sábado, 7 de noviembre de 2009

Perú, menos dinero para Defensa.


por Carlos Cornejo.

El Gobierno peruano ha enviado cuatro delegacio- nes ministeria- les a varios países sudamericanos para poner en práctica una propuesta que hiciera el presidente de Perú, Alan García, en la última reunión de la Unión Sudamericana de Naciones: promover un compromiso de no agresión, a fin de limitar la ingente compra de armamentos en un continente que busca erradicar la pobreza.

Pressenza, Lima. El gesto del presidente del Perú Alan García de proponerle al resto de Sudamérica reducir el gasto en Defensa y en la compra de armamentos puede ser entendido, quizás, de dos maneras.
Como el intento real, esmerado y consciente de querer enfocar el problema del gasto militar en una de las regiones con mayor índice de pobreza o como un gesto para la platea. El Gobierno del Perú le ha planteado a sus pares de la región dicha posibilidad. A continuación veamos si es posible estar más cerca de un acuerdo o más cerca, de un mohín.
El compromiso que plantea el Perú, y que forma parte del “Protocolo para la Paz, Seguridad y Cooperación” es reducir un 3% en gasto de defensa, y un 15% en armamento en los próximos cinco años.
Detrás de la propuesta peruana pueden haber diversas motivaciones, desde el estupor que puede generar, en cualquiera, las cifras totales en inversión de armas hasta un irresuelto problema limítrofe con Chile. También puede haber mucha ingenuidad.

Las cifras de la verguenza
Venezuela ha llegado a un acuerdo con Rusia para iniciar un proceso de modernización de su aparato militar, por un total de 120 millones de dólares. Incluye la adquisición de helicópteros de transporte y de ataque, la compra de 100 mil fusiles de asalto y de 20 aviones de entrenamiento avanzado Super Tucano de Brasil. En el carrito de compras también han sido incluidos 12 aviones de transporte, patrulleras navales y corbetas de origen español.
Chile tiene un presupuesto para Defensa cercano al 4,2% del PIB. Adquiere y renueva armas bajo la hipótesis militar del conflicto simultáneo con sus tres vecinos: Perú, Bolivia y Argentina. El ingreso por el canon de la explotación cuprífera le asigna a la milicia mapocha el 10% de lo producido por esas exportaciones a un fondo especial de las FF.AA. Así mismo vende su material bélico no renovable a Ecuador, quien en los años 90 mantuvo enfrentamientos bélicos con Perú, y a Colombia.
Mientras tanto, Brasil moderniza con tecnología israelí 46 aviones de combate F-5E de fabricación estadounidense. Está abocado a potenciar su presencia en el mercado internacional y regional de armamentos así como el nivel de desarrollo de su industria militar.
Perú firmó un acuerdo de cooperación con Rusia para modernizar material aéreo, con un crédito ruso de 200 millones de dólares. Tiene también un acuerdo con Francia para actualizar los aviones de combate Mirage 2000 adquiridos en los años 80. Lima adquirió además dos fragatas de la Marina Italiana y la decisión política y diplomática de desconocer la demarcación marítima establecida con Chile a comienzos del siglo pasado.
Argentina tiene un presupuesto para Defensa del 1,1% del PBI. No hay datos en torno a que el país se haya llevado adelante importantes programas de reequipamiento.
No es pues un problema centrado en Venezuela y su siempre relación inamistosa con Colombia, principal socio de Estados Unidos en la región. El armamentismo es un problema en la región que en los próximos años significará el manejo de ingentes cantidades de dólares para renovar los equipos y adecuarse a las nuevas necesidades que dichos equipo impongan.

El problema con Chile
Hay detrás del planteamiento del gobierno del Presidente Alan García la preparación de un escenario que la diplomacia peruana y sus Fuerzas Armadas ven como probable en el mediano plazo: el desconocimiento por parte de Chile de la sentencia de la Corte Internacional de La Haya en torno al diferendo de límites marítimos que sostiene Lima con Santiago. Si la sentencia se decanta de lado peruano Chile perdería una importante y rica porción de mar que hoy considera su mar territorial y sus Fuerzas Armadas podrían responder militarmente a lo que considerarían una usurpación.
Es para la mayoría de analistas un escenario poco probable, la institucionalidad de la democracia Chilena, en principio, inhibiría cualquier arrebato de ese tipo, sin embargo la ingente compra de armas, los proceso de poca transparencia con respecto al material bélico entre ambos países, los frustrados procesos de acercamiento entre Defensa y Relaciones Exteriores denominados dos más dos, han generado enorme desconfianza en unas relaciones que en lo comercial evidencian una envidiable y saludable relación pero que en lo militar y diplomático enfrentan uno de sus momentos más bajos desde que el Perú acudió a La Haya para resolver el problema limítrofe, gesto calificado por Chile como lamentable.

Conclusiones
La mayoría de los gobiernos ha saludado la posición peruana señalando su compromiso de analizar el tema para tratarlo en la próxima cumbre de UNASUR.
Argentina ya recibió a la delegación peruana con buen ánimo. Ecuador y Bolivia han manifestado su decisión de apoyar el Protocolo propuesto por el Perú. Incluso Chile, que en un inicio calificó la propuesta de descabellada al hablarse de un “Pacto de no Agresión” mientras que ahora se habla de Protocolo, -Un tema de semántica- dijo Santiago, pero que podría marcar la diferencia de lo que parece casi una imposible misión y que podría quedarse tan solo en gestos para la platea.
Una América Latina priorizando la lucha contra la pobreza y la desnutrición por encima del derroche en pertrechos para los soldados sería un espaldarazo sin precedentes para el fortalecimiento de UNASUR. Las apuestas están en contra.

Fuente: Radio Nederland.

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