por Esther Vivas*
Hace algunos años
Michael Moore retrataba brillantemente en ‘Sicko’ el negocio y la estafa
sanitaria en Estados Unidos a manos de grandes compañías aseguradoras.
Hoy éste es el modelo que se impone en el Estado español. Y, ¿adónde nos
conducen dichas políticas? 50 millones de estadounidenses sin ningún
tipo de cobertura sanitaria y 250 millones con seguro médico privado,
que cuando necesitan de tratamiento, en muchos casos, les es negado. Si
quieren ver lo que se nos viene encima, no se pierdan este film. Más que
un documental, una película de terror.
Los Presupuestos Generales del Estado aprobaron para
este año el mayor recorte nunca visto en materia sanitaria: 7267
millones de euros. Una ofensiva en toda regla contra el actual sistema
de salud y que significa, entre otras medidas, el fin de la atención
sanitaria universal, dejando al margen las personas inmigrantes sin
papeles; la reducción de prestaciones sociales diversas; o el
establecimiento del copago sanitario, haciéndonos volver a pagar, y en
sitios como en Catalunya por partida doble (copago estatal más copago
catalán), aquello que hemos abonado previamente mediante impuestos.
Se trata de medidas que nos hacen retroceder décadas y
que promueven una deficiente atención sanitaria, con largas listas de
espera, reducción de personal e infraestructuras… para así empujarnos a
las mutuas privadas. Está claro: el éxito del sistema médico privado
radica en el mal funcionamiento del público. Nos quieren enfermos, pero
suficientemente vivos para seguir pagando. Se promueve así una sanidad
para ricos y otra para pobres. Y ésta deja de ser un derecho para
convertirse en un privilegio.
Catalunya y el País Valencià han sido, tristemente,
pioneras en dichas prácticas. Y quiénes las promueven cuentan con un
dilatado curriculum en la empresa privada. Éste el caso de Boi Ruiz,
actual consejero de sanidad de la Generalitat catalana, que antes de
ocupar este cargo fue presidente y director de la principal patronal
sanitaria catalana, La Unió Catalana d’Hospitals. Ahora le toca a
Madrid. Y, cosas de la vida, Antonio Burgueño, director general de
Hospitales de la Consejería de Sanidad madrileña, principal ideólogo de
la privatización de hospitales y centros de salud, llegó a trabajar más
de veinte años en el sector sanitario… privado. ¿Conflicto de intereses?
Nos lo han repetido por activa y por pasiva: “la sanidad pública no
funciona”, “la gestión privada es mejor”… Y, un detalle: cuando el
gobierno, los medios, el mundo empresarial se refieren a la sanidad
hablan siempre de “gastos” sanitarios, “gasto” farmacéutico. Apostar por
la sanidad, nos dicen, significa gastar. Curiosamente, “el gasto
público”, pero “la inversión privada”. Manipulan las palabras para
justificar sus prácticas, pero cada vez somos más quienes no nos creemos
sus mentiras. La sanidad o la educación no son un “gasto”, son una
“inversión”, una inversión en un modelo de sociedad y en los derechos de
las personas.
Hoy el sector sanitario se alza en pie. En Madrid, son
ya varias jornadas de huelga, manifestaciones masivas, encierros en
hospitales como el del emblemático Hospital Princesa que dio lugar a veinte ocupaciones más,
un millón de firmas recogidas, acciones diversas como la de “Abraza tu
hospital”… Todo para decir “no” al plan de reforma del sistema sanitario
impulsado por la Comunidad de Madrid y que pretende privatizar seis
hospitales, 27 centros de atención primaria, implantar la tasa de 1€ por
receta, entre otras medidas. Y que, según los sindicatos, implicaría la
pérdida de siete mil puestos de trabajo.
Y todo ello mientras este domingo unas cincuenta mil personas con
diversidad funcional se manifestaban en Madrid para reivindicar sus
derechos ante los impagos de la administración pública. Un total de 300
millones son los que la administración debe a este sector y que amenazan
con obligar a cerrar a un 20% de los centros que les atienden.
Manifestación histórica, la primera protesta multitudinaria de dicho
colectivo en años.En Barcelona, los trabajadores del Hospital de Sant Pau empezaron hace días un encierro indefinido contra los recortes, que significaron para este hospital: cierre de 84 camas, reducción de la actividad de radioterapia, radiología, cierre de quirófanos, etc., con el consiguiente deterioro del servicio. La protesta contra los recortes salariales, los despidos y la precariedad es otro de sus frentes. De hecho, el caso del Hospital de Sant Pau es extrapolable al de muchos otros centros. Y su lucha, y el apoyo social y ciudadano con el que cuentan, todo un ejemplo a generalizar.
Catalunya ha sido la vanguardia de la privatización
sanitaria a nivel estatal. Un buen ejemplo de como las políticas
económicas de CiU y las del PP son calco y copia. La revista CafèambLlet
lleva tiempo denunciando los oscuros negocios de CiU y del PSC con la
sanidad pública catalana. Investigaciones que les han valido una multa
de diez mil euros por descubrir “lo que no tocaba”. Y ahora varias entidades sociales han
presentado una querella criminal ante el Tribunal Superior de Justicia
de Catalunya contra el consejero Boi Ruiz y su equipo al considerar que
estos podrían haber incurrido en delitos de tráfico de influencias,
omisión del deber de socorro, actividades prohibidas a los funcionarios,
etc.
Hacer negocio con la sanidad
pública es uno de los principales objetivos del capital privado en la
presente situación de crisis, siendo la excusa perfecta para aplicar
unas políticas de privatización que hace tiempo vienen planificándose.
Del mismo modo que se busca hacer negocio con la educación, la vivienda,
el transporte y, en definitiva, con nuestras vidas. Los servicios
públicos están en el punto de mira del poder económico y político y son
el gran pastel que estos quieren repartirse aumentando, así, su tasa de
beneficio. Pero, como se ha repetido en numerosas ocasiones: “La sanidad
pública no se vende, se defiende”. Que así sea.
* Activista e investigadora en movimientos sociales y políticas agrícolas y
alimentarias. Es licenciada en periodismo y máster en sociología. Forma
parte del Centro de Estudios sobre Movimientos Sociales (CEMS) en la
Universidad Pompeu Fabra.
Es autora de varios libros, entre ellos "Planeta indignado. Ocupando el
futuro" y "Del campo al plato. Los circuitos de producción y
distribución de alimentos".
Fuente: Pressenza
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