11 de julio de 2009, 11:37 Roma(PL). El minuto de silencio guardado por los líderes mundiales en memoria de las víctimas del terremoto, que el pasado 6 de abril devastó a la ciudad italiana de L'Aquila, quedará como la imagen de la Cumbre del G-8, reseñan hoy algunos medios de prensa europeos.
Después de tres días de sesiones de trabajo, los jefes de las delegaciones participantes en la cita se congregaron este viernes en la plaza de armas del cuartel de la Guardia de Finanzas de L'Aquila para rendir tributo a los muertos, como parte de la ceremonia de clausura de la Cumbre.
L'Aquila, aún en ruinas, no sólo recibió el respeto, la solidaridad y el afecto de los grandes, sino también compromisos de ayuda financiera, que se extendieron a los países pobres y en particular al continente africano.
Los acuerdos para invertir más dinero en programas internacionales contra el hambre, subieron esta vez de 15 a 20 mil millones de dólares en los próximos tres años, promesa expuesta en la declaración sobre seguridad alimentaria aprobada en el último día de la Cumbre.
Oliver Buston, director europeo de la organización no gubernamental británica One, al referirse al nuevo ofrecimiento y aludiendo a la posibilidad de reciclar dinero ya comprometido, expresó que el G-8 debe demostrar que es capital nuevo.
En la víspera de la Cumbre, la directora general de Intermon Oxfam, Arianne Arpa, aseguró que realmente fueron mil millones de dólares y no 12 mil millones los que el G-8 gastó este año en ayuda al desarrollo, según informaron los más ricos del mundo.
A esto se suma el recordatorio de la FAO, recogido en el último párrafo de un comunicado, donde se expresa que sólo se recaudó una cuarta parte de los seis mil 400millones de euros previstos en donaciones para 2009.
También fue aprobada una declaración sobre el agua, en la que se afirma la voluntad entre los países africanos y los del G-8 para extender el acceso al líquido y la higiene pública, basada sobre los principios de la responsabilidad compartida.
La cita de las potencias más industrializadas del mundo estuvo marcada también por los compromisos sobre la crisis económica y el cambio climático. Sobre este último aspecto se acordó reducir en dos grados centígrados el calentamiento global; pero no hubo consenso en la disminución de los gases con efecto invernadero.
Fuente: Prensa Latina.
sábado, 11 de julio de 2009
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