La sexta versión de la Noche de las Librerías empezó con un recital de
la cantante pop mexicana Julieta Venegas en la avenida Corrientes entre
Libertad y Talcahuano, frente a una multitud que esperó para vivarla y,
antes de entrar a los locales a comprar novedades y otras lecturas
atrasadas.
La porteñísima calle era un incesante rumor peatonal, hasta Callao y un
poco más allá, hasta Junín, pero la fiesta se extendía también por
avenida de Mayo, zona de librerías de "viejo", y por San Telmo, Belgrano
y por supuesto, Palermo, donde se concentra la oferta más sofisticada,
en surtidos, precios y variedades.
El evento, que nació durante la administración de Aníbal Ibarra y
continuó con la de Jorge Telerman, fue retomada por Mauricio Macri y su
secretario de cultura, Hernán Lombardi, quien junto a Horacio Rodríguez
Larreta, en la sede central de la librería Hernández, intentaban llamar
la atención de los lectores (o electores).
70 actos -entre los que participan escritores como Claudia Piñeiro,
Sebastián Chilano, Juan Sasturain, Juan Carlos Kreimer, Sergio Olguín y
Leonardo Oyola, entre otros- animaban el paseo cultural con lecturas y
representaciones en "El Gato Negro" .
En "Crack Up" de la calle Costa Rica, Christian Ferrer será, junto a una
invitada sorpresa, el encargado de presentar una nueva colección (que
financia esa casa): "Excursiones", cuyo primer título es un libro del
ensayista cordobés Diego Tatián.
Guillermo Piro, Daniel Guebel y Miguel Vitagliano serán libreros en
Eterna Cadencia, sobre la calle Honduras, centro neurálgico de una
movida cultural que todo indica marcará un hito a lo largo de esta
década.
El librero amigo, en Corrientes casi Ayacucho, se asombra de los tres
ejemplares que vendió de "El hombre sin atributos", de Robert Musil, un
volumen de más de mil páginas no apto para leer en la playa.
Solicitado mucho también por el lector, dicen los muchachos de Losada,
es "Bicizen", de Juan Carlos Kreimer, que reúne la pasión por ese
vehículo con el zen, en la ciudad donde las bicisendas son un ejemplo,
cierto que quizá no tan perfecto como en Suiza.
En general los libreros consultados esperan vender una cantidad superior
a la media de cualquiera de los días habituales, confirmando que el
porteño, para el visitante del interior y del exterior, es un personaje
que tiene a la lectura como una de sus actividades centrales.
Fuente: Télam
domingo, 16 de diciembre de 2012
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