jueves, 27 de mayo de 2010

“Si la Argentina es de todos, que sea de todos”.


Reportaje a Milagro Sala, por Sebastián Premici.

La dirigente social Milagro Sala, líder de la agrupación Tupac Amaru, fue parte de la marcha de ocho días que culminó esta semana en la Plaza de Mayo donde los pueblos originarios reivindicaron su pertenencia dentro de un Estado plurinacional.
La dirigente jujeña, quien se reconoce como descendiente de coyas, habla sobre los planteos que le hicieron llegar a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, a pocos días de conmemorarse el Bicentenario. A su vez, Sala reflexiona sobre los usos que algunos sectores de la sociedad hacen del término “violencia”, a la vez que reclama nuevos mecanismos para discutir la redistribución de la riqueza.

-¿Qué significa para las comunidades originarias el Bicentenario y por qué la realización de esta marcha nacional?
Para nosotros -nunca he negado que soy coya-, los pueblos originarios, por lo que nuestros antepasados y hermanos fueron desprestigiados, y cuando digo esto quiero decir que nos robaron las tierras y nuestra historia, hoy tenemos el honor de realizar esta marcha justo en el Bicentenario, para que los sectores políticos nos tengan en cuenta. Si vamos para atrás, hace doscientos años, no existía la Argentina, sin embargo, nosotros existimos hace más de quinientos. Hoy, siguen vivos los pueblos originarios.
Esta marcha es para reclamar, porque hay leyes que protegen a los sectores privilegiados, que permiten que se destruya la tierra, los bosques. Al mismo tiempo, hay leyes que nos tendrían que favorecer, que no se cumplen, por ejemplo, para la entrega inmediata de tierras. Hace dos años empezamos a pensar esta marcha, y con mucho esfuerzo, sin la ayuda de ningún gobierno, llegamos a la Plaza de Mayo para reivindicar nuestra preexistencia.

-¿Cómo sería una Argentina declarada Estado plurinacional, como se hizo en Bolivia?
Nuestros antepasados nos enseñaron que había que compartir en el presente, tanto como en el futuro y en el pasado, sin rencor. Un Estado plurinacional sería la posibilidad de compartir nuestras diferencias y ser aceptados.
Por ejemplo, no queremos que se festeje más el 12 de octubre, como el día de la raza. Ése fue el primer día de la matanza de nuestros pueblos. Queremos que se acepte nuestra historia. Por eso, pretendemos leyes con las que se comience a enseñar nuestra cultura en las escuelas, con las que podamos practicar nuestras ceremonias, sin tener que agachar la cabeza.

-¿Cómo fue la travesía de los ocho días de marcha?
Fue emocionante. A medida que íbamos a las provincias, nos esperaban para recibirnos, por más que lloviese o hiciese frío, éramos recibidos por nuestros compañeros. En Jujuy, unos obreros de una fábrica metalúrgica construyeron tres hornos para cocinar. Mientras comíamos, cada compañero sacaba su instrumento autóctono para reivindicar el encuentro. Fueron momentos de reconciliación entre compañeros que no se veían desde hacía mucho tiempo.
Generalmente, uno habla más con los jóvenes, que son, de alguna manera, los portavoces de las comunidades. Pero, gracias a este encuentro tuvimos la oportunidad de vernos con los abuelos de cada comunidad. Fue una marcha donde hubo de todo, alegría, abrazos y llantos.

-El último año, el senador Gerardo Morales (UCR) acusó a la agrupación Tupac Amaru de ser una organización mafiosa. Los medios de comunicación (el Grupo Clarín y La Nación, básicamente) se hicieron eco de las palabras del senador e instalaron la imagen de una Milagro Sala violenta. ¿Qué es la violencia?
Si dicen que soy violenta, que lo digan. Quien te habla, una vez se sentó con un jefe de la Gendarmería para que viniera a ver nuestro trabajo. Seguimos adelante. A la Tupac Amaru no pueden acusarla de robar, ni de darnos fondos para hacer viviendas y no construirlas. En nuestros años de lucha hicimos centros de salud, polideportivos, escuelas, comedores. No tienen cómo desprestigiarnos.
Por eso, ahora, buscan cómo demonizarme. Para hablar de violencia tendría que decir que mis hijos son constantemente amenazados, lo mismo que mi mamá. Para hablar de violencia tendríamos que decir que nuestros compañeros Marcelo Espejo y José Luís Acosta fueron asesinados.
La Tupac Amaru hizo lo mismo que Perón, le permitió a los sectores populares ingresar en el centro de la ciudad (Jujuy), codearse con las clases medias. La muerte de esos compañeros fue un mensaje para que la Tupac deje de entrar en el centro de Jujuy. Hace tres años, quien te habla sufrió un atentado de muerte. Entonces, ¿quiénes son los violentos? ¿Es violento que nuestros compañeros puedan estudiar, tengan autonomía, construyan sus viviendas? La violencia es de los políticos.

¿Qué le pidieron a Cristina Fernández de Kirchner?
Hablamos de la violencia real. Le pedimos que nos incluya en el debate por la distribución de la riqueza. Cuando se habla de repartir la torta, siempre se sientan los empresarios, nunca se les pide opinión a las organizaciones sociales o a los caciques de los pueblos originarios. Si la Argentina es de todos, que sea de todos.

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