domingo, 27 de noviembre de 2011

MULLER Y VARGAS LLOSA DEBATIERON EN LA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE GUADALAJARA.


Desde las certezas uno y desde la incertidumbre la otra, los Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa y Herta Muller, debatieron este domingo en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara los significados de su oficio, en el marco de la apertura del Salón literario 2011.

Si para el peruano de "La ciudad y los perros" y "Conversación en la catedral" la literatura "es la ficción, la mentira que permite decir cosas que de otra manera no se podría", para la escritora rumano-alemana que escribió "La bestia del corazón" y con su poesía y su prosa cartografió el paisaje de los desposeídos del totalitarismo, "la literatura no miente".
De Muller: "No miente la literatura, la Iglesia miente, dice `dios` y no lo veo, y no está cuando lo necesito. Para mí sólo la literatura es sincera. Quiero que la literatura me duela, me fascina la angustia de morir, los libros bien escritos son un crítico literario excelente, sin ellos no hubiera podido".
"La literatura está llena de ficciones, de mentiras, es la forma que hallamos los humanos para decir verdades que no se pueden decir", contrapone el creador de "Pantaleón y las visitadoras".
El aprendió a leer a los cinco años, primero por el goce y "como forma de vivir experiencias imposibles en la realidad", luego como "mecanismo de defensa" contra "el totalitarismo" paterno; Muller, como forma de entender el mundo, de entender a su padre de la SS, como forma de "protegerse", coincidió con Vargas Llosa, en su caso de la dictadura, de los interrogatorios, el asedio, el silencio.
Ella recién a los 15 se conectó con los libros, contó este domingo, hija de campesinos, "cuidaba vacas" hasta que partió a la ciudad y se decidió a leer con aquellas inquietudes: "yo tenía 17 y quería entender qué le pasaba a mi papá, cómo una persona joven podía caer en esa ideología".
Casi dos horas de diálogo valieron los apretones y el calor, el salón Juan Rulfo estaba repleto -media hora antes de que comience ya no había traductores automáticos-, y con el primer día de frío en Guadalajara en el auditorio el abrigo sobraba, mientras, Muller seguía buceando en la incertidumbre, Vargas Llosa lo contrario.
Muller nació en Nitzkydorf, Rumania, en 1957, en 1982 publicó "En tierras bajas", censurado por la cruda exposición de la vida de la diáspora de la minoría germanohablante a la que ella pertenecía, y considerado como una profanación a la patria por muchos suabos del Banato rumano. En 1987 se exilia en Berlín y con la reunificación alemana irrumpe en la escena literaria. Fue reconocida con el Nobel literario en 2009.
Vargas Llosa nació en Arequipa, Perú, en 1936, y desde 1993 también es ciudadano español, cuenta con numerosos premios como el Cervantes y el Príncipe de Asturias y en 2010 recibió el Nobel por "su cartografía de las estructuras del poder y sus imágenes mordaces de la resistencia del individuo, rebelión y derrota".
En Rumania, "con la situación horrible -no salía, no comía, encarcelaban y asesinaban a mis amigos- me preguntaba si tenía derecho de estar ahí sentada leyendo, (...) me preguntaba si la literatura no tranquiliza demasiado, yo quería que la gente salga a la calle a hacer la revolución, no siempre me sentía legitimada a leer y escribir", dijo ella.
Pero Vargas Llosa aseguró, "que la literatura es prescindible y una especie de lujo en dictadura es una equivocación, es importante incluso en los países donde los niños no pueden leer".
"Crear literatura contribuye de manera no inmediata pero muchas veces más profunda e imperecedera para cambiar la vida humana para mejor (...), no es una actividad de lujo si creemos en la justicia y el progreso", aseveró.
¿Sirven las palabras de libertad en otro lugar para soportar la dictadura?: "Muchas veces cuando me llamaba el servicio secreto a interrogarme yo recitaba poemas de camino que no tenían nada que ver, como si alguien me estuviera cuidando, y en el interrogatorio los recitaba mentalmente. `Esto es mío, el interrogatorio no` significaba", contó Muller.
La Literatura, a su entender, "es como una oración para alguien que no cree en dios, casi una plegaria, no me libera pero el acto de escribir me ayuda a entender mejor lo sucedido... "me dan impulso y sostén, no me hace más libre escribir, pero sí hice algo por mi mundo privado que el régimen quería confiscar.
"Lo bello de la literatura es que explica tu vida algo que no tiene que ver con vos -continuo-, `Macondo` es mi pueblo, `El otoño del patriarca`, el patriarca era mi dictador, leía para aprender a vivir, para aguantar la vida que a veces se me hacía insoportable".
En palabras de Vargas Llosa, en tanto, la literatura "es un arma, desde el principio de los tiempos, para defendernos del mundo" y "uno de los grandes instrumentos del desarrollo humano" porque "ya desear cosas distintas, es una manera de movilizarlas para transformar la realidad".
Para Muller: "La literatura es como un psiquiatra gratuito, es difícil decirlo, tengo amigos que no soportaron la presión hasta suicidio, yo sí, y tal vez fue la literatura y no lo sé, pero quiero pensar que me ayudó a seguir adelante, que sin ella no hubiera seguido".
Fuente: Télam.

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