lunes, 31 de mayo de 2010

EN EL DIA MUNDIAL SIN TABACO, AGUANTE EL PARISIENN.


por Juan Manuel Rapacioli (foto).

EL SUEÑO DE MENGELE
Pagada por el Führer de su propio bolsillo, se inició la primera campaña antitabaco. Fue ahí cuando los científicos de Hitler descubrieron la directa relación del cigarrillo con el cáncer de pulmón. A partir de ahí se agregó a los fumadores a la larga lista de perseguidos. Todo en busca del sueño de una raza superior con la ya consabida supremacía.
Los defensores del aire puro desconocen este dato, pero de vez en cuando hay que arrojarles esta info para que no se terminen de calzar el traje nazi. “La salud es un derecho, no una obligación”. La salud nunca fue un bien en sí mismo. Imaginemos a Gandhi abandonando la causa por miedo a resfriarse, o al doctor cordobés abandonando la revolución por el asma, o si la abanderada de los humildes, para preservarse, no hubiese arengado a las masas en procura de la libertad de su amor y conductor.
O a una madre que para acelerar su tránsito lento (máximo eufemismo escatológico logrado en lo que va del siglo) deja de alimentar a su hijo. O a un padre que a riesgo de vida protege su cría.
La sociedad nos escupe día a día modelos a seguir que se demoran demasiado en la imagen y poco se detiene en lo íntimo.
Quieren que tengas los triglicéridos bajos, el colesterol bajo, la exacta proporción de grasa acorde a la altura, el nivel de azúcar en sangre correspondiente, las curvas exactas, la tonicidad muscular adecuada, no demasiadas arrugas, donde la baba importante no es la que generás en los demás sino la de caracol, y además debés llamar YÁ, por si se hace tarde.
No te olvides del aliento, la caída del cabello, el alargue peneano, las lágrimas artificiales, el sostenedor invisible, las plantillas salvadoras, la faja milagrosa, el extractor de puntos negros, la depilación con cera fría o caliente, la tintura fortificante, el tránsito urgente, la crema anti edad para manos, los antioxidantes, el calcio en el yogurt fortificado, el desafío acti-algo como único desafío en tu vida.
Quieren que seas una máquina perfecta, la encarnación del sueño de Mengele, para llegar al final de la jornada exhausto por trabajar hasta el hartazgo o la adicción, o por buscar trabajo hasta la desesperación, y sentarte y debatir a quien nominan en el baile o en el canto del sueño de alguien ignoto que tiene sus 30 segundos de nada, para dormirte con el solo mandato de volver a empezar para consumir.
Preocupado por el escaso sexo familiar, siendo que cada vez estás más lindo y asustado de la calle como para buscar una aventura porque la única aventura es que no te asalten, por la ficción mediática, del miedo que inmoviliza.
Atemorizado por el imperio de la violencia difundida en imágenes repetidas indefinidamente, llenas de sangre y morbo, temeroso de intimar con alguien por miedo al sida y al compromiso.
Y ahí estás... sos una máquina humana cuasi perfecta hacia la nada.
En derredor tuyo jovencitas con callosidades en los nudillos profundizando su bulimia, también buscando la perfecta imagen. Niños limosneros que claman pan o paco o poxi o amor, y platos repletos e intactos enfrente de niñas anoréxicas que también buscan ser el sueño de Mengele.
Una sociedad que te ofrece un abanico tan desplegado que, si estás en la cúspide de la cadena social, tenés opciones hasta de elegir el sexo de tu hijo, y familias que no saben que hacer para detener su décimo octavo embarazo.
Si te falta sueño, tenés pastillas. Si te sobra... también.
Si te sobra grasa, tenés la lipo. Si te falta, alguna asistencia del Estado.
Ahora sí. No se te vaya a ocurrir querer quitarte la vida lentamente con un cigarrillo porque la sociedad va a señalarte como a un criminal.
La perversión del sistema funciona aceitadamente.
No fue justamente la pasividad de los fumadores lo que nos tuvo detenidos en la construcción de una sociedad más digna con justa distribución de la riqueza. Fue la pasividad en su conjunto que mintió actividad para tenernos distraídos.
El fumar es perjudicial para la salud.
Ser un idiota... también.

Fuente: http://elblogderapa.blogspot.com

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