viernes, 2 de diciembre de 2011
LA MIRADA PROPIA: ÚLTIMA CONQUISTA FEMENINA EN LA LITERATURA.
por Dolores Pruneda Paz
La escritora española Almudena Grandes (foto), flamante ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz por su novela "Inés y la alegría", aseguró en México que "la revolución de las mujeres en la literatura, y esto es después del primer tercio del siglo XX, ha sido la conquista de un punto de vista propio".
"La batalla femenina del siglo XX en literatura ha sido la reivindicación del derecho a contar desde el yo mujer y aspirar a producir una mirada igual de universal que la masculina desde una perspectiva femenina", sostuvo la autora en diálogo con Télam desde Guadalajara.
"A mí no me preocuparía nada que me hablaran de literatura femenina si hablaran de literatura masculina -afirmó-. El problema es que no se habla de literatura masculina, eso significa que la gran literatura de todos los tiempos es masculina; y se habla de literatura femenina, lo que convierte a la literatura escrita por mujeres en un subgénero".
En otras palabras: "Cuando Becker le dice a una mujer `poesía eres tú` le está diciendo no seas poeta, eres poesía que es una cosa más elevada, pero hay muchas formas de sacar a una persona del campo de acción y una de ellas es elevándolas".
Hasta hace muy poco tiempo la literatura era asunto de hombres, consideró, "es verdad que las mujeres han escrito durante siglos, pero también es verdad que durante el primer tercio del siglo XX lo hacían desde el punto de vista de los hombres, no desde un yo femenino sino acatando el criterio general canónico de que las cosas importantes que sucedían en el mundo eran las masculinas".
Para Grandes, "la escritura tiene género porque escribir es mirar al mundo y contar lo que uno ve; y la mirada de cada persona, no de cada escritor, está filtrada por todos los atributos de su memoria, que es lo que hace a cada uno particular o a todos distintos".
En ese sentido, "algunos aspectos del mundo pueden no tener el mismo color o la misma consistencia para un hombre que para una mujer -continuó-, lo que ocurre es que el género no es el único criterio, ni siquiera el más importante que divide al mundo, el mundo de un hombre rico y una mujer rica se parecen mucho más que el mundo de un hombre rico y un hombre pobre".
Desde ese punto de vista "se podría dividir la literatura en infinidad de categorías y cada escritor, hombre o mujer, podría formar parte de esas categorías", aseguró.
A su entender, "esto quizá tenga algún sentido para un estudio de literatura comparada, pero en general, en una escritora como yo, eso no pesa mucho, asumes con la misma naturalidad todos tus atributos y por esto hablar hoy de literatura femenina es irritante".
Consultada sobre si cree posible que ese canon deje de ser masculino para pasar a ser literario, no dudó: "Va a dejar de serlo, se ha avanzado mucho en países con importante tradición literaria y hoy se reconoce a algunas escritoras como referentes de períodos clave: Marguerite Yourcenar fue la más importante de Francia en su época, Margaret Atwood es la escritora más importante de Canadá".
Si bien las mujeres tradicionalmente "hemos estado relegadas al ámbito de lo privado, para mí es sólo una teoría porque en la vida que yo he vivido yo no creo que mire de una forma distinta que los hombres, y no estoy dispuesta de ninguna manera a sentirme relegada", señaló.
"Hay buena literatura de corte intimista, modesta, que no aspira a llegar al 100 por 100 de la población, que es la que las mujeres han escrito durante muchos años, y hay buena literatura con ambición universal", reseñó.
Es decir, "tradicionalmente los géneros que podía practicar una mujer -desde el siglo XIX- eran la literatura intimista, infantil y la religiosa (ama de casa, madre, educadora) ahora se trata de romper las barreras y que las mujeres escriban sobre lo que les guste, lo que sea su deseo".
"En la medida en que las mujeres seamos capaces de producir grandes libros universales irá siendo más fácil eliminar la tendencia del canon, pero la batalla por el futuro tiene que darse a base de calidad, la primera obligación de un escritor es con la literatura", sintetizó.
Nacida en Madrid en 1960, Grandes cuenta con una prolífica producción que incluye novelas y cuentos como "Las edades de Lulú", "Te llamaré Viernes", "Malena es un nombre de tango", "Atlas de geografía humana", "Los aires difíciles", "Modelos de mujer" y "Estaciones de paso".
Fuente: Télam.
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