QUE VERGÜENZA
La verdad que, si hoy, después de 30 años, todos aquellos que no están, observaran lo que sucede con la sociedad y sus asesinos, les daría mucha vergüenza.
El juicio que juzga a Rafael Molina, representa el dolor, la impotencia, la fuerza, la entereza de los testigos...a los que hay que no solo admirar, sino agradecer que después de tantos años hayan podido contar lo que vivieron y a quienes vieron, solo ellos pueden saber lo que pasaba allí y solo ellos pueden recordar a quienes vieron allí. Por eso necesitan de la sociedad un respeto de por vida, un respeto que no se debiera discutir, que quizás solo con el silencio también se respeta.
La querella en los alegatos explicó la vida, el tiempo, la soledad, la tortura, la decencia y el respeto de aquellos que hoy no están y de aquellos que vivieron el horror. La sociedad debe saber quien es Molina, la sociedad debe condenarlo, la sociedad debe respetar a los testigos...y la vergüenza que sentimos como sociedad es que mientras se leían los alegatos, solo en la primera fila estaban las tres testigos principales de este juicio. No estaba la sociedad, si los que sienten admiración por ellos, pero no todos aquellos que hablan de los DDHH, no todos aquellos que alzan banderas sin saber que son, era este el momento en el que hay que acompañar a los testigos, no otro, porque el dolor de volver a contar todo era este, era este el momento en que ellos necesitaban nuestra contención. Con mucho dolor y quizás un poco, solo un poco de respeto, ningún pañuelo blanco, que contradictorio, no? A las madres que muchos respetan no estaban, acá en primera fila también había madres que necesitaban que las acompañen. Que dolor. Parece que ni nosotros mismos aprendemos.
El Colegio de Abogados también leyó su querella, que podemos esperar, si hace 30 años no reclamaron a sus colegas desaparecidos, si nunca presentaron nada para saber donde estaban sus colegas, si todavía cuidan al juez de la dictadura. En este juicio se conoció la relación del juez con esa dictadura, es un cómplice mas, por lo menos el colegio debía actuar dejándolo sin su cargo. Pero seamos mas realistas, no le hicieron en su momento, no lo hacen ahora y encima en los alegatos ni siquiera hablaron de los desaparecidos Centeno y Candeloro, como desaparecidos colegas.
Vemos que los años llegan y que hay muchos que todavía no se dan cuenta donde esta el verdadero enemigo.
Maria Lorena Candeloro
lunes, 7 de junio de 2010
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