lunes, 1 de noviembre de 2010
ESPIRITUALIDAD.
Dario Ergas
Quiero resaltar lo extraordinario que me resulta que estemos discutiendo temas aparentemente lejanos del acontecer político social. Ustedes aseveran en su convocatoria, que esta civilización planetaria será una consecuencia de la tendencia de mundialización y que no se trata de una mecánica histórica, sino que se trata de una construcción intencional, de un proyecto humano.
Pressenza, Punta de Vacas, Argentina. Esto que está sucediendo en estos Parques de Estudio y Reflexión, gente que se pone de acuerdo mundialmente para influir el proceso humano hacia la conformación de una civilización planetaria, es desde ya algo muy extraordinario.
He sido, como muchos de nosotros en estos lugares, formado por las enseñanzas de Silo y he seguido su mensaje para profundizar en la búsqueda del sentido de la vida. Desde esa mirada es que abordo este trabajo sobre Espiritualidad.
Algo me impide proyectarme a ese nuevo mundo, ese nuevo mundo ya está aquí, a veces me parece rozarlo, pero también veo todo lo que hay en mí que impide que aparezca. Como puedo sortear las dificultades que pone mi conciencia al futuro. Mi propia conciencia tiene límites, son los límites de mi memoria, de mi pasado, de mis creencias. Saltar la valla y ver a otro ser humano. Te temo, que dirás de mi escrito, te parecerá bien, encontrarás que ya todo eso está dicho, te temo y me defiendo y oculto mi temor con palabras complicadas. Aquí estoy frente a ti, no quiero mentirte, no sé lo que es la espiritualidad, donde busco, donde está, se me escapa como el viento.
Dentro de mí, dentro de cada uno de nosotros hay algo que está empujando, algo que no alcanzan todas las palabras para expresarlo y por eso se ahogan en mi garganta y se me alargan los discursos sin poder contártelo. Eso pasa con esta charla sobre espiritualidad, algo en mi interior se atropella para decir abramos los ojos, todo ha cambiado, algo sucedió muy rápido, el mundo que conocimos no existe y el nuevo brilla tan fuerte que nos encandila sin que lo podamos ver.
Mientras muere el mundo antiguo, otrora moderno y postmoderno, y se evanecen sus ideologías y sus sueños, una tenue señal se enciende, ya no en los cielos, ni en los libros, ni en los objetos. Parece estar pasándonos a todos en todos lados, algo nuevo está ocurriendo en el interior del paisaje humano y al reconocerlo en mí comienzo a reconocerlo también en otros.
En cualquier cosa sobre la que se hable, la espiritualidad se está expresando, pero ¿cómo se habla de la espiritualidad misma? La espiritualidad que nutre la civilización futura recién está alumbrando con sus primeros rayos, que me acogen con ese débil calor matutino. Pero de pronto estoy nuevamente forzando las palabras, adueñándome de lo que no es mío, explicando cuando lo que quería era agradecer.
Por un momento junto al calor de una mañana fría toqué lo intocable o tal vez eso me tocó. Qué es eso que sólo puedo mirar de reojo, presencia furtiva que llenas todo lo que soy. Mi vida entera para levantar el valor de lo humano, nada es más importante que el ser humano ¿pero quién es el ser humano? Te miro, reaccionas, te hago gestos, te hago magias, reaccionas, reacciono, algo está pasando entre tú y yo, te vuelvo a mirar pero ahora veo algo tuyo dentro de mí, algo dentro mío me acepta, algo dentro mío me rechaza, te vuelvo a mirar estás dentro de mí, te envuelvo con mi sentir, estoy dentro de ti, me envuelves. ¿Quién eres? ¿Dónde estás?, traspasamos el límite, un sentimiento muy grande cruza el instante.
Mis palabras son juegos, juegos en que parece que vamos en una dirección y de pronto caminamos en la dirección opuesta y entonces irrumpe un veloz silencio y algo se hace presente que invade y emociona. Lo hago para ti, si lo hiciera para mí no funcionaría lo hago para ti y es lo más grande que puedo hacer por ti y por mí.
Estamos tratando de expresar la experiencia de lo trascendente, la experiencia de sentido que se encuentro en todos nosotros y que está expresándose. Es la nueva espiritualidad. Hay que abrirle camino, hay que despejar el paisaje para que llegue a todos nosotros como una suave ola que nos sorprende desprevenidos en la playa y nos aturde, nos remueve y nos renueva.
Si esa experiencia ya está aquí, si la reconozco, quisiera vivir en ella, recurrir a ella, y no lo lograré sin ti, ni tu sin mí. Pero si te fuerzo, si te controlo, te manipulo para que cumplas mis deseos, esa luz se apaga y todo se vuelve otra vez gris. Más gris, más desespero, mas te fuerzo y mas se esconde aquella esencia que una vez miré al pasar.
Sospechamos que por distintas circunstancias propias de la época la conciencia se está acomodando para ser inundada por un nuevo significado guardado en lo profundo de sí misma y un cambio muy grande se estaría gestando hoy en el mundo. El encuentro de las culturas, el debilitamiento de las creencias, nuevos descubrimientos como la vida sintética y la vida extraterrestre, la crisis en las iglesias, los estados y los bancos, la atmósfera general de sinsentido, muestran un mundo que muere, pero al mismo tiempo al ser humano que se despercude de sus amos para recuperar su libertad.
Entonces, entonces, entonces... Entonces estamos ante una experiencia que está emergiendo y expresándose en nosotros; ¿qué tengo que hacer para que esa experiencia crezca en mí, qué puedo hacer para acercarla a mi gente más querida, qué puedo hacer para acercarla a toda la gente? Esta experiencia se puede convertir en lo más importante de mi vida y en el centro de mi acción.
Hay algunos aspectos a observar en el despliegue de esta espiritualidad.
La violencia, que es el control de otro ser humano por distintos medios, bloquea el contacto con esa experiencia. La violencia no es cualquier conducta agresiva o pasional; violencia son acciones destinadas a controlar o manipular la libertad de otro ser humano o de conjuntos humanos La violencia se opone a la libertad y al sentido. Toda concentración de poder es una forma de violencia. En el sistema social el poder es un valor, el sentido de la acción está dado por la conquista de posición y de poder. Esta dirección mental no facilita la búsqueda de lo profundo y el acceso a experiencias de sentido. En este contexto tendremos que trabajar por la transformación social hacia la desconcentración del poder y a través de la no violencia. La búsqueda del sentido y la necesidad de tomar contacto con la experiencia de Sentido, orienta mi acción hacia la no violencia y hacia la transformación de las situaciones de violencia.
Estamos lanzados hacia el mundo a través de nuestros deseos y consideramos a eso que deseamos como el sentido de nuestras acciones. Esta mecánica de la conciencia está muy estudiada en nuestra sicología ya que está en la raíz del sufrimiento mental. El sentido de la acción no es obtener el objeto de deseo de la conciencia confundiendo ese afán y a veces al mismo objeto con el Sentido. El Sentido es una experiencia que tiñe a toda representación de la conciencia y a las acciones que ésta impulsa. La acción es el vínculo entre la conciencia y el mundo. La conciencia traduce todos sus impulsos en representaciones que terminan movilizando al cuerpo en el mundo. Todos los impulsos provienen del mundo externo y del mundo interno. Pero en la profundidad de ese mundo interno, en un límite que con nada limita, en un vacío llenado de silencio, en una suspensión de cualquier fluir, un significado que proviene de esa profundidad abarca la conciencia y ésta traducirá esa ausencia de impulso en representaciones cargadas de Sentido y las trasladará al mundo humano a través de la acción. La acción tiene sentido si está impulsada desde el Sentido. Pero esta experiencia de Sentido que fundamenta todo este desarrollo, requiere del otro para ser despertada, más precisamente requiere de un tipo de acción o un tipo de disposición hacia el otro que me posibilita la comunicación con esa experiencia de Sentido. Por esto el acto moral es el que está destinado a liberar al otro de su violencia y su sufrimiento y se experimenta en quien lo realiza como unidad y sentido. “Cuando tratas a los demás como quieres que te traten te liberas”.
El otro factor a observar es la pérdida progresiva del temor a la muerte a medida que se profundiza en la experiencia. En el sinsentido se vive identificado con el cuerpo, con los deseos, con todo, vivo aferrado al yo. La muerte aterroriza porque al morirse el cuerpo y al morirse el yo, no queda nada, me muero. Tanto aterroriza que vivo sin la conciencia de la finitud, sabiendo que moriré pero creyendo que no moriré. La conciencia siempre está alucinada, olvidada de la muerte y actuando como si ésta no existiera. La conciencia se obnubila con la diversión y el consumo, olvidando que existe. Algo pasa con la experiencia de Sentido en que algo, otro, un observador o un testigo, estuviera aquí, junto a uno, no soy yo, su presencia me conmociona y me hace dudar cada vez más de la muerte.
Estos tres factores que expongo, el tema de la violencia, el tema de la acción y el tema de la muerte se trastocan completamente desde la experiencia del sentido. Esta experiencia de sentido cambia la dirección de mi vida. La va girando levemente y ese pequeño giro hace que cambios importantes ocurran en la estructura síquica. La no violencia pudiera dejar de ser una aspiración para sentirse como necesidad, el otro y lo que haga con otro lo reconoceré como mi verdadera posibilidad de liberación, y morir pudiera convertirse en una experiencia interesante y feliz. Si esto es así, si hay una puerta abierta con lo Profundo, si se acelera la desestructuración del sistema como prevemos, si grandes conjuntos dirigen su mirada hacia la interioridad por necesidad, podríamos estar ante un cambio síquico que se proyecte efectivamente hacia la primera civilización planetaria.
En los Parques de Estudio y Reflexión se trabaja para facilitar el acceso a esas experiencias de Sentido. Se trata de poner al alcance de todo el mundo, sin chocar con las tradiciones culturales, sin discutir con la propia religiosidad o irreligiosidad, una experiencia que llene de luz a la conciencia. Una experiencia que sin colisionar con nuestras creencias, nos inunde de un nuevo sentido y nos impulse en una dirección valiosa. Una experiencia que nos comunique con los espacios profundos; con algo que está aquí adentro, detrás de los pensamientos, un silencio que me habla, detrás del silencio, más atrás de la calma…
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