domingo, 13 de marzo de 2011

NUEVA ARQUITECTURA FINANCIERA INTERNACIONAL: PROPUESTA, ESTRATEGIAS Y PROCESO.


por Nelsy Lizarazo

Primera parte de la entrevista a Pedro Páez (foto), ex-ministro de Economía de Rafael Correa, realizada por Pressenza, en el marco del Seminario Internacional “Soberanía de la Salud y Nueva Arquitectura Financiera Internacional-Banco del Sur”. "Construir nuevos cimientos, crear nuevos corredores por los que puedan circular los recursos propios de América Latina", destaca Páez.

Pressenza, Quito. Pressenza Internacional solicitó una entrevista con Pedro Páez, ecuatoriano, ex-ministro de Economía del gobierno de Rafael Correa, coordinador de la Comisión Técnica Presidencial Nueva Arquitectura Financiera Internacional, Banco del Sur. Pedro Páez nos recibió en su casa y, en una conversación de tono informal, con explicaciones y datos contundentes y un espíritu vibrante, nos entregó los elementos claves de esta propuesta en marcha.

Pressenza: ¿cómo se define la Nueva Arquitectura Financiera Regional?
P.P: la metáfora lo dice, construir nuevos cimientos, abrir nuevos espacios, crear nuevos corredores por los que puedan circular los los recursos propios de América Latina.
Parte fundamental de nuestros problemas tienen que ver con ese mito de que estamos desesperados por atraer la inversión extranjera y por asumir deuda externa, cuando en realidad tenemos una cantidad enorme de recursos acá que no los podemos utilizar. Todavía más, hemos logrado documentar que, debido a las condiciones del sistema financiero y bancario las regiones más pobres de nuestros países están, sistemáticamente, exportando capitales.

Pressenza: ¿Podrías explicar esta afirmación?
P.P.: Cuando en las zonas más alejadas de nuestros países la gente hace grandes esfuerzos por ahorrar su platita y la pone en una caja de ahorros o en una cooperativa, esta caja o cooperativa la pone en el banco y el banco la manda a las grandes ciudades, en el mejor de los casos.
En la mayoría de los casos esa plata termina en Miami o en papeles en Wall Street , es decir, el dinero de una comunidad indígena puede terminar financiando la guerra en Afganistán, por ejemplo. La falta de una arquitectura financiera que permita reciclar estos recursos a nivel local hace que la gente tenga que poner su plata en los bancos, pero esos bancos no utilizan ese dinero para dar préstamos a las comunidades... funciona la ley del embudo, porque esos bancos tienen sus negocios en otros países. Así, el ahorro de la gente sencilla sirve para enriquecer a otros en otras partes del mundo y no sabemos si para negocios turbios.

Pressenza: ¿Ante estas situaciones, qué se necesita?
P.P.: Necesitamos crear un nuevo tipo de conexión entre el ahorro de la gente y la mejora de las capacidades productivas a través de la inversión. No es cierto, aunque en los manuales de economía se afirme como una verdad, que el ahorro es siempre igual a la inversión. Eso no es cierto. El ahorro puede transformarse en inversión especulativa, en inversión financiera, de ahí pasar a varios multiplicadores en el sistema bancario y una mínima parte pasa a la inversión productiva que, además, está concentrada en un pequeño sector, el de mayor capital y esa es la gente que tiene acceso al crédito
Necesitamos romper con todos esos vicios de la vieja arquitectura financiera para establecer otros canales que permitan una democratización del crédito y que hagan viable una gran cantidad de proyectos productivos, que hagan viable la gran creatividad que tiene la gente que hoy por hoy está bloqueada por la lógica y el filtro del gran capital financiero internacional: el cortoplacismo, las altísimas tasas de interés, etc.

Pressenza: ¿Y cuáles son los pilares de la nueva construcción financiera?
P.P. : Desde la propuesta ecuatoriana estamos impulsando tres pilares básicos, no únicos. El Banco de Desarrollo o Banco del Sur, la Moneda Regional, el Fondo del Sur.
Estos tres pilares están diseñados modularmente, para funcionar cada cual por sí mismo, pero adquirirán su mayor capacidad operativa el momento en el que funcionen de manera complementaria.
Hemos tenido la suerte de que en 2007 seis gobiernos firmaron en estos términos y luego, en diciembre de ese mismo año, se firmó el acta fundacional del Banco del Sur. La respuesta y compromiso de los países es un síntoma de una exigencia de los pueblos y, en ese sentido, los compromisos que se están adquiriendo son compromisos de Estado, no de gobiernos. Falta sí, en un buen número de casos, la aprobación de los parlamentos.

Pressenza: ¿En qué momento está el proceso del Banco del Sur?
P.P.: desde Ecuador estamos empeñados en que es posible empezar el Banco del Sur, antes del que el Banco del Sur empiece. Siguiendo el buen ejemplo de los presidentes en la UNASUR, que han logrado que la UNASUR funcione antes de su existencia estrictamente legal.
De hecho, estamos ya consiguiendo la instalación del Consejo de Ministerios de Finanzas y de Bancos Centrales y este espacio ya establece un marco de coordinación macro económica que sin duda podrá orientar de manera más fina la integración en este campo.
El ímpetu histórico nos obliga a plantear alternativas. Desde Ecuador estamos planteando que es posible iniciar en un par de meses con una figura de fideicomisos en los que puedan participar los países que ya están comprometidos pero también otros países , aunque no estén, no sean de la UNASUR e inclusive, que no sean de la región.

Pressenza: En cuánto a la moneda, el segundo pilar, ¿Qué avances hay?
P.P.: Estamos avanzando con una moneda virtual que convive con las monedas nacionales y las monedas populares. Lamentablemente todavía pocos países y además estigmatizados, porque son básicamente los países del Alba. Cada Banco Central se relaciona con su agente local y se evita toda la cadena de transacciones.
Una red que conecta a los Bancos Centrales: es una tarjeta de crédito, el sucre, que se abre recíprocamente entre Bancos Centrales. No hace falta utilizar de manera inmediata el dólar y permite un ahorro enorme de divisas, pues evita todos los costos de todas las transacciones, que son en sí mismas absurdas y muy costosas, no solamente en dinero sino en tiempo, en trabajo de seguimiento, en riesgo de que el dinero se quede un banco que quiebra.
Esto se puede replicar a nivel microregional y local, abriendo también tarjetas de crédito recíprocas, porque tienes toda la garantía, transparencia y disciplina del sistema del Banco Central. Y se puede hacer entre comunidades de Ecuador y de Bolivia, pero también entre comunidades de Ecuador y de Europa.

Pressenza: Finalmente, el tercer pilar, el Fondo del Sur. ¿De qué se trata?
P.P: es la línea de defensa, la que nos blindaría frente a los ataques especulativos que en muchos casos no son técnicos sino oportunidades que ven los grandes capitales de golpear no solo procesos productivos, sino procesos democráticos.
El Fondo del Sur es una alternativa al Fondo Monetario Internacional, precisamente sobre la base de la articulación de los Bancos Centrales. Es un mercado de liquidez que facilite la respuesta a las necesidades de manera regional, establecer mercados de valores ligados a certificados de ahorro estudiantil, a un sistema regional de silos y a muchas otras alternativas similares que podrían ejecutarse de manera inmediata.

Para concluir esta primera parte, recuperamos unas líneas en torno al “modo” en el que este proceso se está llevando adelante y anunciando el tema central de la segunda parte de esta entrevista:
“Es importante a dónde se quiere llegar, pero es muy importante el camino, cómo y con quién se llega. Y en este cómo es clave que no se definen las cosas entre cuatro paredes y se instala un edificio y ahí se decide todo. Lo importante es que se está llegando a distintos sectores de la sociedad civil, organizaciones sociales y academia, de la región y otras regiones. Es importante lograr masa crítica y decisión política, tener un despliegue muy eficaz en tiempos muy cortos. Esto lo está exigiendo la coyuntura por la gravedad con la que se avecinan situaciones como la crisis alimentaria mundial.

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