lunes, 24 de mayo de 2010

En 2010 habrá 50 millones de desplazados por causas climáticas.


Naciones Unidas calcula que el 60% de los movimientos migratorios actuales obedece a razones ambientales. África es la región más afectada, a pesar de ser la que menos contamina.

Las migraciones por razones ambientales se convertirán en uno de los principales problemas políticos de este siglo XXI: un fenómeno complejo que actualmente expulsa de su lugar de origen a más personas que las guerras, por su relación directa con la pobreza.
Se trata de un goteo constante de población difícilmente cuantificable, aunque según estimaciones de Naciones Unidas el número de personas desplazadas por causas ambientales en el mundo podría llegar a los 50 millones este año. Actualmente, se calcula que hasta el 60% de los movimientos migratorios podrían tener este origen.
El continente africano es uno de los más castigados, aunque es el que menos CO2 emite a la atmósfera.
Esta “tragedia silenciosa” está provocada en gran medida por los “malos humos” del Norte, ya que África sólo emite el 14% de los gases de efecto invernadero.
La irresponsabilidad de los países desarrollados repercute en las poblaciones más pobres intensificando fenómenos como las sequías, las lluvias torrenciales, la salinización de las aguas dulces o la subida del nivel del mar.
La degradación ambiental desplaza a más personas que las guerras, por eso las organizaciones de derechos humanos y de desarrollo llevan años reclamando protección internacional para estos migrantes.
Fenómenos como el cambio climático, la deforestación, la desertificación o el agotamiento de los recursos están provocando ya continuos desplazamientos de población, sobre todo en el continente africano, hacia los núcleos urbanos.
Los pronósticos del catedrático Norman Myers de la Universidad de Oxford apuntan a que en el 2050 habrá 200 millones de migrantes ambientales.
“Ha habido un cambio en el clima. Cuando yo era niño, llovía mucho. Ahora he notado que el río, que es nuestra fuente de vida, está más salado y hay más sequía” explica
Mamadou, alcalde de Karcia (provincia de Kolda, la región más pobre de Senegal).
Desplazamientos forzados, un estatus de refugiado ‘diferente’ al actual
Aunque la mayoría de los desplazamientos son internos (del campo a la ciudad), cuando ya no pueden sobrevivir en las grandes ciudades, el siguiente destino es Europa.
Naciones Unidas estima que 60 millones de africanos se desplazarán al Norte de África y a Europa en 2020 por causa del cambio climático. De hecho, en España, algunas organizaciones atienden con el estatus de migrantes económicos a pescadores senegaleses cuyos bancos de pesca están agotados debido a la sobreexplotación por parte de empresas europeas, cuando realmente deberían ser tratados como desplazados ambientales.
Diversas organizaciones de Derechos Humanos vienen insistiendo en la necesidad de ampliar los criterios que definen quienes son refugiados, partiendo de las transformaciones acontecidas en el panorama internacional y las nuevas formas de persecución.
Actualmente, las personas que se ven obligadas a huir de su país porque ya no pueden cultivar sus tierras a causa de la extensión de la desertificación o por falta de agua, están consideradas por los gobiernos europeos como migrantes económicos. Dado que su migración no ha sido voluntaria y la causa es ambiental, deberían ser reconocidos como refugiados ambientales y poder optar a la protección internacional.
Desde una perspectiva amplia de la institución del asilo, la ausencia de respeto a los derechos económicos y sociales básicos de la persona, la imposibilidad de llevar una vida digna en su país de origen, etc, serían también tipos de persecución que merecen protección internacional, mientras la comunidad internacional no sea capaz de hacer desaparecer las causas que provocan las tremendas desigualdades entre el norte rico y el sur pobre.
¿Acaso la degradación ambiental que fomenta o agrava situaciones de pobreza, no debería estar recogida por las leyes actuales?
Solidaridad Internacional, IPADE y Fundación CEAR-Habitáfrica, trabajan hoy en colaboración con numerosas organizaciones de la sociedad civil africanas para frenar la degradación ambiental en el continente, principalmente en la región natural de Sénégambie méridionale (Senegal, Gambia y Guinea Bissau).
Estas organizaciones promueven una cultura de conservación y uso sostenible de los recursos y ecosistemas, mediante la implantación de sistemas de energías alternativas y medidas de eficiencia energética, para contribuir al desarrollo de las poblaciones pobres y vulnerables de la región.
Igualmente, las tres organizaciones han puesto en marcha la campaña de sensibilización “África Cuenta”, para acercar la desconocida realidad africana a la sociedad española desde una perpectiva de corresponsabilidad Norte-Sur.
Fuente: Corresponsal de paz.

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