por Anna Polo
Por razones éticas de oposición a la guerra, y luego de haberlo
discutido con los empleados, la empresa Morellato de Pisa, Italia, ha
rechazado un pedido de la WASS (Whitehead Alenia Sistemi Subacquei),
que forma parte del grupo Finmeccanica y que produce torpedos para las
Marinas de distintos países. Hablamos con el dueño de la empresa,
Valerio Morellato.
Pressenza, Milano. ¿Cuáles han sido las razones éticas que le han llevado a rechazar el encargo militar hecho a su empresa?
Mis razones surgen del rechazo visceral a la guerra y a todo lo que
está relacionado con ella: no es justo, sobre todo en un momento de
crisis económica como éste, en el que se debería invertir en tantas
otras cosas, despilfarrar energía y dinero en algo destinado a destruir y
asesinar.
¿Nos podría describir el proceso de discusión y consultación de los empleados que ratificó esta decisión?
Nuestra empresa se ocupa de termotécnica, climatización, ahorro
energético e instalaciones de energía renovable. Una colega se dio
cuenta de qué tipo de empresa nos había hecho el encargo y mandó un mail
a todos, explicando que no estaba de acuerdo con poner nuestra
profesionalidad y capacidad al servicio de una industria bélica. La
discusión continuó por mail hasta que hubo una primera reunión con
cuatro personas sensibiles al tema y cuya determinación jugó un papel
importante. Luego de hablar con otros compañeros decidimos presentar la
cuestión al Distrito para la Economía Solidaria de Pisa, del que
formamos parte, describiendo la situación y el contraste entre el
rechazo a la guerra y la crisis laboral que nos ha llevado al paro
técnico. De inmediato recibimos una respuesta reconfortante de
solidaridad y sostén. La discusión dentro de la empresa continuó hasta
que finalmente tomamos la decision de rechazar el encargo, que hicimos
presente tanto al cliente como al Distrito. Este promovió la noticia
entre los grupos de compras solidarias y las asociaciones pacifistas. La
información llegó tambien a privados ligados al mundo de la finanza
ética. De allí en más hemos recibido pedidos de presupuesto para la
instalación de una caldera o de una planta solar... Más allá de como
resulten las cosas, hemos vivido estos gestos como una forma de sostén y
de aprecio.
¿En su opinión, ¿qué se podría hacer para que otras empresas sigan el ejemplo?
Es esencial hacer correr la voz entre los que comparten esta
sensibilidad, superando una cierta forma de pudor y el temor a parecer
demasiado autocomplacientes. Existen seguramente otras empresas, que tal
vez operan en otros campos, y que han tomado decisiones éticas
similares. Hay que difundir estas cosas, darles visibilidad.
sábado, 21 de julio de 2012
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