Ese tipo de prácticas nada tienen que ver con el legítimo ejercicio de la protesta, subrayó la Defensoría en un comunicado en relación con las jornadas de movilización de los últimos días y sus hechos posteriores.
La historia de Ecuador, Latinoamérica y el mundo nos ha enseñado que la solución de los conflictos por vías de hecho deja marcas de dolor, desgaste, lesiones económicas, sociales y de derechos humanos, que afectan al desarrollo de los pueblos, indica el texto.
Firmada por el defensor del pueblo Ramiro Rivadeneira, la nota añade que la violencia ejercida en el marco de las recientes marchas ha dejado personas heridas, lo cual es lamentable; pero sería dolorosa la incidencia de muertes, motivo por el que debemos llamarnos a reflexión.
El pasado jueves el país miró como un grupo de opositores protagonizó actos vandálicos contra policías y la comunidad como pretexto de una movilización que dijeron sería pacífica y resultó lo contrario.
Las pruebas de los actos agresivos de los opositores fueron expuestas a través de un video mostrado en cadena nacional.
La marcha opositora empezó el 2 de agosto desde Zamora y al llegar a Quito víspera del 13 de agosto, fecha del paro, mostró acciones amenazadoras como la firma de un decreto que pedía la renuncia del presidente constitucional Rafael Correa, la toma del Palacio de Carondelet y la violencia contra los policías.
Al intentar acercarse a la Plaza de la Independencia y derribar el cerco policial, usaron vallas, postes de madera y bombas incendiarias que afectaron a agentes del orden con quemaduras.
De acuerdo con las imágenes en las redes sociales, los violentos perjudicaron bienes públicos y afectaron el Centro Histórico de Quito.
Tales hechos fueron rechazados por la mayoría de los ecuatorianos, quienes ese 13 de agosto decidieron trabajar y producir por el bienestar del país.
Fuente: Prensa Latina
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