Relatos de Ursula K. Le Guin, de su etapa inicial como escritora, y
reunidos en el libro "Las doce moradas del viento" -que vuelve a ser
reeditado en la Argentina con un prólogo de la escritora española Rosa
Montero, nos introduce en la matriz de una obra cuya vastedad todavía
entonces -al momento de esbozarse- no era difícil de intuir.
Publicado por RBA, el volumen agrega a los 17 relatos incluidos, la voz
de la autora que sitúa al lector en los intersticios de su escritura, en
sus preocupaciones primigenias y en la búsqueda de un estilo, que luego
la hizo incomparable en el género fantástico y de ciencia ficción.
Escritos entre 1963 y 1974, cuando comenzaba su itinerario profesional,
cada cuento va acompañado de un comentario de la autora, además de un
prólogo en los que explica estos primeros escarceos con la escritura a
lo largo de una década.
Así es como la propia Le Guin nos revela la poca distancia que puede
existir entre un cuento y una novela, cuando un personaje secundario "no
se hundió obedientemente en la oscuridad cuando el relato hubo
terminado, continuó existiendo: 'Escribe mi historia'. decía, 'soy
Rocannon. Quiero explorar mi mundo...'. Así que le obedecí. Es realmente
imposible discutir con esta gente".
Para Montero, el rasgo más distintivo de la obra de Le Guin es su
grandeza: "le cabe el Universo en la cabeza. Posee una visión
panorámica, una mirada totalizadora, serena y compasiva, y al mismo
tiempo tiene un don para penetrar en los entresijos de lo pequeño, del
oscuro corazón de las personas, de las pasiones fragorosas y efímeras".
El germen del universo Le Guin se deja adivinar en algunos de estos
relatos como "El collar de Semley", un preludio de su novela "El mundo
de Rocannon"; "El rey del Invierno", que transcurre en el planeta
Ghethen, luego escenario de "La mano izquierda de la oscuridad", donde
emerge el tema de género e identidad sexual; "La palabra que desliga" y
"El poder de los nombres" que anteceden la trilogía de Terramar y "El
día anterior a la Revolución", que preanuncia la revolución que ocurrirá
en el planeta Urras en "Los desposeídos".
Ursula Kroeber Le Guin nació en California en 1929. Con un padre
antropólogo y una madre escritora de literatura infantil, desde niña
hizo suyo un mundo poblado de mitos y leyendas. Después de pasar por la
Universidad de Columbia la autora se fue a estudiar a Francia con una
beca Fulbright, donde conoció a su marido.
Entre la ciencia ficción (ciclo del Ekumen) y la literatura fantástica
(ciclo de Terramar), Le Guin se convirtió en una figura de gran
popularidad a través de sus novelas, cuentos, poesía y crítica.
Entre los galardones recibidos, destacan el National Book Award, el
American Book Award, numerosos premios Hugo, Nebula, Jupiter y Locus.
En 1991, recibió el Harold D. Bursell Memorial Award, otorgado por la
American Academy and Institute of Arts and Letters, y en 2001, el SF
Hall of Fame por el conjunto de su carrera.
De lo mejor de la selección figura "Los que se marchan de Omelas", una
utopía cruel -ganadora del premio Hugo- donde en el comentario que
precede al cuento la autora cita a William James en su ensayo "El
filósofo moral y la vida moral".
"Consideremos la hipótesis de que se nos ofreciera un mundo en el que
fueran posibles las utopías de Fourier, Bellamy y Morris, y en el que,
por tanto, millones de personas fueran siempre felices, pero con la
única condición de que un alma perdida más allá de las cosas, tuviera
que llevar una vida de solitario tormento..." y alude a que esta idea
estaba ya en Dostoievski.
En "Los Maestros" y también en "Las estrellas en la roca", Le Guin narra
"sobre la ciencia misma, sobre la idea de la ciencia, y sobre lo que le
ocurre a esa idea cuando se encuentra con otras totalmente opuestas y
muy poderosas, representadas por el gobierno, como en el siglo
diecisiete, cuando la astronomía chocó con las ideas de Stalin".
"Pero a todo esto -añade la escritora- le había dado yo la forma de
psicomito, un relato fuera del tiempo real, pasado o futuro, en parte
para generalizarla y en parte porque yo usaba también la ciencia como un
sinónimo de arte".
En "El Campo de Visión", la historia se centra en un astronauta que
vuelve de una misión espacial en Marte, algo misterioso ha alterado los
sentidos de la tripulación y en su caso particular se inicia un proceso
-imcomprensible para los que lo rodean- para asumirse como un vehículo
de la gran verdad, cuando su único deseo es convertirse de nuevo en un
ser normal.
Tanto en "Nueve vidas" como en "Más vasto que los imperios y más lento",
la autora norteamericana pone en perspectiva las respectivas tramas de
la ciencia ficción desde la psicología: "Evidentemente, lo que me
interesa es lo que ocurre en el interior. El espacio interior y todo
eso. Todos tenemos bosques en nuestras mentes. Bosques no explorados,
inacabables, Cada uno de nosotros se pierde en ese bosque, cada noche,
solo", apunta.
La Antología, galardonada con el Premio Gigamesh en 1986, se completa
con "Abril en París", "La caja de la oscuridad", "El viaje", "Cosas",
"Un viaje a la cabeza" y "Dirección de la carretera".
Fuente: Télam
martes, 25 de agosto de 2015
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