Mucha conmoción ha causado el sitio de quejas del derechista Partido de la Libertad (PVV), en el que puede denunciarse molestias causadas por inmigrantes de Europa Oriental.
“Es una incitación deliberada a la intolerancia”, declaró la Unión Europea. Diez embajadores han enviado esta semana cartas de protesta a la Cámara de Diputados holandesa. El Gobierno del país mantiene el silencio, mientras que al nuevo sitio web le llueven reacciones.
Holanda vuelve a verse obligada a dar explicaciones sobre el populista partido de derechas PVV, del político Geert Wilders. Luego de la conmoción causada por el filme islamófobo Fitna (2008), retorna la polémica, esta vez sobre un sitio de denuncias de los problemas que causan los inmigrantes del centro y este europeo en Holanda.
En el sitio, la gente puede quejarse sobre molestias, falta de higiene o suplantación de puestos de trabajos causados por polacos, rumanos, húngaros y otros ciudadanos del este europeo. Pero también pueden denunciar actos criminales, abuso de alcohol y drogas y casos de prostitución. Según el PVV, antes prácticamente no se realizaban denuncias porque la gente pensaba que las autoridades no harían nada al respecto. El PVV está haciendo un inventario de las reacciones, para presentarlas al Gobierno holandés.
Polacos laboriosos
La indignación es más patente en Europa Central y Occidental. El embajador polaco en Holanda expresó la semana pasada claramente su enfado. “La imagen que da Wilders de que los diligentes trabajadores polacos contaminan el mercado laboral holandés, es un insulto”, declaró el diplomático en La Haya.
También la Comisión Europea en Bruselas rechaza la iniciativa. La eurocomisaria de Derechos Humanos, Viviane Reding, habla de un “llamado abierto a la intolerancia”. “En Europa abogamos por la libertad, por un continente abierto, en el que los ciudadanos puedan trabajar y estudiar donde deseen. Solucionamos nuestros problemas en base a la solidaridad, y no delatando a conciudadanos”.
Lúdica contraofensiva
La oposición de izquierdas en Holanda no se hizo esperar, e inició de inmediato una contraofensiva social. Se abrieron al menos cuatro sitios web satirizando la iniciativa del PVV, como el Centro de Limburgueses (para quejarse del incomprensible acento de la gente de Holanda meridional-de donde proviene Wilders), o el sitio Compañía Grata (“¿Ha tenido alguna vez una noche de fiesta desenfrenada con polacos?”) del rapero polaco-holandés Mr. Polka.
En los círculos sindicales y empresariales se ha reaccionado con exasperación. Muchos europeos orientales trabajan en sectores que los holandeses declinan, como el de la agricultura de invernadero en el oeste del país. La patronal holandesa VNO-NCW calificó la acción del PVV de “xenofóbica”, e instó a los partidos de la coalición gubernamental, los liberales del VVD y los democristianos del CDA, a que se distanciaran con contundencia de esta iniciativa.
El llamado no tuvo eco en el primer ministro del país, Mark Rutte. El líder de los liberales considera esta acción del PVV como una cuestión interna de ese partido, sobre la que no le corresponde hacer comentarios. Tampoco el ministro de Asuntos Sociales, el democristiano Henk Kamp, quiso condenar el sitio web.
En apuros
De todas formas, el Gobierno holandés se encuentra en un aprieto. El gobierno minoritario de los liberales y los democristianos debe su existencia al apoyo del PVV, a cambio de aplicar mano dura a la política de asilo e inmigración. Así, el Gobierno se encuentra asiduamente en posiciones difíciles debido al accionar de Geert Wilders.
Al igual que con lo ocurrido con el filme Fitna, el líder del PVV no se inmuta por la conmoción causada. Por el contrario, le saca provecho. Rechaza la acusación de la Comisión Europea de discriminación con su ya conocida retórica: “Infundado y sin sentido. ¡Que Bruselas se vaya al diablo!” Wilders enfatiza satisfecho el éxito del sitio web, afirmando que en la pasada semana ha recibido más de 32.000 reacciones.
Fuente: Radio Nederland.
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