por Luis Ammann (foto)
Los humanistas del mundo aspiramos -trabajamos para ello- a
constituir en el planeta una unión de naciones donde converjan todas las
culturas con sus particularidades y donde el elemento común sea el ser
humano. Esa es la Nación Humana Universal a la que nos referimos en
nuestros documentos y constituye el norte de nuestras acciones. Por
cierto, distinguimos y contrastamos con indignación aquel gran objetivo
de la llamada “globalización”, que no es otra cosa que un nuevo modelo
del imperialismo de algunos países occidentales.
No nos importa que esta aspiración a la Nación Humana Universal sea
calificada -lo ha sido- como “utopía”, una manera de degradar los nobles
sueños de los que ven más allá de las limitadas circunstancias
epocales. Generalmente, las críticas provienen de los analistas de
“mentalidad práctica” que trabajan para algún sector del “poder
globalizado”; de quienes se disfrazan de “amplios” pero son presos de
dogmáticas “condiciones objetivas” o de quienes creen que hay un mérito
en sufrir en esta vida para alcanzar la felicidad en
“no-se-sabe-dónde”.
En tren de facilitar la comprensión hemos explicado innumerables
veces que a la Nación Humana Universal no se llega por buena voluntad o
por una súbita iluminación de sus dirigentes, sino que es un proceso que
requiere una instancia intermedia -los bloques regionales- y una
confluencia de pueblos y dirigentes.
Por otra parte, reiteradamente advertimos que ese transcurso no es
una línea recta sino que tendría avances y retrocesos. En tal sentido el
cierre del siglo 20 con el cese de las monedas locales para dar lugar a
un valor común de intercambio e identificación -el Euro- fue un paso
de consolidación. La Unión Europea, a pesar de las dificultades actuales
es un caso de regionalización que ha logrado avances importantes.
También está claro que sus problemas se deben a dirigentes políticos que
han perdido el contacto con los pueblos y bailan como títeres de la
banca en lo económico y de la OTAN en lo militar. Son los pueblos los
que tendrán que restablecer este equilibrio; es la hora de los pueblos
europeos.
En Sudamérica, desde los primeros años del siglo 21, se fortalece un
bloque regional que -afortunadamente- concilia los anhelos de las
mayorías populares con la acción de gobiernos progresistas que tienen
claro que la soberanía política, la independencia económica y la
justicia social de sus países dependen de la integración. Diversas
asociaciones de carácter económico (MERCOSUR, ALBA, Pacto Andino, etc)
y, sobre todo, políticos (UNASUR y CELAC) van en la dirección correcta
de la integración en una Patria Grande. Este bloque practica un
capitalismo distributivo y algunas formas de socialismo y, sobre todo,
no participa de un brazo armado al servicio del imperialismo
Estadounidense como la OTAN.
A pesar de las asimetrías entre la Unión Europea y Sudamérica la sola
existencia de ambas realidades muestra que un paso, al menos, en la
dirección correcta es posible
Desde la Internacional Humanista, creada en Florencia, Italia, en
enero de 1989, el humanismo ha venido trabajando por la concreción de
regionales que nos permitan adelantar un paso hacia la NHU En 2009, la
organización de las agrupaciones políticas humanistas se hizo en equipos
de base que confluyen en un Equipo de Coordinación Nacional por país.
Esos partidos nacionales se agrupan a su vez en una Federación
Internacional de Partidos Humanistas a cargo de un equipo de
coordinación internacional integrado por representantes continentales y
de países con miembros plenos.
En las líneas generales -los detalles se ajustan a las leyes de cada
país- la re-estructuración de las orgánicas de los Partidos Humanistas
han respetado la ideología humanista (Cartas a mis Amigos, Silo, 1993),
los documentos fundacionales (Declaración de Principios, Bases de Acción
Política, Tesis del Humanismo) y otros escritos de Silo sobre el Nuevo
Humanismo y temas particulares. Igualmente se ratificaron todos los
objetivos de fondo, como el que hemos mencionado hoy: el proceso de
regionalización como paso hacia la Nación Humana Universal.
En una próxima nota comentaremos el encuentro informal entre miembros
del ECI de Argentina, Chile y Paraguay en Santiago en el que nos
ocupamos de muchos temas. Con criterio de realidad -sin necesidad de
formalizar aparatos o denominaciones burocráticas- con el cuidado y amor
con que hemos construido este partido, estamos trabajando para aportar.
lunes, 20 de agosto de 2012
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