domingo, 1 de enero de 2012

EURO: ANIVERSARIO SIN FESTEJO.


París, 1 ene (PL). El euro cumple hoy 10 años de su puesta en circulación en medio de una grave crisis económica que pone en entredicho la mayoría de las ventajas anunciadas tras su creación y amenaza su existencia misma.
La moneda común tenía como objetivo acelerar el proceso de integración europeo, eliminando los riesgos cambiarios por el uso de diferentes medios de pago, equilibrar la inflación y convertirse en un referente para el comercio internacional.
Sin embargo, la crisis global puso de relieve las fallas en su diseño, como la falta de una unión presupuestaria y fiscal entre socios con grandes diferencias de desarrollo y la ausencia de un banco central capaz de intervenir en sus fluctuaciones.
Así quedó demostrado cuando Grecia anunció su incapacidad para pagar su deuda pública y requirió de un paquete de ayuda.
Pese a que la nación helena apenas representa el dos por ciento de la economía europea, no hubo manera de resolver sus problemas y más bien éstos se extendieron por la eurozona.
A fin de enfrentar la crisis, durante 2011 se multiplicaron las cumbres en la eurozona y se impusieron durísimos programas de austeridad, que están pagando los sectores medios y pobres en cada país, pero la situación es cada día peor.
El último día de cotizaciones cambiarias, el 30 de diciembre, el euro estuvo por primera vez en mucho tiempo debajo de los 100 yenes japoneses y a 1,29 respecto al dólar estadounidense, un doloroso regalo de cumpleaños.
Para colmo, la cumbre europea del 8 y 9 de diciembre, anunciada como "la última oportunidad para salvar al euro", se saldó con una fractura en el bloque por la negativa británica de acatar un proyecto franco alemán de rigor presupuestario.
En Francia la inquietud respecto a la moneda común es cada día mayor y una encuesta realizada recientemente reveló que el 45 por ciento la ven como un obstáculo para su economía personal y para el país en general.
Los especialistas advierten, no obstante, que el abandono de uno o más países de la zona euro, o la caída misma de esa moneda, tendrían un peso extraordinario sobre la economía mundial.
Ansgar Belke, del instituto alemán DIW, asegura que los costos de la ruptura de la moneda común "son demasiado grandes para ser cuantificados".
Kenneth Rogoff, ex economista jefe del FMI, señala que las dificultades de la eurozona son una sombra para la economía global y no tienen una solución fácil, pero aún así la salida de los países más débiles resulta una opción inaceptable.
El sombrío panorama anunciado para 2012 llevó a la Comisión Europea a pasar de puntillas por el décimo aniversario del euro y renunciar a cualquier tipo de celebración, una decisión que lejos de tranquilizar, trae más inquietud sobre esta moneda.
Fuente: Prensa Latina.

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