jueves, 2 de febrero de 2012
"LA LITERATURA ES CAJA DE RESONANCIA DE LA NUEVA SITUACIÓN POLÍTICA”.
por Pablo E. Chacón
En "Región. Antología de cuentos políticos latinoamericanos", los escritores y antólogos Enzo Maqueira y Juan Terranova componen un nuevo mapa de la narrativa del continente y destacan "el nuevo fenómeno de la literatura política como caja de resonancia de la nueva situación política en América Latina".
"La producción de (Julio) Cortázar, (Gabriel) García Márquez o (Mario) Vargas Llosa no puede dejar indiferente a nadie. Pero la diferencia de nuestra generación con la de ellos, es que vivimos menos atados a las demandas del mercado", dice Maqueira en diálogo con Télam.
Y agrega que "el nuevo fenómeno de la literatura política latinoamericana es como una caja de resonancia de la nueva situación política de América Latina, sin dictaduras, con libertad de prensa, editoriales nuevas. Es un momento importante para nuestros países".
El libro, publicado por el sello Interzona, reúne relatos de Michel Encinosa Fú y Jorge Enrique Lage (Cuba); Mayra Luna (México); Pedro Cabiya (Puerto Rico); Denise Phé-Funchal (Guatemala); Georgina Vanegas (El Salvador); David Cruz (Costa Rica), y Rodrigo Blanco Calderón y Slavko Zupcic (Venezuela).
Además, Margarita García Robayo (Colombia); Eduardo Varas (Ecuador); Diego Trelles Paz (Perú); Cristino Bogado (Paraguay); Giovanna Rivero (Bolivia); Andrea Jefranovic (Chile); Inés Bortagaray (Uruguay); y los argentinos Hernán Vanoli y Héctor Kalamicoy.
Maqueira nació en Buenos Aires en 1977; licenciado en Comunicación Social, docente y editor. Publicó las biografías "Cortázar, de cronopios y compromisos" y "El perseguidor de la libertad"; el libro de crónicas y relatos "Historias de putas" y las novelas "Ruda macho" y "El impostor".
Terranova nació en Buenos Aires en 1975. Publicó las novelas "El caníbal", "El bailarín de tango", "El pornógrafo", "Mi nombre es Rufus", "Lejos de Berlín", "Los amigos soviéticos" e "Hiroshima"; y las crónicas "La virgen del cerro", "Peregrinaciones" y "Diario de Alcalá".
El también periodista cultural y blogger dice que hay que tener cuidado cuando se habla de política "porque nada escapa al signo de lo social si está construido con lenguaje. Ahora bien, eso no significa que todos los textos sean políticos sino que se politizan, son politizados por la lectura que a su vez debe producir otro texto para existir".
Pero lejos de estas conjeturas, Terranova asegura que "desde un principio en esta antología `lo político` estuvo presente. Y ese, además, fue nuestro pedido a los autores: un cuento político".
Maqueira insiste en el momento político que atraviesa América latina: "Este es un momento importante desde el punto de vista político. Están pasando cosas hermosas, que antes no pasaban, y queríamos ver como la literatura lo refleja".
La pregunta por el boom de la literatura latinoamericana de los sesenta casi es una obligación.
"Si existe una relación entre esta movida y aquella es justamente, la política. Porque el boom también tenía un componente político muy marcado aunque no todas las novelas trataran esa cuestión de manera directa. Pero la pregunta de fondo, en ambos casos, es qué pasa entre los escritores, los artistas, y el momento político", indica Maqueira.
Algo llama la atención: la falta de referencias en "Región" (que acaso aluda a la novela de Carlos Fuentes, "La región más transparente") sobre la generación que dominó la escena cultural durante mitad de los 80 y los 90.
Los compiladores no dudan: "En esos años hay un abandono de lo político, una especie de deshistorización. Está el ejemplo de Jorge Asís, por ejemplo, referente cultural del menemismo".
Y recomienda Maqueira: "Durante los 90, casi toda América latina estaba dentro del liberalismo atroz; hubo algunos que lo contaron sin demasiada fuerza, porque el mercado tampoco lo permitía".
"De todo eso habla muy bien el libro de Elsa Drucaroff, `Los prisioneros de la torre`, que analiza cómo los escritores pensaron la dictadura, pasaron los 90 y cómo ahora pareciera que existe un nuevo movimiento que pasa por arriba la dictadura, los 90 y piensa al futuro con mayor optimismo", analiza Maqueira.
Terranova completa: "si uno estudia el boom, lo que salta a primera vista es que hay tres o cuatro autores paradigmáticos.
Ahora, en cambio, hay una mayor cantidad de autores. Ahora no hay tres o cuatro figuras rutilantes que arrastraban a otros".
Sin embargo, "el hecho de que el mercado ignore o dé poco lugar a esos escritores, produjo que aparecieran cantidad de editoriales pequeñas que permiten más libertad de creación. Los escritores del boom, por estar tan atados al mercado, limitaron, en gran medida, no siempre pero muchas veces, esa capacidad creativa", comenta el autor de "El impostor".
"Después de `Cien años de soledad`, García Márquez, por poner un ejemplo, ya sabía que lo que tenía que escribir era lo que se esperaba de él, una novela como `El otoño del patriarca`".
¿La política contemporánea es más compleja? "Yo creo que ahora no hay esa tensión, esa necesidad de transar con el mercado, de pensar siempre en el mercado, y eso, a los escritores, les permite una mayor libertad creativa".
Terranova asiente. "A partir del 2001 explota todo este movimiento que hoy llamamos nueva narrativa, joven guardia, etcétera. Empezaron las lecturas en los bares, un movimiento de autogestión que sólo fue posible después de que todo estallara: las editoriales no publicaban, los libros no se vendían y nadie estaba interesado en hacer negocios con libros".
"Esta también es una movida política: el hecho de hacer libros con cartones, y con cartoneros, eso es una política. Y a partir de ahí el resto; proponerse armar catálogos independientes cuando se está discutiendo la palabra independencia", explica.
"Todo esto también se fue armando gracias a internet, a las redes sociales, etcétera. Esos dispositivos nos permitieron contactarnos de manera más rápida con ciertos autores y nos metieron en una paradoja", asegura Terranova.
"Armamos un libro que habla de la política en el siglo XXI en América latina, donde postulamos que el fin de la historia no fue tal cosa, que la historia continúa, que América latina está virando hacia la izquierda y cómo la literatura relata eso” por medio de internet, que es un producto que llega con la globalización. Y que también es contradictorio. Porque genera libertad y horizontalidad, y a la vez es el arma de penetración del imperio", concluye Maqueira.
Fuente: Télam.
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