para dar algunos ejemplos.
El proceso constituyente respetó estas y otras banderas y, en un ejercicio de amplia participación ciudadana, Ecuador vio nacer y aprobó una nueva Constitución que declara al Estado como un estado plurinacional, intercultural, laico; replantea profundamente modos de convivencia, incluye la no-violencia en algunos de sus articulados y declara un nuevo paradigma de vida, el Sumak Kawsay, para dar algunos ejemplos.
Los alcances reales de todos estos enunciados, principios y normas constitucionales eran, probablemente, difíciles de imaginar. Qué significa, en concreto, un Estado plurinacional? Cómo se traduce esto en la cuestión de la tierra y los territorios, en el sistema de justicia, en el sistema educativo o en el de salud? Cuáles son los reales alcances de darle a la Naturaleza entidad de sujeto de derechos, en consonancia con el postulado central del Sumak Kawsay, que mueve el paradigma antropocéntrico hacia el biocéntrico? Solamente estos postulados obligan al emprendimiento de procesos de transformación económica, cultural, social y política de gran calado, de largo aliento y que toman mucho tiempo.
Ese tiempo no lo tienen las necesidades materiales de la gente que exigen respuestas inmediatas a sus gobernantes: la inversión en salud, en educación, en vialidad, en seguridad social tiene que hacerse de inmediato y no hay tiempo para procesos... El dinero lo tienen las transnacionales, las mineras especialmente, las petroleras también...los chinos especialmente, y las negociaciones comienzan y se dan rápidamente, en un abrir y cerrar de ojos los contratos están firmados. El pragmatismo gana la partida.
En la tensión procesos vs resultados, la agenda de los recursos naturales y estratégicos, la agenda de la tierra y el territorio, de la soberanía alimentaria, del agua, es decir, la agenda central de movimientos campesinos e indígenas queda, por lo menos, postergada.
En esa misma tensión, la inversión en salud, en educación, en carreteras que conectan todo el país y al campo con las ciudades, aumenta. El corto plazo se impone y el largo plazo es una promesa.
− Medios vs Medios
Parece que en el campo de la relación con los medios de comunicación hay señales interesantes en varios lugares del continente. Ecuador, uno de ellos. Para el caso del país, es la primera vez en la historia que un gobierno se enfrenta de manera sistemática a las empresas mediáticas, un poder intocado hasta hace poco tiempo atrás. La confrontación permanente del presidente Correa con los grandes canales de televisión y los diarios de mayor circulación nacional, ha puesto en el escenario la cuestión misma de los medios de comunicación, del tratamiento de la información, de los capitales y los intereses que mueven esos capitales, o al revés, en fin. Se puede estar o no de acuerdo, considerar que hay excesos o no. La cuestión que vale destacar como tendencia además, porque está presente en algunos países de la región, es que ahora sí se puede hablar de los grandes medios y sus intereses.
Lo curioso es que, esta crítica permanente es vehiculizada a través de otro gran aparataje mediático organizado desde el propio gobierno, a través de la Secretaría de Comunicación. De ese aparataje hacen parte la radio y la televisión públicas, creadas hace pocos años, también durante el gobierno del Economista Rafael Correa. Así que, a ese gran aparato, criticado por su único modo de ver e interpretar la realidad, se le responde con otro gran aparato, con su único modo de ver e interpretar la realidad. Así que, a una forma de hacer que se critica, se le responde con la misma forma de hacer, pero desde la otra orilla... concentrando la disputa en dos lugares que parecen los únicos lugares posibles: el gobierno y sus medios, la oposición (esta sí, la de derecha) y sus medios.
− Marchas vs contramarchas
Con motivo del 1 de mayo, Quito vivió de nuevo un hecho insólito: marchan los militantes y simpatizantes de Alianza País (entre ellos asociaciones de campesinos, cooperativas, sindicatos, organizaciones indígenas, de mujeres, de jóvenes) y marchan también los “opositores” (entre ellos asociaciones de campesinos, cooperativas, sindicatos, organizaciones indígenas, de mujeres, de jóvenes)... En una marcha y en otra, la llamada contramarcha, hay también militantes de partidos políticos (hay una parte de los socialistas en una y otra parte de los socialistas, en la otra)... y en la marcha de los “opositores” marchan también el Movimiento Popular Democrático y el Pachacutik, dos partidos políticos que hicieron parte de Alianza País, en las contiendas electorales que llevaron a Rafael Correa al gobierno, pero que ahora son oposición.
Ninguno de los movimientos, organizaciones, coaliciones o partidos que marchan, en una marcha y en la otra, podrían llamarse de derecha. La derecha no marcha, la derecha opera desde el poder económico, desde el poder mediático, desde las negociaciones de alto nivel, desde las transnacionales. El país vive así la movilización dividida de las izquierdas (menos o más alejadas del centro, pero al final izquierdas), con las mismas consignas, las mismas canciones, los mismos íconos, unos son gobierno y otros son oposición al gobierno.
El país está en permanente movilización y esto parece un signo interesante... lo que no podríamos decir es que está, necesariamente, en permanente debate político y de nivel. Quizás la agenda política más interesante es la de la CONAIE, la mayor organización indígena del Ecuador, que ha sostenido su campo de demanda en torno a tierra, agua, territorio y revolución agraria. Cuatro cuestiones sobre las cuales el régimen da señales ambigüas.


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