Lisboa, 24 nov (PL). Portugal amaneció hoy bajo los efectos de una huelga general contra los recortes sociales aplicados por el gobierno conservador para cumplir con el objetivo de déficit impuesto por la Unión Europea (UE) y el FMI.
Convocado por los dos sindicatos mayoritarios, la Confederación General de Trabajadores Portugueses (CGTP) y la Unión General de Trabajadores (UGT), el paro afecta el transporte terrestre, aéreo y ferroviario y numerosos servicios como la educación o la salud.
Ambas centrales obreras esperan que la huelga, iniciada la pasada medianoche, fuerce al primer ministro luso, Pedro Passos Coehlo, a modificar una política de austeridad que, paradójicamente, pide los mayores sacrificios a los sectores más perjudicados por la crisis.
Como parte de la medida de fuerza, que según sus organizadores será la más grande desde el fin de la dictadura (1974), se realizarán movilizaciones populares en 17 de los 18 distritos de esta nación ibérica.
En Lisboa está prevista una manifestación desde la céntrica Plaza del Rocío hasta la sede de la Asamblea de la República (Parlamento unicameral portugués).
El secretario general de la CGTP, Manuel Carvalho da Silva, señaló la víspera que la huelga general va a ser una señal muy fuerte de que los sacrificios exigidos no tienen sentido y conducen a un mayor empobrecimiento.
Su homólogo de UGT, Joao Proença, acusó a Passos Coelho de poner a Portugal de rodillas para pagar sus deudas y concentrar el ajuste en los trabajadores, sin extenderlo al capital y las empresas.
Esta es una huelga de indignación y descontento, porque la gente ve que sus derechos se han visto seriamente afectados, enfatizó.
Las medidas de rigor, que deben votarse la próxima semana en el parlamento, incluyen aumentos en las tarifas del gas, la electricidad y el transporte, reducción de los salarios de los empleados estatales y un incremento de la jornada laboral.
En mayo último, Portugal se convirtió en el tercer país de la zona euro, después de Grecia e Irlanda, en recibir un rescate de la UE y del Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar su deuda, estimada en 160 mil millones de euros a fines de 2010.
Ese préstamo, de 78 mil millones de euros, fue condicionado precisamente a esa rigurosa poda en el gasto público.
Fuente: Prensa Latina.
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