Integrantes de la banda municipal de Sikuris de Tilcara junto a
lugareños y funcionarios municipales, entre ellos el intendente Félix
Pérez, participaron de una ceremonia única y de profundo sentimiento,
marcado por la fe religiosa y los rituales heredados de los ancestros.
Las actividades de ofrenda tuvieron lugar
en el santuario del abra de Punta Corral (que está ubicado a 4 horas
caminando desde Tilcara y ahí que ir con gente que conozca el camino).
Concretamente consistió en el
agradecimiento a la Pachamama o “Madre Tierra”, deidad generosa que todo
lo da y todo lo produce, para pedir prosperidad en la producción y toda
actividad del campo.
En Semana Santa miles de peregrinos de
toda la provincia, devotos de la virgen de Copacabana del Abra de Punta
Corral, renuevan su fe con la “Mamita del Cerro”, imagen a la que acuden
los fieles desde que hizo su aparición en 1835.
La imagen de la virgen (a la que los jugadores de la selección
nacional de fútbol dirigida por Carlos Salvador Bilardo prometieron
volver si ganaban el título mundial del ‘86) desciende todos los años en
el miércoles Santo a Tilcara, acompañada por el armónico sonido de los
sikuris.
Esta vinculación del homenaje a la Pachamama en el mítico cerro de la Cruza frente al santuario del Abra de Punta Corral, no es casualidad, los sentimientos se dimensionan y son una carga importante en lo emotivo y en la fe para los asistentes.
“Es un sentimiento cargado de agradecimiento a la ‘Madre Tierra’, de la cual todos los años obtenemos sus frutos para nuestra subsistencia”, dijo a Télam el director de Turismo de Tilcara, Ramón Serapio, al referirse a la ceremonia en el Abra de Punta Corral, a 3.860 metros de altura, un lugar dominando por hileras de cerros, e inhóspito en invierno por el clima frío y ventoso.
A estas actividades, se suman algunos turistas que visitan Tilcara en esta época, atraídos por las festividades y tradiciones de los pueblos de la Quebrada y se animan a acompañar al grupo que parte hacia el cerro.
“El año pasado nos acompañaron turistas de Texas, Estados Unidos, y también tres franceses”, comentó Serapio.
La ceremonia a la Pachamama comenzó a la medianoche, como acostumbraba la gente tradicionalmente.
Al respecto, Beatriz Cabana, profesora de filosofía y referente en el campo de las tradiciones andinas, consideró que el ritual de la Pachamama “es una actitud de respeto hacia la madre nutricia, sustentadora de la vida”, y afirmó que “el agradecimiento a la Pacha coexiste con la fe religiosa, son dos formas que se respetan, son reductos claros de religiosidad pachamamica y católica”.
La ceremonia de la Pachamama se inició exactamente a la hora 0, luego de pedir permiso para la apertura de su boca y poder corpacharla: ofrendar alimentos que fueron preparados en el mismo santuario en los que no falta la chica y las hojas de coca, para luego dar lugar a un momento de reflexión y de agradecimiento.
Los pedidos pasan por una mejor cosecha y ganado, pero también se pide por el amparo y bendiciones.
Para la ocasión un cordero fue sacrificado y entregado a la tierra como ofrenda de la gente del lugar. La ceremonia se completa con una sahumeriada y luminaria.
La banda de sikuris municipal hizo sonar sus instrumentos antes y después del homenaje, no en el momento del acto por la misma energía que trasmite la Madre Tierra y la privacidad que se debe respetar.
Cumplido con esto, los tilcareños emprendieron el regreso a su pueblo satisfechos y fortalecidos en su fe.
Fuente: Pressenza
Esta vinculación del homenaje a la Pachamama en el mítico cerro de la Cruza frente al santuario del Abra de Punta Corral, no es casualidad, los sentimientos se dimensionan y son una carga importante en lo emotivo y en la fe para los asistentes.
“Es un sentimiento cargado de agradecimiento a la ‘Madre Tierra’, de la cual todos los años obtenemos sus frutos para nuestra subsistencia”, dijo a Télam el director de Turismo de Tilcara, Ramón Serapio, al referirse a la ceremonia en el Abra de Punta Corral, a 3.860 metros de altura, un lugar dominando por hileras de cerros, e inhóspito en invierno por el clima frío y ventoso.
A estas actividades, se suman algunos turistas que visitan Tilcara en esta época, atraídos por las festividades y tradiciones de los pueblos de la Quebrada y se animan a acompañar al grupo que parte hacia el cerro.
“El año pasado nos acompañaron turistas de Texas, Estados Unidos, y también tres franceses”, comentó Serapio.
La ceremonia a la Pachamama comenzó a la medianoche, como acostumbraba la gente tradicionalmente.
Al respecto, Beatriz Cabana, profesora de filosofía y referente en el campo de las tradiciones andinas, consideró que el ritual de la Pachamama “es una actitud de respeto hacia la madre nutricia, sustentadora de la vida”, y afirmó que “el agradecimiento a la Pacha coexiste con la fe religiosa, son dos formas que se respetan, son reductos claros de religiosidad pachamamica y católica”.
La ceremonia de la Pachamama se inició exactamente a la hora 0, luego de pedir permiso para la apertura de su boca y poder corpacharla: ofrendar alimentos que fueron preparados en el mismo santuario en los que no falta la chica y las hojas de coca, para luego dar lugar a un momento de reflexión y de agradecimiento.
Los pedidos pasan por una mejor cosecha y ganado, pero también se pide por el amparo y bendiciones.
Para la ocasión un cordero fue sacrificado y entregado a la tierra como ofrenda de la gente del lugar. La ceremonia se completa con una sahumeriada y luminaria.
La banda de sikuris municipal hizo sonar sus instrumentos antes y después del homenaje, no en el momento del acto por la misma energía que trasmite la Madre Tierra y la privacidad que se debe respetar.
Cumplido con esto, los tilcareños emprendieron el regreso a su pueblo satisfechos y fortalecidos en su fe.
Fuente: Pressenza
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