Aunque Otávio Júnior afirma que es muy difícil cambiar la dinámica que
se vive en las favelas, su deseo por ayudar a través de los libros a
superar la violencia y la falta de perspectivas persiste.
Pese a la violencia generada por bandas armadas que controlan las
favelas en Brasil, un joven del Complejo del Alemán en Río de Janeiro
(sureste brasileño) decidió donar a los niños de su barrio libros y no
armas, al construir una biblioteca con más de seis mil ejemplares.
Otávio
Júnior, de 28 años de edad, construyó la biblioteca con los frutos de
su trabajo, con la ayuda de varias ONG y de imprentas locales, así como
del dinero de un concurso de televisión en el que el joven participó.
Su
amor por la lectura empezó entre toneladas de basuras amontonadas en el
morro del Caracol, una de las favelas del Complejo del Alemán. Allí
encontró un día, a sus ocho años de edad, una caja de juguetes de la que
sólo pudo rescatar, antes de que se la arrebataran de las manos, un
libro: Don Gatón.
Ese mismo día lo leyó a la luz de las velas,
se fue a la cama abrazando al cuento y se enamoró para siempre de la
literatura. Otávio soñó con que otros niños sintieran también esa
pasión. Un sueño que, poco a poco, se está haciendo realidad, como
cuenta en su primer libro, Biblioteca Favela, que ha presentado en
España.
Después de una semana con Don Gatón como compañero
inseparable, empezó a pedir libros prestados a sus vecinos. Consiguió la
dirección de algunos escritores a los que fue a visitar y comenzó a dar
forma a su deseo de crear una biblioteca en la favela. "Estás loco", le
decían todos. "No", respondía él. "Sólo estoy enamorado de los libros".
Tras
abandonar una prometedora carrera como futbolista, hacer sus pinitos
como grafitero, en el que firmaba como 'El desechos', apodo que le
pusieron por rebuscar en los vertederos a la caza de nuevos libros, y
después de ejercer como escritor y actor de teatro, se centró en su idea
de acercar los libros a los niños del Complejo del Alemán, para
entonces uno de los rincones más violentos de Río de Janeiro.
Su
deseo, sin embargo, se vio opacado en un principio porque como él mismo
lo afirma "los chicos estaban mucho más interesados en las armas y las
ropas caras que llevaban los narcotraficantes (...) Los jefes de las
bandas que controlaban el negocio de la droga eran los verdaderos héroes
del barrio".
"Es muy difícil cambiar esa dinámica", reconoce
Otávio, que tuvo varios problemas con la policía por cargar de un lado a
otro una maleta llena de libros para hacer cuentacuentos en las
escuelas y regalar algunos ejemplares.
A la violencia callejera
hay que sumar, además, la violencia doméstica, un problema que él, como
tantos otros compañeros de su escuela, sufrió en persona.
"Mi
padre se volvió alcohólico y violento. Los días eran una pesadilla. La
violencia doméstica es el principal motivo para que los niños busquen la
calle y entonces son captados por los narcos para vender droga, que
también consumen porque trabajan de madrugada y necesitan 'estar al
loro'".
"Ya drogadictos, trabajan para poder pagarse la dosis.
He perdido la cuenta de los chicos de mi adolescencia que están en la
cárcel o muertos", cuenta con pena este brasileño, que se empeñó en
cambiar las cosas.
Pese a este panorama, Otávio logró que los
niños de la favela tuvieran su primer contacto literario, "quiero ayudar
a través de los libros a superar la violencia y la falta de
perspectivas", expresó.
Para Victor David López, de Ediciones
Ambulantes que ha publicado la historia Biblioteca Favela, Otávio "es
uno de esos tipos con agallas. Más aún en esta época en la que cuanto
menos leas y menos sepas más manejable eres".
El Complejo del
Alemán, donde viven unas 140 mil personas repartidas en 20 comunidades,
fue una de las primeras favelas dominadas por el narcotráfico.
Fuente: teleSUR
miércoles, 23 de mayo de 2012
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