martes, 8 de febrero de 2011
OPOSICIÓN, FISCALES Y CONFLICTO DE INTERESES.
Mariano Quiroga
La tensa calma llega hasta las orillas del Nilo. Tras un fin de semana marcado por los encuentros y las negociaciones, empieza a despejarse el panorama. Ya no seguimos los acontecimientos en vertiginoso tiempo real, si no que este es el momento para poder reflexionar y analizar de dónde es que viene y hacia dónde va Egipto.
Pressenza, El Cairo. Las personalidades sustituyen a las multitudes que persisten en manifestarse en la Plaza Tharir, pero que ya no son tan numerosos. Los bancos han vuelto a abrir, los funcionarios públicos han vuelto a su trabajo, el tráfico en los aledaños de la Plaza se ha abierto.
El gobierno quiere imprimir una imagen de que los problemas han quedado atras, que las reformas llevadas adelante satisfacen a la población, pero eso no es así. Tanto los Hermanos Musulmanes, como el resto de los participantes del Comité de la Oposición, no están satisfechos de los cambios insustanciales, que en ningún caso prometen la partida antes de septiembre de Hosni Mubarak del sillón presidencial.
Un escándalo había quedado silenciado durante las jornadas de alta tensión en El Cairo, Alejandría y el resto de ciudades. El enviado diplomático de los Estados Unidos negoció con Mubarak para que se quede, contradiciendo los mensajes ofrecidos por Hillary Clinton y Barak Obama. En realidad se trata de un asesor privado y no de un diplomático de la Casa Blanca. Su nombre es Frank Wismer y el gobierno estadounidense le pidió ayuda en calidad de especialista en Medio Oriente y en Egipto en concreto. Tan especialista resultó que trabaja para la compañía de litigios Patton Boggs, que casualmente tiene a Hosni Mubarak en su cartera de clientes, provocando un conflicto de intereses de dimensiones. La Casa Blanca envía a Frank Wismer para convencer al presidente egipcio de que abandone su cargo, pero éste como asesor de Mubarak le recomienda quedarse en el poder hasta septiembre. Un sinsentido grotesco que muestra dos cosas: por un lado el despropósito de los dichos del gobierno estadounidense que hasta hace pocas semanas era aliado y defensor a ultranza del dictador egipcio, siendo el segundo país del mundo en recibir ayudas y financiamiento de los Estados Unidos, luego de Israel, como denunciara Noam Chomsky estos últimos días en Democracy Now! Y por otro que la sangría provocada por el gobierno de George Bush, desmantelando el estado y terciarizando todas las funciones públicas, deja a la diplomacia norteamericana en una situación de debilidad evidente, donde las empresas velan por sus intereses privados antes que cumplir las funciones que les son encomendadas por el gobierno.
La buena noticia llega por el lado de la justicia. El domingo ha sido llamado a declarar frente a fiscales militares el ex ministro del Interior Habib el Adli, que enfrentaría cargos por causar una ruptura en el orden del país, siendo investigadas sus órdenes durante las primeras manifestaciones anti-Mubarak, donde favoreció los saqueos, permitió la utilización de balas de plomo por parte de la policía y liberó a centenas de prisioneros de las cárceles.
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